Aurora Bautista, in memóriam

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Comenzaba la década de los años cincuenta. Un domingo por la tarde se me ocurrió meterme en uno de los dos grandes cines del San José de la época que, dicho sea de paso, ya no existen: el Raventós y el Palace frente al parque Central. Eran las dos salas principales de cine en nuestra capital y cada semana estrenaban lo que suponía ser una buena película. En el Palace promovían una musical norteamericana, género del cual nunca disfruté, y en el Raventós, una española, cuyo título Locura de amor, supuse podría ser algún melodramón de esos clásicos que se debaten entre lo cursi y lo ridículo. ¿Qué hacer? Ya estaba ahí: escudo o corona. Ganó la española para mi fortuna. Entré al Raventós y me dispuse a tragarme lo que fuera. Cuando apareció en la pantalla la actriz Aurora Bautista haciendo el papel de la reina Juana la Loca , hija de los reyes católicos, se me heló la sangre en las venas. ¡Qué presencia, qué mujer, qué actriz! Un prodigioso magnetismo emanaba de aquella incandescente artista española en la que sería su primera película.

Era una producción realizada con prodigalidad, estupendo guion y un reparto notablemente dirigido por Juan de Orduña. La película hizo historia.

Aurora Bautista nació en la muy antigua y noble ciudad manchega de Villanueva de los Infantes en 1925. (¡Qué nombre!) Me entero, ahora, por medio de La Nación , de que la célebre actriz española del teatro y del cine murió en Madrid el pasado lunes 27 de agosto, a los 86 años. Aurora Bautista se convirtió, desde muy joven, en una especie de leyenda, de monumento nacional, de mito, como la llamó el periódico español El País .

Ha pasado mucho tiempo desde el estreno de Locura de amor como de la continuada como distinguidísima carrera cinematográfica y teatral de la insigne actriz.

Hace siete años, en 2005, fui invitado a Madrid como ministro de Cultura de Costa Rica, a una reunión de ministros de cultura hispanoamericanos. Aterrizado en la capital española, tuve la curiosidad de preguntarle a una funcionaria que me acompañaba en la reunión si habría la posibilidad de indagar acerca de doña Aurora Bautista. “Deme usted diez minutos y se lo averiguo”, me contestó la interpelada. Instantes después volvió mi anfitriona quien con expresión radiante me espetó lo siguiente: “Doña Aurora, no solo está viva y sana sino que se divirtió mucho cuando le dije que “el ministro de Cultura de Costa Rica estaba ansioso de postrarse a sus pies”. Luego agregó: “Doña Aurora quedó además muy agradecida y encantada de aceptarle su invitación a almorzar”. Quedé anonadado. Yo iba a almorzar con Aurora Bautista.

Tres horas de almuerzo en compañía de la gran dama. Con gran sentido del humor, la inolvidable actriz me hizo un relato pormenorizado de algunas secuencias y particularidades de la filmación de Locura de amor, así como su estupenda relación con Fernando Rey también desaparecido actor español que tuvo a su cargo el personaje del rey Felipe de Aragón (Felipe el Hermoso) consorte de la reina Juana de Castilla (la Loca). Doña Juana murió recluida en un castillo en 1555.

En algún momento, hacia el final de la tarde, le cerré el capítulo de mi admiración por ella, con la aseveración de que estaba convencido de que, las dos más grandes escenas finales de la historia del cine eran, la suya cuando, después que el rey muere, ahora loca la reina, recorre la habitación imponiendo silencio a la corte con: “Silencio, no le despertéis que el Rey se ha dormido.” La otra gran escena es el célebre close up de Greta Garbo cuando muere al final de La dama de las camelias.

Franca y abiertamente sonriente, buena conversadora, interesada en todo y por todo, aguda, culta, muy distinguida, ingeniosa, apasionadamente lorquiana y subrayadamente antifranquista, la tertulia con la genial actriz española fue y será hasta el final de mis días, una de mis más inolvidables experiencias.