Cooperar
Gabriela Vargas
“El ejemplo es el arma más poderosa para convencer a cualquier ser humano. Uno puede dar discursos de equidad, pero si no se ponen en práctica poco se logra en el hogar. En nuestro caso, es mi esposo quien cocina los fines de semana y muchas veces quien prepara el desayuno. Es él quien aplancha porque yo tengo túnel carpiano y me hace daño. Los niños han visto que no le resta hombría realizar esas tareas. Hay una ‘cooperativa’ familiar para hacer las cosas. Nuestros hijos, hombres y mujeres, tienen trabajos asignados, no por su sexo, sino en proporción a su edad”.
Ejemplo
E. Guadamuz
“Coincido con los comentaristas que reivindican el valor del ejemplo por encima de los discursos. Sin embargo, hay que estar conscientes de que, por un lado, como seres sociales siempre respondemos a los condicionamientos que nos hacen incurrir en comportamientos machistas. Creer lo contrario sería erigirnos en una especie de árbitros absolutos de nuestra socialización y la de nuestros hijos. Por otra parte, la ética de la educación siempre guarda un margen, quizás estrecho e inestable, pero necesario, entre lo que se dice y lo que se practica. Ser formados culturalmente siempre implicará, en cierto grado, aceptar que las prédicas tienen valor por sí mismas aunque los formadores requieran a su vez ser formados”.
Equidad
Jason Rojas
“Ahora está de moda hablar de igualdad. Yo, en lo personal, me enfocaría más al concepto de la equidad. La igualdad, me parece, es una pretensión. Somos muy diferentes unos de otros. Veo el mundo muy diverso, muy distinto, la igualdad es una falacia, la equidad es un horizonte posible”.
¡Qué difícil!
Lucía Quesada
“Poner en práctica todos estos consejos suena sencillo, pero en la práctica no lo es. Creo que nosotras las mujeres somos las primeras en caer en el machismo cuando educamos a los hijos varones. Los terminamos mimando más de la cuenta y los hacemos inútiles”.