Aquel cantante del barrio...

Edgar Chaves fue uno de los vocalistas ticos más populares de los años 50 y 60.

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Durante el decenio de 1960, el salón Club Sport Herediano era un “santuario” de nuestra música popular. Allí, una noche, la orquesta de Otto Vargas y su vocalista Edgar Chaves amenizaban un baile. De pronto, el compositor Ricardo Mora propuso a Chaves grabar un disco con temas del propio Mora.

El cantante pidió 1.500 colones por poner su voz en el acetato, pero Mora retiró la oferta: no contaba con aquella suma. Años después, en una entrevista, el intérprete reconoció que aquel fue el mayor error de su carrera artística.

Edgar Chaves nació en Iglesias Flores, un barrio del oeste de San José. A los siete años se trasladó a barrio Cuba, pero siempre se mantuvo unido a su origen, sobre todo a sus parientes, quienes siguieron viviendo en Iglesias Flores.

Los muchachos de la barriada lo escuchábamos en la radio interpretando boleros que le dieron gran prestigio, y nos enorgullecía saber que aquella voz pertenecía a nuestro vecino. Su figura reunía los tres requisitos esenciales de los cantantes de entonces: traje impecable, pinta de galán y voz varonil.

Orquesta Monumental. Edgar Chaves se inició en la música a mediados de los años 50 en la Orquesta Monumental, dirigida en ese momento por su cuñado, Jorge Castillo. Este grupo tenía siete componentes, distribuidos entre vientos, bajo y percusión. El cantante debía dominar los ritmos tropicales y románticos pues era la única voz del grupo y tenía que satisfacer a todo tipo de bailador.

Durante los años siguientes, los cantantes se especializaron en determinados ritmos, y con ello salió ganando la clientela de los salones.

Edgar Chaves se mantuvo como cantante de la Monumental durante tres años. Con este grupo no realizó grabaciones porque en aquella época no existían instrumentos adecuados para dejar grabaciones.

Solamente a fines de los años 50, la Sala Tassara permitió realizar los primeros registros en un estudio diseñado para tal fin. Antes de esa época, las grabaciones se efectuaban en las estaciones de radio, en el Teatro Nacional e incluso en los mismos salones de baile.

El sonido así grabado no llenaba los requisitos básicos, pero los productos de aquellas hazañas hoy son joyas de colección.

Hacia 1958, otro cuñado de Edgar, llamado Leonel Castillo, tocaba la batería en la Orquesta Monumental. Castillo le presentó a Johnny Valverde, dueño de la Orquesta Maryval. Valverde percibió las condiciones de Edgar y lo contrató como cantante de su orquesta.

El primer compromiso del nuevo vocalista se cumplió en La Casa Amarilla con el respaldo de una agrupación de 18 músicos. La segunda ocasión se produjo en los estudios de Radio Columbia, ubicados en la avenida Central.

Esas presentaciones eran programas en vivo frente a un público que ocupaba unas 60 butacas. El cantante que alternaba con Chaves en la Orquesta Monumental era Luis Morán.

Por ese entonces, Edgar substituyó al cantante Ronald Alfaro, quien se había marchado para el trío Los Ticos.

Con la orquesta Maryval, Chaves realizó todas las grabaciones de su carrera: Honda tristeza y ¿Ya para qué?, de Ricardo Mora, e Isabel y Vuelve otra vez , de José Luis Vega. Posteriormente, en los archivos de la Sala Tassara apareció otra grabación de Ricardo Mora llamada Nunca lo sabrás , que no circuló comercialmente. También se conoce una grabación en vivo efectuada en Radio Casino de Limón, en la que Edgar Chaves interpreta el bolero de Mora ¿Qué sabes tú?

Don Otto. La orquesta del maestro Otto Vargas tocaba regularmente en un salón de baile ubicado en Zapote, llamado Montecarlo. Su edificio aún se conserva; fue una de las salas de baile de la capital que adquirieron, con el paso del tiempo, un aire mítico, al lado de El Platense, La Sodita, El Valle, El Magiruz, El Hawai, El Versalles, El Bambú, El Sesteo, La Orquídea y otros.

En esa época estaban de moda los famosos mosaicos que había impuesto la orquesta venezolana Billo's Caracas Boys, y Chaves se acopló perfectamente a esa modalidad de interpretación.

El compañero de canto en la Orquesta de Otto Vargas fue el recordado Elías Quintero. Curiosamente, Chaves no realizó grabaciones con esta agrupación, a pesar de que ya existían mejores condiciones técnicas en el país

Hay que anotar que la mejor época de la Orquesta de Otto Vargas estaba por venir, sobre todo cuando se estableció como grupo de planta del salón El Hawai, ubicado en Moravia. Las grabaciones entonces se hicieron constantes.

Después de esa experiencia, Edgar Chaves pasó a cantar con el grupo de Quincho Prado, con la Orquesta de Hernán Sánchez y finalmente con la Súper Orquesta Costa Rica, de José María Cochecho Solís. Esta orquesta tenía 17 integrantes, y Edgar compartía la sección vocal con Fernando Quesada y Francisco Wong.

Edgar Chaves se pensionó en el Instituto Costarricense de Electricidad, en cuya rondalla de jubilados participó. Actualmente vive en Hatillo, retirado de toda actividad artística.

En su estilo particular se percibe la influencia del tenor René Cabel, básicamente en la profundidad de las notas graves; sin embargo, también asimiló el lirismo de Juan Arvizu. Esta combinación produjo una de las voces románticas más importantes de Costa Rica en los años 50 y 60 del siglo pasado.