¢62.930 millones en CAT

Exportadores justifican incentivo; PROCOMER investiga varios casos

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La decisión que tomó el país de promover las exportaciones condujo a que 30 empresas recibieran ¢28.487 millones durante cuatro años, casi la mitad de todo lo entregado a 594 exportadores que calificaban para el incentivo conocido como Certificado de Abono Tributario (CAT).

Aunque la información de los nombres de las empresas exportadoras receptoras de CAT ha sido calificada como confidencial en los últimos años por las autoridades de Comercio Exterior, La Nación obtuvo una copia de un listado con los montos emitidos por el Banco Central por este concepto, entre 1993 y 1996, para un total de ¢62.930 millones.

La Corporación de Desarrollo Piñero de Costa Rica (PINDECO), Melones de Costa Rica, Ticofrut, Sardimar, la Liga Agrícola Industrial de la Caña y Merck, Sharp & Dome, entre otras, ocupan los primeros lugares entre los beneficiarios si se toma en cuenta el total concedido en esos cuatro años.

Algunas de estas firmas, junto con otras con montos totales percibidos superiores a ¢200 millones, muestran importantes aumentos en ese período o de un año a otro.

Varias de estas empresas justificaron esos crecimientos y también la existencia de los CAT, al responder una consulta de este diario. La Nación seleccionó a las 10 compañías que registraban los mayores montos recibidos de este beneficio, así como a aquellas con mayor crecimiento en los importes, y se les plantearon algunas consultas vía fax el miércoles pasado, para un total de 29 sociedades.

De estas, nueve contestaron las consultas -Intertec, Solventes Exclusivos, Alunasa, Pindeco, Borda Azul, Productos del Mar Tico, Compufruta, Juroh e Inversiones Delka- y tres alegaron limitación de tiempo u otros motivos para no responder -Productos Florida, Ticofrut y Melones de Costa Rica-. El resto no contestó.

A algunas de las empresas no se las pudo ubicar en la guía telefónica ni en el directorio de exportadores.

Defensa y demandas

Las empresas que respondieron las inquietudes planteadas defienden la existencia de los CAT y el aporte a su empresa, al tiempo que demandan del Estado inversiones en infraestructura (carreteras, ferrocarriles, aeropuertos y puertos), reducción de tarifas portuarias y mejora en los servicios (telecomunicaciones).

La Corporación de Desarrollo Piñero de Costa Rica (PINDECO) es la que ha recibido la mayor cantidad de CAT -¢3.243 millones, de acuerdo con el Banco Central-. Sin embargo, según Hubert Steinvorth, vicepresidente de Relaciones Corporativas de esa firma, el sustento de esa suma son ventas de piña, mango, coco y sandía, por ¢27.419 millones, de los cuales los CAT representan un 12 por ciento.

Las inversiones de la empresa, agregó Steinvorth, sumarán el próximo años ¢15.000 millones y se da sustento a 1.400 familias en la zona sur.

Para el representante de PINDECO, sin el CAT la inversión se hubiera realizado en otro país. Además, considera que el incentivo permite compensar las distorsiones a la actividad, como las carreteras, los costos portuarios y otros.

En el mismo sentido opinó Gerardo Porras, gerente de Aluminios Nacionales (ALUNASA), para quien el Estado no ha cumplido lo que ofreció al fijar un plazo para los CAT -vencen en 1999- pues no han eliminado esas distorsiones.

Aseguró que la entrega del incentivo no es, como muchos lo interpretan, un desfalco al fisco, sino una inversión muy importante.

Paul Ziegler, de Juroh, dedicada a la venta de joyería en oro, afirmó que "sin incentivos de este tipo la empresa no habría podido desplegar actividades y no se habría generado empleo para cerca de 300 familias".

"Ciertamente se ha presentado el riesgo de malos manejos y actividades dolosas, orientadas a sacar provecho del sistema, mas no consideramos que esa sea la regla y que tampoco sea imposible de corregir", agregó.

Robert Woodbridge, vicepresidente ejecutivo de Intertec, estimó que su empresa, dedicada a la comercialización de 380 productos, no hubiera subsistido sin los CAT y sin la exención en el impuesto sobre la renta establecida en el contrato hasta el año pasado. El fuerte aumento -casi siete veces- experimentado en esos cuatro años en la ayuda recibida por la firma, se debe al crecimiento de las ventas de esos artículos.

Productos del Mar Tico, exportadora de aletas de tiburón y otros artículos del mar deshitrados, principalmente a Hong Kong, recibió ¢498 millones en CAT para las exportaciones que realizó, por $19,9 millones (unos ¢4.816 millones al tipo de cambio actual).

Su presidente, Francisco Arguedas, aseguró que de ese dinero emitido por el Banco Central, lo que realmente se percibe es alrededor de un 70 por ciento, pues como los títulos tienen un plazo para hacerse efectivos las empresas tienden a descontarlos en las bolsas de valores. Tal hecho también fue destacado por Jerry Ten Brink, de Borda Azul, exportadora de atún enlatado a Europa, Medio Oriente y Japón.

El crecimiento en las ventas de Productos del Mar Tico -nueve veces de 1993 a 1996- se debe a la inyección de recursos de parte de nuevos socios noruegos, mayores embarcaciones y de mejor calidad (y por tanto mayor cantidad de materia prima), aumento en los precios internacionales y de la participación de mercado.

En el caso de Borda Azul, el aumento de CAT -de ¢13 millones a ¢727 millones en el período- se debe a las preferencias arancelarias dadas por Europa desde 1992, entre otras razones, explicó Jerry Ten Brink.

Agregó que otros países dan apoyo y subsidio a los exportadores de atún, entre ellos algunos competidores directos de Costa Rica, que a su juicio deberían darse en el país.

Para Fernando Segura, gerente de Solventes Exclusivos Solex, los CAT han permitido desarrollar nuevas tecnologías e invertir para encontrar nuevos mercados y productos; en su lugar, dijo, debería financiarse la apertura de nuevos mercados y favorecer la adquisición de maquinaria y equipo.

Compufruta, exportadora de extracto seco de achiote a Canadá, manifestó que el aumento de las ventas -cinco veces más del monto registrado en 1993- se debe a una alianza con los clientes para crear una red comercializadora y a mejores precios.

"Los CAT han sido el incentivo apropiado para aprender a competir en el mundo globalizado, permitiendo cubrir las distorsiones económicas existentes en nuestro país y que afectan a la empresa", expresó su presidente, Juan Gabriel Araya.

Cifras y controles

En 1996 las exportaciones de productos no tradicionales fuera de Centroamérica totalizaron $1.274 millones, que al tipo de cambio promedio de ese año equivalen a ¢264.775 millones.

El monto emitido por CAT ese año alcanzó ¢20.978 millones, que representaron un ocho por ciento de esas exportaciones y un cuatro por ciento de todos los gastos que realizó el Gobierno ese año.

De 1993 a 1994 el importe de los CAT aumentó un 14 por ciento; de1994 a 1995 y de 1995 a 1996 creci un 24 por ciento cada año.

José Manuel Salazar, ministro de Comercio Exterior, explicó que desde abril se giraron instrucciones a la Promotora de Comercio Exterior (PROCOMER) para reforzar las revisiones sobre las empresas beneficiadas con CAT. Esto debido a la directriz dada por el presidente José María Figueres en diciembre de 1996, para contener, en la medida de lo posible, el crecimiento del incentivo, como parte de las soluciones a la deuda interna.

Entonces, dijo Salazar, se seleccionó una muestra de 148 empresas tomando en cuenta las que reciben mayor cantidad en CAT, las que mostraban mayor crecimiento y aquellas que tenían algún tipo de denuncia.

De estas, dos se negaron a dar la información requerida, una decidió renunciar al contrato de exportación y otra más se encuentra en procedimiento administrativo con miras a que aporte los datos solicitados.

Se detectó, además, que ocho empresas mostraban un Valor Agregado Nacional (VAN) menor al requerido para recibir el CAT, así como otras que presentaban información diferente a la reportada a la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS). A estas se les iniciará el debido proceso, dijo Salazar.

Actualmente hay algunas firmas que se encuentran en procedimiento administrativo por alguna irregularidad detectada; por tal razón tienen suspendido el desembolso del CAT. En caso de fallarse en contra de la empresa, el reembolso del dinero debe tramitarse por vía judicial.

En el pasado se pusieron en evidencia otro tipo de irregularidades, las cuales se formalizaron como denuncia ante el Ministerio Público y se encuentran en trámite judicial.

Quince años

"Es difícil decir cuantas sobrevivirán. Pero yo creo que serán la mayoría porque han tenido 15 años para alcanzar una madurez", señaló el ministro al preguntársele sobre la finalización de los CAT dentro de dos años.

Concordó con la necesidad de mejorar infraestructura y servicios, así como de agilizar trámites -lo que a su juicio ha avanzado mucho-, y argumentó que eso debe ser parte de una gran discusión nacional.

Salazar dudó de que al expirar los contratos de exportación y los CAT las empresas puedan optar por el régimen de zonas francas, que da facilidades a la venta de productos al exterior. El funcionario considera que el régimen de perfeccionamiento activo, acordado hace dos meses, será el mejor instrumento para esos exportadores.

Para el ministro Salazar la llegada de Intel ha ayudado a entender mejor cuales son los frenos que existen para las inversiones en el país y se mostró esperanzado de que la alfombra roja utilizada con esa corporación, sea extendida también para todos los exportadores.