Cuando uno anda en busca de perder unas libras, empieza a cortar calorías por donde puede. Solemos inclinarnos por los productos light y bajos en grasa, una estrategia que, unida al ejercicio físico, puede llevarnos al peso deseado.
Sin embargo, si cortamos toda la grasa de nuestra dieta, puede que estemos haciendo más daño que bien, lo que comemos no nos brinda saciedad y acabamos consumiendo más alimentos para sentirnos llenos.
Un error en la estrategia puede darse si eliminamos el aceite de oliva de nuestra dieta. Así lo sugiere un estudio alemán que concluye que incluir un poco de aceite de oliva en nuestra dieta puede ayudarnos a comer menos calorías a lo largo del día al darnos mayor saciedad.
Los científicos, liderados por Peter Schieberie, analizaron el efecto de incluir pequeñas cantidades de cuatro tipos de grasa en la dieta: manteca, mantequilla, aceite de canola y aceite de oliva.
Un grupo de voluntarios incorparó en su dieta, a lo largo de tres meses, una porción de yogur con una de las cuatro grasas.
El grupo que consumió el aceite de oliva mostró sentimientos de saciedad y los niveles de la hormona serotonina en la sangre, hormona de la saciedad, también resultó ser más alta en ese grupo, según detalla el reporte en la revista Chemical Senses .
Sin embargo, lo más curioso del hallazgo es que parece ser el aroma del aceite de oliva el que proporciona la saciedad.
En un segundo experimento, los científicos en lugar de usar aceite de oliva, utilizaron solo moléculas de su aroma. El resultado fue el mismo que consumir el aceite, los niveles de serotonina en la sangre eran mayores en el grupo de voluntarios que comieron yogur con aroma de aceite de oliva, mientras que en el grupo de quienes comieron yogur sin aroma, en promedio, las personas comieron 176 calorías más al día.
Según los investigadores, el hallazgo de que un aroma puede contribuir a la saciedad, abre un camino para el tratamiento de la obesidad. Por ahora, quizás sea una buena idea agregarle un chorrito de aceite de oliva a su ensalada.