Dar esperanza entre pasos de breakdance

Entre giros, saltos y muchos malabares para conseguir recursos , el bailarín Bryan Fonseca ha logrado hacer de la danza urbana un aliciente para jóvenes de comunidades en riesgo

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Más allá de un maestro que les enseña cómo girar de cabeza al ritmo del breakdance o cómo saltar con sus manos, el bailarín Bryan Fonseca es para 25 jóvenes de comunidades en riesgo un papá... un amigo de esos que el corazón se rehuúa a dejar ir.

Su cariño, y más importante aún, su confianza, se lo ha ganado con creces desde diferentes campos: tanto como maestro de danza urbana, bailarín y como gestor de espacios para la difusión de esta práctica en el país.

Actualmente, este vecino de Alajuelita, que dio sus primeros pasos en la calle como él dice, lidera varios proyectos, entre ellos, la compañía Fusion Crew N.G., que cada semana reúne a 15 jóvenes en el mercado Central, para la práctica del baile urbano.

Este joven de 30 años, que ha trabajado con coreógrafos como Miguel Bolaños y Humberto Canessa, y que ha asistido a importantes competencias fuera del país, como la Batalla Final en Brasil y el Festival Brouhaha en Inglaterra, también imparte clases en el salón comunal de la ciudadela Rositer Carballo, en La Uruca, y en el parque La Libertad, en Desamparados.

En total, son 50 sus pupilos, muchachos con edades entre los 8 y 30 años, que viven en zonas como Alajuelita, Pavas, Cot de Cartago, e incluso Guatuso de Alajuela.

Él hace todo por ellos: gestiona los permisos para que les presten espacios para ensayar; mezcla la música con la que sus muchachos bailan; busca competencias para que el grupo muestre su talento y hasta hace milagros para que todos –aún los que no tienen dinero– puedan tener camisetas iguales para las competencias.

El cuidado que Fonseca tiene con sus muchachos se prolonga más allá de la pista de baile.

Él también está pendiente de sus problemas personales, los aconseja, les da dinero para los pasajes del autobús, e incluso, si sabe que en la casa de uno de sus muchachos no hay comida, rápido logra que todos los compañeros den un aporte y envía un diario para la familia en problemas.

A cambio de toda esta entrega, él solo les pide que sean constantes, para que conquisten sus metas; humildes, para que sean capaces de aprender de otras personas; comprometidos, para que aprendan a trabajar en equipo; puntuales, para que cultiven la responsabilidad, y leales para que siempre se mantengan unidos.

“La lealtad lo es todo para mí. Mucha gente viene al grupo, aprende y se va. Luego usa lo que aprendió en nuestra contra y eso es algo muy pandillero. Yo quiero sacar ese estereotipo del breakdance ”.

El artista añadió: “Yo no veo esto como un grupo de breakdance , sino como una segunda familia, y como tal yo la defiendo y la cuido”.

Los frutos de esta amorosa gestión ya se han comenzado a cosechar: integrantes como Jeffry Chamorro y Joselyn Quirós se quedaron con los primeros lugares en las batallas del Festival Abierto de Danza Urbana.

Amor. Ante tanto desprendimiento, los integrantes de sus diferentes proyectos sienten una enorme gratitud y un profundo respeto hacia él.

“De Bryan he aprendido muchas cosas. Una de las más importantes es ayudar sin esperar; cuando él sabe que uno de nosotros tiene un problema, él se preocupa y nos da la mano inmediatamente. Aunque no tenga los medios para hacerlo, siempre se las arregla para encontrar a alguien que sí puede hacerlo”, contó emocionado Chamorro.

Greivin Calvo, o el b-boy Dmonn, añadió: “Yo tenía un año de bailar cuando mi grupo se deshizo. Cuando eso sucedió, él me invitó con su crew ; si no hubiera sido por Bryan, yo no sé que estaría haciendo, porque antes yo comenzaba proyectos y los dejaba tirados. Él me enseñó a ser perseverante... es un ejemplo para mí”.

Aunque hasta el día de hoy Fonseca tiene una buena cantidad de trabajo, él dice que aún hay muchos proyectos más que le gustaría emprender.

Entre sus planes figura abrir un grupo de breakdance para personas con discapacidad, y mostrarle al mundo que en Costa Rica hay buena danza urbana.

“Mi sueño es poder llevar a mi grupo a una competencia internacional; no quiero ser solo yo el que tenga la experiencia e ilusión de salir del país, quiero que mis muchachos puedan vivir lo mismo que yo vivo desde hace seis años ya”, concluyó.