Crítica de música: Talento infantil

Precoz. La pianista era una niña de nueve años

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El auditorio estaba repleto, con mucho público de pie, para la función josefina del tercer concierto de la actual temporada de la Orquesta Sinfónica Municipal de Cartago (OSMC), dirigida por su titular, Iván Arguedas.

Sin duda, el atractivo mayor para los asistentes al concierto, realizado el sábado 17 en el Teatro de Bellas Artes de la Universidad de Costa Rica, era la presentación de la niña Cynthia Soto que, con apenas nueve años de edad, actuaba como solista en el Concierto N° 8, en do mayor, para piano y orquesta, KV 246, de Wolfgang Amadeus Mozart (1756-1791).

La pieza data de 1776, cuando el compositor tenía 20 años, y le fue encargada por la condesa Antonia von Lutzow, por lo que también se la conoce con ese apelativo.

Pese a su corta edad, la pianista Cynthia Soto ha hecho varias presentaciones en el país y en concursos en el exterior, pero esta era la primera vez que la niña tocaba un concierto completo acompañada de una orquesta.

Era enternecedor ver a la solista medio sentada al borde del banquillo para que la punta del pie derecho con costo alcanzara el pedal. Sin embargo, la pulsación pareja y la sonoridad clara obtenidas en el piano por la pequeña desmintieron su aspecto frágil y diminuto.

Arguedas y el conjunto respaldaron a la pianista Cynthia Soto sin problemas y el público aplaudió largo rato a los intérpretes.

El titular de la OSMC se ha preocupado por introducir piezas novedosas en el repertorio del conjunto. En esta oportunidad, el programa incluyó el estreno costarricense de Three Olympians, obra para cuerdas del compositor estadounidense Peter Boyer (n. 1970), y la probable primera audición nacional de la Suite checa, en re mayor, opus 39, del bohemio Antonín Dvorák (1841-1904), escrita en 1879.

La pieza de Boyer, que dio inicio al concierto, fue compuesta en al año 2000 y plasma una impresión musical de tres de los 12 dioses principales de la mitología griega, llamados olímpicos por morar en el Monte Olimpo.

La obra contrasta la escritura enérgica y brillante del movimiento dedicado a Apolo, dios de la razón, la música y la medicina, con los compases líricos y melodiosos del ofrecido a Afrodita, diosa del amor y la belleza, y termina con los ritmos apremiantes y cadencias amenazadoras del segmento consagrado a Ares, dios de la guerra.

No obstante ocasionales problemas de entonación, Arguedas y las secciones de cuerdas brindaron lecturas intensas de los tres retratos mitológicos.

Para finalizar, Iván Arguedas y la OSMC forjaron una interpretación fresca y fluida de la Suite checa de Dvorák, en la que destacó el desempeño puntual de las maderas y los metales.