De la evolución del lenguaje y de las especies

La ciencia es una sola. Los estudios sobre la evolución del lenguaje de Wilhelm von Humboldt fueron cardinales para la propuesta de Charles Darwin

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Alexander (1769-1859) fue el más joven de los dos hermanos Von Humboldt. Naturalista y trotamundos, fue famoso por catalogar los sistemas biológicos y geológicos de las Américas. Desde niño tuvo afición por coleccionar piedras, insectos y plantas, y obsesión por documentar todo lo que observaba. Se cree que Alexander escribía cinco o seis cartas diarias, las que enviaba a sus colegas en diferentes latitudes, por lo que puede considerárselo el primer gran “twitero” del orbe.

A Wilhelm von Humboldt (1767-1835), el mayor de los dos hermanos, se lo aprecia más como un hombre de “letras” que de “ciencias”, juicio inexacto ya que también fue naturalista y coleccionista, pero de otra esencia pues su vocación fue estudiar la naturaleza humana y coleccionar palabras.

Además de filósofo, político, escritor y educador, Wilhelm fue un filólogo apasionado que estudió las lenguas en relación con la dispersión de los grupos humanos y el papel que tenían las palabras en la construcción de la cultura y el pensamiento abstracto.

Él mismo expresó: “El misterio y la coherencia intrínseca que tienen todas las lenguas me intriga, y, cada vez que estudio un nuevo idioma, se revela ante mí la manera de pensar y de sentir de los pueblos, algo que ejerce en mí gran placer y fascinación”.

Habla infantil. Wilhelm y Alexander fueron educados de manera similar y compartieron maestros y amigos, como Goethe (1749-1832) y Schiller (1759-1805), dos de los intelectuales más importantes del siglo XVIII y principios del XIX.

Wilhelm no viajó tanto como Alexander, pero conoció varios países y vivió en ellos. Sin embargo, al contrario de su hermano menor, Wilhelm fue un hombre de familia y se casó muy joven con Caroline von Dacheröden, mujer culta que gustaba de departir con intelectuales y artistas.

El matrimonio de Wilhelm y Caroline fue sui generis : mientras Wilhelm trabajaba en Prusia, Caroline vivía en España, Francia, Austria o Italia. A pesar de esto, tuvieron ocho hijos, por lo que se presume (con razón) que Wilhelm habría viajado más de una vez para visitar a su esposa... Finalmente, el matrimonio se estableció en el palacio de Tegel, que aún puede visitarse en las afueras de Berlín.

Aunque lo anterior parece trivial, no lo es. Una familia grande ata a los hombres a la tierra, y de allí nació una diferencia importante con Alexander. Para un aventurero como Alexander, una familia hubiera sido un estorbo ya que una excursión de Europa a América en ese tiempo tomaba varios años y el regreso era incierto.

Por otro lado, para un lingüista como Wilhelm, tener hijos fue importante pues de este modo pudo observar cómo los niños aprendían a hablar, y cómo el juicio y el pensamiento abstracto evolucionaban en ellos con cada nueva palabra y con cada frase.

Así, mientras que, para Alexander, el principal laboratorio fue el mundo, para Wilhelm lo fue en gran medida su casa, tal y como lo sugieren sus trabajos sobre el proceso de aprendizaje y evolución del lenguaje.

Relaciones entre idiomas. De todos los estudios que Wilhelm hizo, el más sobresaliente abordó la evolución y la dispersión del lenguaje, y lo plasmó principalmente en el tratado Acerca de la diversidad y la estructura del lenguaje y su influencia en el desarrollo mental de la humanidad . Tristemente, Wilhelm no vivió para ver todos los frutos de sus investigaciones, y esa obra se publicó de forma póstuma.

Wilhelm von Humboldt demostró que, a pesar de la distancia y la diversidad de los grupos humanos, las lenguas de ciertas regiones estaban relacionadas entre sí y que podían agruparse en clases, familias y géneros, cuyo origen común podía trazarse a partir de estructuras lingüísticas particulares.

Por medio del método fonético comparativo y de la declinación de las palabras, Wilhelm estableció relaciones entre la multiplicidad de los vocablos, y entendió cómo personas de diferentes latitudes resolvían los mismos conceptos usando palabras ligeramente diferentes. Así, dedujo que tenían un origen común, tal y como él mismo lo expresó en 1812:

“Reuniendo metódicamente todas las lenguas conocidas se podría formar [...] un sistema de lenguaje general, no desde el punto de vista filosófico, sino desde el punto de vista histórico [']. Todas las lenguas que se asemejan ['] pueden ordenarse en conjuntos, y, descendiendo desde los primeros capítulos a los últimos, formar una idea completa de sus particularidades distintivas [...]. Así se llegarían a establecer ['] clases naturales de lenguas, tal y como lo hacen los naturalistas, aunque, por supuesto, no debe seguirse un camino idéntico debido a que su esencia es distinta”.

Cincuenta años antes de que Charles Darwin investigase la derivación de los animales en las islas Galápagos, Wilhelm ya había estudiado la derivación de las palabras y la dispersión de las lenguas en las sociedades insulares del Pacífico, desde la polinesia hasta Madagascar. Por eso no es de extrañar que la propuesta de Darwin de 1859, sobre la evolución de las especies, fuese bien acogida entre los intelectuales de la época.

Científico universal. Darwin no solo se apoyó en los estudios sobre los animales y las plantas hechos por Alexander von Humboldt, sino también en las investigaciones lingüísticas de August Schleicher (1821-1868), quien a su vez se había basado en las propuestas de Wilhelm, tal y como el mismo Darwin lo deja ver en su magna obra El origen de las especies :

“Merece la pena ilustrar este punto de vista de la clasificación [de las especies] tomando como ejemplo a las lenguas: ['] podría ser que una antigua lengua se hubiese alterado un poco, originado así un número reducido de lenguas, mientras que otras –debido a su extensión y aislamiento posterior y a los estados de civilización de las varias razas, originadas en un grupo humano común– se hubiesen alterado mucho, y originado muchas lenguas y dialectos nuevos. El grado de diferencia entre las lenguas ['] sería genealógico y estrictamente natural porque, juntas, todas las lenguas, extintas y modernas, podrían, por afinidad estrecha, demostrar su filiación y su origen”.

Aquello fue lo que Wilhelm von Humboldt precisamente había descubierto. Para Darwin, todos los seres vivos habían derivado y evolucionado a partir de un ancestro común; de manera similar, para Wilhelm, el lenguaje había tenido también un origen común: la música. Esa idea no es tan descabellada si se toma en cuenta que los orígenes de la música (y del pensamiento abstracto) se pueden trazar unos 40.000 años atrás, con el descubrimiento de flautas en ciertas regiones de Eurasia.

Friedrich Wilhelm Christian Karl Ferdinand von Humboldt fue un científico universal que logró cimentar las bases del método comparativo y de las mutaciones de las palabras. Todos los lingüistas emplearían después este sistema, y los evolucionistas lo adoptarían para ilustrar la diversificación de las especies y descifrar el código genético.

De ese modo, y siguiendo el método de sustitución de palabras (aquí, en cursivas y entre paréntesis), la misma idea puede reescribirse en una célebre frase de Wilhelm, pero en otro contexto:

“Las lenguas [especies] no deben considerarse simples agregados de palabras [individuos]. Cada lengua [especie] constituye un sistema en el que las palabras [los individuos] están ligadas por ideas [parentesco]. El propósito de los investigadores del lenguaje [de la vida] es descubrir la ‘llave’ que abre ese sistema”.

El autor es microbiólogo, investigador de la UNA y UCR y Catedrático Humboldt del 2012.