Caminos de cenizas y memorias

Memoria El artista Rafael Ottón Solís presenta una exhibición individual de sus instalaciones

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En 1978, el artista Rafael Ottón Solís realizó su primera instalación dentro del templo de San Vicente Ferrer, en Moravia. Este tipo de actividades –como exposiciones o conciertos– eran organizadas por el Comité Juvenil Deportivo Cultural, un grupo autónomo de jóvenes interesados en promover actividades recreativas en aquel cantón. Solís presentó entonces una obra titulada Al norte con Nicaragua, conformada con diversos elementos, como un muñeco de juguete, una silla y una mesa quemadas, sobre un bastidor cubierto de arena.

Ese tríptico, expuesto de manera individual, motivó la concesión a Solís del premio otorgado por la Fábrica Nacional de Cemento, en el VII Salón Anual de Artes Plásticas del Museo Nacional, organizado por el Museo de Arte Costarricense en diciembre del mismo año.

Precisamente con una fotografía de esa obra comienza la exhibición Umbral de fuego, muestra individual de Rafael Ottón Solís que se ofrece en las cuatro salas del Museo de Arte y Diseño Contemporáneo, en San José, hasta el 7 de abril.

La exhibición cumple un lema de Solís: “Hacer y deshacer. Volver a ser. La Historia”. Esta exposición recopila un porcentaje importante de su obra, principalmente instalaciones.

Diferentes materiales encontrados –como madera, piedras y ladrillos– han dado forma a las obras de Solís durante toda su trayectoria artística. Para él, generar una obra o conceptualizar una instalación parten de la misma idea que tenía cuando, siendo niño, jugaba con trozos de madera: construir.

Como un referente importante para Solís, cabe mencionar el arte povera (arte pobre), tendencia artística aparecida en Italia a fines del decenio de 1960. El arte povera se basa en la utilización de materiales pobres y procura un alejamiento de la comercialización del objeto artístico. Asimismo, aboga por la importancia del material y sus cualidades, exaltando la reflexión entre la forma y el objeto.

Religiosidad y conflictos. Rafael Ottón Solís nos presenta una visión de la religiosidad de una manera integradora. El legado de lo cristiano, la herencia de lo precolombino y diversas concepciones orientales se entremezclan para dar paso a una idea vinculante de la fe.

Esa amplia concepción de lo sacro propicia la reflexión a través de los elementos simbólicos, de la utilización del espacio como recinto ceremonial. Dentro de esta línea, es posible encontrar obras como Pascua de Resurrección, que dio nombre a su muestra individual en la Galería Enrique Echandi en 1997. Por esta exposición, Solís recibió el Premio Aquileo J. Echeverría en Artes Plásticas.

Por otro lado, un punto central en la obra de Solís es la reflexión persistente sobre los conflictos armados del orbe y sobre papel de la Iglesia Católica en países centroamericanos. La presencia del contexto histórico, social y político se integra con temas como la liturgia y los ritos. Los conflictos armados se traducen en obras a manera de esperanza. La sangre, los exvotos, las balas, el pan: todos son elementos de una vivencia sacramental.

“Mi universo creativo nace a partir de la vida misma y de la lectura de los teólogos Leonardo Boff y Thomas Merton, del libro de los Salmos y de las homilías de monseñor Óscar Romero”, detalla Solís.

“También me han inspirado la obra escrita del artista catalán Antoni Tàpies y los poemarios de Jorge Debravo e Isaac Felipe Azofeifa”, añade el artista.

La obra San Romero de América rinde homenaje a Óscar Arnulfo Romero (1917-1980). Para Rafael Ottón Solís, monseñor Romero dio su vida por el servicio a su pueblo y su Iglesia. Murió asesinado mientras oficiaba una misa y se convirtió en un símbolo de las lucha por los derechos humanos.

Los conflictos en El Salvador han sido un tema también recurrente en la obra de Solís. Al respecto, cabe resaltar la obra Homenaje a monseñor Romero, perteneciente a la Colección del Museo de Arte Costarricense, y también una de sus últimas creaciones: Seis jesuitas al amanecer.  

“Arte, religión y política son expresiones de los anhelos profundos del espíritu humano”, dice Solís.

“El arte que realizo procura trenzar, desde mi propia humanidad, la esencia del sentido religioso, con la denuncia y con la defensa de la identidad, la cultura y la solidaridad. Al final, loque me impulsa es el amor”, añade el artista.

Dentro de esos motivos, la actual exhibición incluye obras como Oratorio a Steve Biko, que formó parte de la exposición Vía Crucis, montada en la Galería Enrique Echandi en 1990. Por Vía Crucis, Solís mereció el Premio Áncora de Artes Plásticas, del diario La Nación.

Aquella obra es un homenaje a Stephen Bantu Biko, sudafricano que luchó contra el apartheid y que en 1977 fue asesinado por la policía. Se lo considera el padre del Black Consiousness Movement (Movimiento de Conciencia Negra).

Otras obras incluidas en la actual muestra también tienen relación con conflictos políticos. Tal es el caso de las obras tituladas Sangre por petróleo, que se centran en los problemas políticos del Medio Oriente.

Una serigrafía inédita acompaña a Sangre por petróleo. Esta instalación ha formado parte de diversas exposiciones del grupo Bocaracá, y se ofreció también en la exhi-bición Estrecho dudoso, organizada por Teorética en el 2006.

Asimismo, fue parte de la exhibición realizada por el Museo de Arte Contemporáneo de Puerto Rico en aquel año.

Irregularidades y sutilezas. La utilización de la palabra, de lo literario como un punto de apoyo, es fundamental en la concepción de la obra de Solís. Palabras, poemas y materiales se acompañan, dialogan. La pintura acompaña también a lo tridimensional de una manera escenográfica. La búsqueda por la abstracción, integrada a lo matérico, lleva a una economía de recursos en el planteamiento de las piezas.

Los colores rojo, negro y blanco se integran a los tonos de los materiales. La utilización y la reutilización de esos recursos hacen que se impregnen de significado y de memoria. La connotación simbólica que se da a los materiales los transforma, a su vez, en elementos vívidos de procesos de muerte y resurrección.

¿Cuáles son sus proyectos artísticos? “Hace cuatro años me inicié en la fotografía digital, y trabajo la fotografía conceptual y la fotografía en la calle. La ecología y el cambio climático son los temas de mis próximas instalaciones”, adelanta Rafael Ottón Solís.

En las obras de Solís, una espiritualidad solidaria se enlaza a referentes como la guerra, la situación centroamericana y el sufrimiento humano.

La búsqueda del espacio sagrado y de elementos que conforman altares y semillas de vida, se levanta como evidencia de una realidad, de un recorrido por obras que procuran la comunión. En cada detalle, los espacios construidos por Solís buscan la magnitud, lo contundente, lo eterno.

La autora es historiadora del arte, curadora y diseñadora gráfica.