Biblioteca digital hurga entre las páginas del libro llamado cerebro

En su anatomía, expertos buscan claves contra enfermedades

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Viviana va sentada en un bus. Lee un libro en inglés, escucha música en francés –pues dice que teme olvidar un idioma aprendido hace varios años– y envía mensajes de texto en español; pero además respira, mueve su cuerpo para acomodarse en el asiento y estornuda un par de veces.

Todas las acciones conscientes e inconscientes que ejecutó el cuerpo de Viviana en un trayecto de 45 minutos están dirigidas y coordinadas por un órgano gelatinoso que pesa cerca de 1.400 gramos, ubicado dentro de su cabeza y protegido por el cráneo.

“El cerebro humano es un libro con gran cantidad de información que es única para cada persona”. Con esa declaración, el neuroanatomista Jacopo Annese resume el principio que da base al proyecto Biblioteca Digital de Cerebros, aplicado por el Observatorio de Cerebros de la Universidad de California, en San Diego.

Annese dirige un equipo de investigadores que trabajan para diseccionar los cerebros de por lo menos 1.000 donantes.

“El objetivo es realizar un mapeo individual de cada cerebro para extraer información personalizada y luego ponerla a disposición de médicos y científicos”, declaró Annese.

Toda esa información estará disponible en formato digital y podrá ser aprovechada por científicos de todo el mundo para sus investigaciones sobre trastornos neurológicos, como epilepsia, enfermedad de Alzheimer, mal de Parkinson, aneurismas, derrames o incluso complicaciones cerebrales provocadas por el sida.

La diferencia de este proyecto con un banco de cerebros tradicional es que la biblioteca permite reconstruir un retrato anatómico y patológico completo del cerebro.

Historia en masa gris. ¿Cómo pasa un cerebro de la cabeza de un donante a una biblioteca digital? Siguiendo la analogía del libro que utiliza Annese, el objetivo es tomar el cerebro y extraer cada una de sus “páginas” llenas de información para luego digitalizarlas.

Los científicos tienen como aliada a la tecnología. Una máquina llamada “micrótomo” permite rebanar la masa cerebral –debidamente preparada– en láminas muy finas, las cuales serán escaneadas y ampliadas. De cada cerebro se logran extraer entre 2.500 y 2.700 “rebanadas”.

En cada una de estas “páginas”, los investigadores podrán visualizar, en alta resolución, componentes del cerebro, como células y fibras, entre otras estructuras.

Según confirmó Anesse, en estos momentos, el laboratorio analiza cerca de 50 cerebros, pero aspira a digitalizar un millar.

Cada compendio de imágenes irá complementado con otra información del paciente, como su historia médica, resonancias magnéticas, pruebas de cociente intelectual y pruebas psicológicas.

El costo de analizar cada uno de estos cerebros asciende a $14.000.

Doña Diana Gómez, de 68 años, es mexicano-estadounidense y se siente orgullosa de participar como donante. “Soy la primera persona en donar un cerebro bilingue. Me complace saber que, cuando muera, dejaré a la ciencia mi cerebro, que está sano, para que los médicos puedan continuar las investigaciones y así ayudar a mejorar la vida de miles de personas”, dijo.

Según Annese, el proyecto contempla la observación de cerebros tanto enfermos como sanos pues permite hacer estudios comparativos. “Lo más importante es comprender la relación que existe entre el cerebro y quiénes somos como seres humanos. La historia de cada persona está escrita en él”.

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