Crítica de danza: Inquietudes viscerales

Acogida: Más público asistió al encuentro

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La segunda cita del Encuentro de Solos Hecho a mano comenzó con la muestra de trabajos realizados por Verónica Monestel y Daniel Marenco en formato de video-danza, los cuales fueron exhibidos simultáneamente, en diferentes rincones de la galería.

De Monestel pudimos observar las creaciones: Visa 100 once (2000), Lugar y huella (2006) y la trilogía Sujeto del inconsciente (2010), las cuales evidencian la inquietud de esta bailarina y coreógrafa por fijar la danza en el video desde hace una década, observándose la utilización de varias técnicas fílmicas y tratamiento de las imágenes. En todas las grabaciones intervinieron integrantes de la compañía Danza Universitaria.

La participación de Marenco se dio con la proyección de Claro de luna homenaje al agua, en el cual aparece acompañado por Selma Solórzano y Estefanía Madrigal.

Los solos que se presentaron esta noche en Gráfica Génesis fueron ejecutados por Humberto Canessa y por Lucía Rivera.

Canessa retoma la figura del pintor inglés del siglo XX, Francis Bacon, para la motivación de su trabajo titulado Materia breve (obra en construcción) Epílogo para un largo silencio.

En este ensayo coreográfico, el autor pretende reflexionar sobre la vulnerabilidad del cuerpo y una constante en la condición del ser humano, como es la mortalidad. El terrero estético en el que se sitúa Canessa es el de la danza teatro y con esos recursos creó su discurso corporal, cargado de escenas violentas. Fue muy interesante la interacción de las imágenes provenientes de los videos de Verónica Monestel con las acciones de Canessa. También el aprovechamiento del espacio en cada una de sus escenas. En la música de la obra se destacan melodías de Otto Castro, Sigur Ross, Donizzetti y José Alfredo Jiménez, y en el vestuario participaron Erick Cascante y Rolando Trejos.

Lucía Rivera escenificó Cicatrices, un trabajo ya visto en otro teatro y, en esta ocasión, se nota mayor elaboración y síntesis. Este espacio, al tener la característica de permitir una cercanía entre los artistas y el público, le favoreció a Rivera, pues propició un ambiente de intimidad para ambas partes.

Rivera invita a la reflexión al exponer con sus movimientos, muy influenciados por la técnica volando bajo, el punto de vista femenino de una relación de pareja atrapada en un círculo vicioso. La distribución escenográfica también ayudó a delimitar los terrenos en los que la intérprete se relacionó.

Sus trazos corporales se pueden leer como diferentes etapas de una relación o varias relaciones cargadas por una misma enfermedad o adicción, que tienen como consecuencia la violencia de género. La coreógrafa se desenvolvió con limpieza técnica y buena proyección.

Para esta función, los asistentes se desenvolvieron con más fluidez y confianza en el formato de espacio abierto.