Bacteria asesina (II)

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Hoy respondo a la directora del Hospital San Juan de Dios, Hilda Oreamuno, su comentario titulado “La ‘bacteria’ del Hospital San Juan de Dios”, en el cual aludió a mi opinión del 6 de junio, titulada “Bacteria asesina”.

Lo primero que debo aclararle a doña Hilda es que no hay que ser médico, como ella cree, para opinar que en el San Juan de Dios se debió declarar una emergencia al primer indicio de que un brote de Clostridium difficile estaba de vuelta (o podía estar de vuelta) tras las muertes que provocó en el 2009.

Sí había que hacerlo para evitar un aumento en el riesgo de muerte de los pacientes y porque hace solo cuatro años se dio el ataque de una cepa hipervirulenta que mató a ocho personas, dice ella, aunque las informaciones periodísticas hablan de 17 y la CCSS nunca lo desmintió públicamente.

Ahora, hay sospechas de que una cepa de esa misma bacteria habría causado la muerte de al menos cinco pacientes (personas, todos con familia) en cuestión de un mes. Serían tres personas menos que en el 2009.

Es necesario declarar en emergencia ese hospital para evitar más decesos sospechosos y porque ya tuvimos otro antecedente trágico, muy reciente.

Es cierto que esa bacteria es cosa común en todo hospital. También es cierto que ha ido en aumento en hospitales del primer mundo, pero es más cierto que hay protocolos de limpieza probados que han evitado que se repitan, en tan poco tiempo, contagios y muertes. Y eso es lo que reclamo en el San Juan: ¿por qué se repitió la historia de apenas hace cuatro años?

Si se declara en emergencia el hospital, todo el personal será más consistente en actuar contra esta bacteria que, está probado, no solo enferma, sino mata. Declarar en emergencia significa mantener protocolos, intercambiar información con centros médicos del mundo, estar en atención permanente y, sobre todo, atacar las esporas con cloro o hipoclorito de sodio.

Otro punto: Dice la directora que han sido prolijos en información y que tras la emergencia del 2009 presentaron el informe final. Ese informe debe estar en pocas manos, tanto así, que en el 2011 la hoy presidenta de la CCSS, Ileana Balmaceda, dijo en este diario que “nadie sabe por qué” la bacteria se propagó en el hospital San Juan ese año.

Todo me convence de que, en este caso, un periodista tiene letra más clara que un médico.