El crédito para micro-, pequeña y mediana empresa (mipyme) y los microcréditos crecen con metodologías especializadas al margen de lo que es el Sistema de Banca para el Desarrollo (SBD).
Bancos estatales y privados, financieras y organizaciones participan en los planes mientras el SBD tiene trabas para despegar.
Eso es parte de la oferta de ¢526.000 millones en créditos que identificó un estudio hecho por el Ministerio de Economía en el 2011.
Para poder participar en los microcréditos, los bancos acuden a organizaciones especializadas. Les dan los recursos y ellas se encargan de colocarlos y cobrar las cuotas.
Danilo Montero, director de la organización Acorde, dijo que los préstamos para pequeñas y medianas empresas (pymes) y los microcréditos son dos mundos distintos.
Muchas de las pymes tienen acceso al crédito en canales tradicionales (bancos, financieras, cooperativas y otros), mientras que el microcrédito está dirigido a un sector que, incluso, no está formalizado la mayoría de las veces.
Los bancos no pueden llegar directamente a este último grupo, pues deben cumplir con exigencias de garantías y otros requisitos.
Por eso acuden a organizaciones como Acorde o la Fundación Integral Campesina (Finca), a las cuales les dan los recursos para que los administren y los presten.
El Banco Nacional, por ejemplo, dijo que el programa BN Desarrollo tiene recursos para dar crédito a otras organizaciones que, a su vez, lo prestan.
María Marta Padilla, fundadora y presidenta del Grupo Finca, detalló que tienen tres empresas: Finca, que se dedica a dar capacitación y servicios no financieros; Edesa, que administra los recursos, y las Empresas de Crédito Comunal (ECC).
Una de las líneas de crédito proviene de un convenio con BAC San José y Fundación American Express. Las ECC reciben el dinero, lo prestan y cobran las cuotas, con morosidad de casi cero.