Ataque racista en sinagoga de Moscú desata tormenta política

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Moscú, 12 ene (EFE).- Un sangriento ataque antisemita perpetrado hoy por un presunto "cabeza rapada" que hirió a ocho personas en una sinagoga de Moscú, ha desatado una tormenta política en Rusia.

Un joven moscovita armado con una navaja entró por la tarde en una de las sinagogas en el centro de Moscú e hirió a ocho personas, incluidos tres extranjeros, que asistían al servicio religioso, según informó la Policía de la capital rusa.

"El hombre irrumpió en la sinagoga, situada en la calle Bolshéya Brónnaya y empezó a dar puñaladas a diestra y siniestra. La mayoría de las heridas fueron originadas por cortes en la espalda", dijo un portavoz policial a la agencia Interfax.

Tras ser reducido, detenido e interrogado en una comisaría, el atacante fue identificado como Alexandr Koptsev, de 20 años de edad y residente en Moscú.

El Fiscal de Moscú, Anatoli Zúyev, dijo que se ha incoado un expediente por "ataque premeditado con graves consecuencias para la salud de dos o más personas cometido por motivos de hostilidad de carácter étnico o religioso".

Personas que presenciaron la tragedia dijeron a los medios que el atacante, "de rasgos eslavos y con la cabeza rapada", irrumpió en la sinagoga gritando "Heil Hitler" y "Os mataré".

El rabino Itsjak Kogan, que consiguió reducir al atacante con ayuda de su hijo y del servicio de seguridad de la sinagoga, relató que el delincuente, al ser preguntado sobre sus motivos, respondió: "He venido para matar".

Fuentes médicas y policiales explicaron que Koptsev hirió en total a ocho personas, que fueron hospitalizadas con heridas, cuatro de ellas en estado grave, y que también se causó accidentalmente un corte en el cuello a sí mismo en el momento de su detención.

La Policía indicó que entre los heridos hay cinco rusos y tres ciudadanos extranjeros, un israelí, un estadounidense y un tayiko.

Un portavoz de Interior dijo que Koptsev no tiene antecedentes penales y no hoy datos sobre sus vínculos con grupos extremistas y neonazis que operan en Rusia.

La tragedia motivó numerosos comentarios sobre la ola de ataques xenófobos por toda Rusia, donde hoy mismo dos estudiantes sudaneses fueron golpeados en Vorónezh, la ciudad que disputa a Moscú y San Petersburgo el liderazgo nacional en crímenes racistas.

La Embajada de Israel transmitió al Kremlin la "preocupación" de su Gobierno y exigió tomar "firmes medidas de seguridad para defender a los judíos en Rusia de los ataques antisemitas".

El Gran Rabino de Rusia, Berl Lazar, anunció que interrumpe una visita Israel por el incidente y exigió a las autoridades rusas que investiguen a fondo ese "escandaloso ataque".

"Rusia se cubre de la peste parda. Debemos unirnos contra ese fenómeno, porque la propaganda de las ideas fascistas, tarde o temprano, se convierte en actos reales, como ocurrió hoy en Moscú", dijo Berl Lazar por teléfono a Interfax desde Jerusalén.

Boruj Górin, el portavoz de la Federación de las comunidades judías de Rusia, declaró que este ataque "es el resultado lógico de la prácticamente total pasividad de la sociedad y de la falta de su reacción ante el evidente auge fascista en el país".

"Esperamos que esa tragedia haga que la sociedad y las autoridades despierten del letargo y entiendan que el futuro de Rusia está en peligro", subrayó Górin.

Ilia Altman, copresidente de la Fundación "Holocausto", señaló que el crimen fue cometido en vísperas del Día internacional en memoria de las víctimas del Holocausto y de lucha contra el antisemitismo, que se conmemora el 27 de enero.

Altman acusó a las autoridades rusas de dar rienda suelta a las organizaciones ultranacionalistas, al recordar que habían autorizado en el día de la fiesta nacional, el pasado 4 de noviembre, una marcha juvenil en Moscú que se celebró bajo consignas nazis y racistas.

"En Occidente, semejantes acciones bárbaras son motivo de declaraciones de los máximos dirigentes del Estado, y para nosotros es muy importante que en Rusia se produzca una reacción similar", indicó.

También recordó que el año pasado 5.000 "creyentes ortodoxos" -entre ellos numerosos diputados, generales y académicos- exigieron prohibir las organizaciones judías en Rusia, en abierto desafío al presidente Vladímir Putin, quien prometió combatir el antisemitismo.

Numerosos políticos, partidos y activistas de derechos humanos, así como la Iglesia Ortodoxa Rusa y la Dirección Espiritual de los Musulmanes de Rusia, expresaron su indignación por el ataque en la sinagoga de Moscú, lo que obligó al fiscal general del país, Dmitri Ustínov, a tomar la investigación bajo su control personal.

En tanto, la vicepresidenta de la Duma Rusa, Liubov Sliska, aprovechó la tragedia, que no dudó en condenar, para exigir que Rusia rompa su compromiso ante el Consejo de Europa y restablezca en el país la pena capital.EFE

si/jg