Cuando algún dirigente me comentaba sobre estos temas (los resultados de las investigaciones sobre el financiamiento partidario), sorprendido, me decía ‘siempre se ha hecho así’.
Y lo que no se tenía conciencia es que el Código Electoral fue diseñado para que las cosas no siguieran siendo así.
Entonces, yo lo que creo es que, ante este conjunto de informes y de pronunciamientos técnicos que se han ido dando, se ha generado una gran preocupación de parte de los partidos políticos y yo apuntaba al menos dos amenazas: la tentación de colocar al Tribunal Supremo de Elecciones en el banquillo de los acusados.
Debemos cuidarnos de no matar al mensajero porque nos trae malos mensajes, cuando en realidad lo que todos los costarricenses esperamos es una sana y madura actitud de autocrítica por parte de los partidos políticos porque, de lo que se trata, es que este tipo de situaciones no se vuelvan a repetir.
Deberíamos concentrarnos en esa autoevaluación partidaria, fomentar un ambiente de mayor control en las estructuras partidarias.
Una segunda amenaza es el hecho de que algunos puedan estar pensando en una reforma electoral de segunda generación de carácter involucionista.