Cantos de sirena

Reconocimiento Una editorial venezolana publicó una antologíadel maestro Joaquín García Monge

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¿Por qué surge ahora este libro, tras años de estar escondido? ¿No se había perdido en las gavetas de algún funcionario distraído?, me pregunté cuando un amigo me habló de su existencia; pero no: gracias al esfuerzo de la Editorial Ayacucho por revitalizar el proyecto de llevar al público la producción de renombrados escritores latinoamericanos, al fin había visto la luz la Obra selecta de Joaquín García Monge.

Dicha publicación se concibió a inicios de la década de 1990, cuando la venezolana Editorial Ayacucho me pidió que me encargase de las obras escogidas de ese autor.

Sin embargo, el libro no se publicó sino hasta el 2005, y su aparición me tomó por sorpresa cuando me enteré de ello posteriormente, en 2007. Ahora estará en venta en la Feria del Libro abierta en la Antigua Aduana, en San José.

Otros estudios. Con franqueza, es bastante sorprendente que aquellos discos grandes que yo había enviado en esos años sin Internet, no se hubiesen deteriorado al cabo de tanto tiempo.

En el intervalo entre la escritura del prólogo y la publicación del libro aparecieron interesantes investigaciones sobre García Monge y la revista que dirigió por cuarenta años, Repertorio Americano, estudios que son al mismo tiempo una manifestación del creciente interés que las revistas literarias suscitan entre los académicos en los últimos años.

Por ejemplo, en Indianidad y negritud en el Repertorio Americano, Yolanda Cruz documenta la presencia de estos candentes temas en la revista. Dicho trabajo, al hacer evidente este interés de la revista, desmiente ciertas afirmaciones descontextualizadas que hablan de ella como una publicación centrada exclusivamente en los valores de los “blancos”.

También tenemos el estudio de María Salvadora Ortiz acerca de la utopía en el Repertorio. Entre otros temas, en América-España en el Repertorio Americano, Cecilia Barrantes de Bermejo aborda la relación que se percibe entre América y España en la revista. Hay también investigaciones sobre la presencia de diversos intelectuales en las páginas de la publicación, como Gabriela Mistral y Octavio Jiménez.

Más recientemente, Mario Oliva profundiza en los escritos de los peruanos José Carlos Mariátegui y Víctor Raúl Haya de la Torre. Por otro lado, el papel de García Monge en la cultura nacional se analiza en la cuidadosa obra de Fernando Herrera Intruso en casa propia.

El prólogo y la antología. El estudio introductor de la recopilación venezolana sitúa la labor de García Monge en los primeros años del siglo XX y lo vincula con otros miembros de su generación, tanto en el plano político como en el literario.

A continuación, el prólogo define dos facetas inseparables de la actividad del pensador: su labor pedagógica y sus empresas editoriales, sustentadas por la confianza en la educación como manera de construir una opinión pública y lograr una actitud antidogmática y abierta. El prólogo también recorre la labor editorial de García Monge, que comprende revistas como Vida y Verdad (aparecida en 1904) y varias publicaciones infantiles, empeño que culmina con Repertorio Americano, publicación a la que se dedica un extenso apartado.

Se analiza también la función atribuida por el escritor a la literatura y su papel en la formación y la expresión del alma y el paisaje nacionales. La antología consta de una sección dedicada a los ensayos, artículos, cartas y discursos; otra, consagrada a las leyendas y escenas campesinas; la tercera recoge su novela más conocida, El Moto; a continuación aparece el libro de cuentos La mala sombra y otros sucesos; finalmente, el libro presenta un glosario, una cronología y una bibliografía del autor.

El personaje. La imagen de un “hombre aparte”, sumergido entre libros y deseoso de vivir oculto entre ellos, pero que, a la vez, posibilitó el encuentro de toda una generación de escritores americanos, preside el estudio inicial.

Reconozco un tono admirativo pero desesperanzado en mi apreciación de la vida y la obra del escritor. En aquel momento, me conmovió profundamente constatar que tampoco García Monge había escapado a lo que en alguna ocasión he llamado “el exilio interno”, la actitud de rechazo y discriminación ante aquellos que se animan a mantener posiciones divergentes y que tantas veces se ha ejercido contra escritores, pensadores y políticos destacados.

En el prólogo me refiero a los diferentes momentos en los que García Monge experimentó la incomprensión y la apatía generalizadas ante las iniciativas culturales y el temor ante las posiciones divergentes. Recuerdo que, sobre todo en sus últimos años, a medida que crecía la estimación que se le tenía en otros países, se mostró cansado y deseoso de buscar refugio en su revista ante la indiferencia local.

Las puertas de su cuarto se abrían a todos los caminos de la mente. La invitación a hablar, a recordar juntos que hacía al visitante, traía el mundo a ese aposento repleto de literatura. Las mismas puertas lo apartaban de lo inmediato, de la reducida sociedad costarricense, de la incomprensión de un mundo estrecho y mezquino.

Releyendo el prólogo y la antología, me percato de que estas páginas cierran un ciclo de mi vida académica abierto hace mucho tiempo: el estudio del pensamiento crítico y político de los ensayistas que objetaban imágenes idílicas de la idea de la nación como una gran familia que convive armónicamente en un espacio cerrado, conocido, pequeño y acogedor.

Ahora son otros mis intereses, aunque permanece intacta en mí la admiración por aquel maestro cuya voz valiente intenté recoger en este libro hace veinte años.

LA AUTORA ES MIEMBRO DE LA ACADEMIA COSTARRICENSE DE LA LENGUA. ESTE ARTÍCULO INCLUYE ASPECTOS DESARROLLADOS EN SU PRÓLOGO AL LIBRO ‘OBRA SELECTA, DE JOAQUÍN GARCÍA MONGE’ (EDICIÓN DE FLORA OVARES. CARACAS: EDITORIAL AYACUCHO, 2005, 272 PP.).