Crítica de danza: Recogiendo frutos

Intercambio Los nacionales tuvieron buen roce con los bailarines internacionales

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Desde hace cinco años se viene presentando la producción coreográfica del clásico navideño El Cascanueces liderada por Patricia Carreras y María Amalia Pendones, quienes han contado con el apoyo de los maestros María Monákova y Wes Chapman.

Estos coreógrafos han basado la puesta en escena en la versión de V. Vainonen, y en cada edición adecuan las demandas técnicas según las condiciones del elenco que reúne a los mejores estudiantes de más de 20 escuelas de ballet y danza del país.

Llama la atención que en esta oportunidad, los principales papeles femeninos fueron asumidos en su totalidad por bailarinas costarricenses, quienes estuvieron acompañadas por jóvenes provenientes de reconocidas instituciones de Argentina, Uruguay, Brasil y Estados Unidos. Lo que demuestra un avance significativo en las intérpretes nacionales.

También, en varias escenas de grupo de El Cascanueces se nota el acople de los intérpretes, lo que puede ser la consolidación de un cuerpo de baile; ejemplo de lo anterior, son los segmentos de los copos de nieve, las flores y las hadas. Otro detalle interesante es que la mayoría de los bailarines durante esta temporada rotarán los papeles en la obra.

De lo visto en la noche del estreno puedo señalar que en el primer acto destacaron, en los principales personajes, Alejandra López, como Clara; Dimitri Ordansky, en el mago; Andrés Ávila, como Fritz; Aidan Carrasquel, como el arlequín y Alexander Scupari en el moro. Del mismo modo, en esta misma parte se lucieron, Ariel Sanabria al liderar al ejército de ratones y Lucía Passuelo y Orieta Sáenz como las muñecas.

Para el acto segundo, Alejandra López, junto al argentino Emanuel Abruzzo, hicieron el dúo de Clara y el príncipe Cascanueces, con buena sincronía y desenvolvimiento técnico. El uruguayo Ismael Arias acompañó a Kristine Feoli en el hada de azúcar, quien se ve más precisa y aplomada en sus movimientos acoplados a la partitura musical. La reina de las nieves la sumió Johana Castro, y en su ejecución se nota mayor estilización. Por su parte, Mariana Elizondo demuestra madurez y soltura en sus variaciones al recrear a la reina de las flores.

La danza rusa se ganó un buen aplauso por la energética ejecución de Fabio Pérez y Mario Barrantes. Del mismo modo, gozaron reconocimiento Susanne Feoli y Orieta Ortiz al interpretar la danza española. Lucía Baltodano y el brasileño Alex Scapinari se transformaron en chinos y lucieron limpieza técnica en este baile.

En la danza árabe sobresale Natalia Krutko, al lado de Minor Thompson. El trío de las flautas integrado por Karina Odio, Daniela Hernández y Karina Ruiz debe trabajar la sincronía en esta escena de gran complejidad.

De esta versión, en general, los aspectos de la producción se observaron cuidadosamente trabajados, como el vestuario que contó con aportes de Carlos Amador, Milo Junco, María Amalia Pendones y María Monákova. Así como el diseño de luces de Télemaco Martínez, que permitió apreciar con claridad todos los movimientos.

Un público fiel llenó la sala del Teatro Nacional, demostrando que personas de diferentes generaciones disfrutan de este tradicional ballet navideño, que se estará presentando por más funciones.