Corazón de ciclista late con fuerza en pecho de Edier

Edier Jiménez, de 19 años, combina las clases en colegio con la rehabilitación

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Todo empezó con una gripe, aunque lo que realmente precisaba era un nuevo corazón.

Edier Jiménez, vecino de Purral de Goicoechea, acudió al Hospital Calderón Guardia, en San José, pensando que sus síntomas eran de resfriado.

Los médicos le diagnosticaron una miocardiopatía grave; es decir, su corazón no estaba trabajando como debía. Por ello, la única solución era el trasplante.

Llegó el día. Él esperó cuatro meses hasta que recibió la llamada de los doctores, quienes le comunicaron que había un corazón para él. Fue el 31 de enero del 2011.

“Antes me avisaron en cuatro ocasiones y, aunque eran compatibles, no estaban sanos”, contó.

Reconoció que la felicidad que sintió se mezcló con los nervios y el miedo a la operación.

Familiares, amigos y profesores lo acompañaron aquel día que marcó un antes y después en su vida.

Antes de pasar por el quirófano, se cansaba mucho al realizar el mínimo esfuerzo.

El donante del corazón, John Mauricio Castro, fue asesinado el 30 de enero, cuando practicaba ciclismo en Linda Vista de la Unión, Cartago. Murió de un balazo en la cabeza, cuando los ahora condenados por el suceso le robaron la bicicleta a él y a sus dos amigos que lo acompañaban.

“Conocí a los familiares de Mauricio y me dijeron que estaban todos felices”, contó el muchacho.

“Les estoy muy agradecido, también al servicio médico del hospital; de no ser por ellos, no estaría aquí”, apuntó el trasplantado.

Una vida normal. Jiménez acude al Cenare dos veces por semana para hacer ejercicios aeróbicos que entrenen su nuevo órgano.

Hasta enero del próximo año tendrá que acudir a estas citas en el Centro Nacional de Rehabilitación (Cenare). Entonces los médicos analizarán si el joven está preparado para afrontar un ritmo de vida normal.

A este josefino le gusta jugar al futbol, aunque en este momento reconoce que no lo practica. Prefiere ir poco a poco y no realizar grandes esfuerzos, tal como le aconsejan los médicos. También debe llevar una dieta saludable.

Entre tanto, este año espera graduarse en el Colegio de Purral de Goicoechea. De ahí saldrá con trabajo, aunque todavía no tiene claro a lo que quiere dedicarse.

Le gusta la cocina, así que no descarta convertirse en chef. De hecho, en cuanto tenga dinero pretende volver a las clases de cocina, a las que asistía antes de ser operado. Y afirma que donaría sus órganos para dar vida a otras personas.