Alas de abejones ticos podrían dar clave para nuevos materiales

Lo ‘metálico’ no es pigmento, sino consecuencia de su estructura

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Son pequeñas joyas voladoras de los bosques del país. Se trata de abejones con coloraciones metálicas, cuyas alas podrían esconder secretos del comportamiento entre insectos o inspirar para crear materiales biomiméticos (imitación de su composición natural).

Sus alas son estudiadas por un equipo de científicos de la Universidad de Costa Rica (UCR) y del Instituto Nacional de Biodiversidad (INBio) mediante la luz y pruebas bajo el microscopio.

La investigación estudia 40 especies ticas pertenecientes a la familia Scarabaeidae y divididas en los géneros Chrysina, Pelidnota y Strigidia.

“Lo interesante de esta familia es que hay muchos individuos de coloraciones metálicas”, indicó el entomólogo Ángel Solís, del INBio. En ella se encuentran los apreciados abejones dorados y plateados, pero también los hay verdes, azules y rojos metálicos.

Los abejones son insectos pertenecientes al orden de los coleópteros, que es el grupo más grande de organismos que existen en Costa Rica, con 40.000 especies.

Marcela Hernández, física del Centro de Investigación en Ciencia e Ingeniería de Materiales (Cicima) de la UCR e investigadora principal del estudio, explicó que se pretende manipular la luz para ver cómo se refleja en las alas anteriores (llamadas élitros) de algunos abejones con coloraciones metálicas y así comprender sus propiedades ópticas. Además, se llevarán a cabo otras pruebas para conocer sus propiedades mecánicas, como la dureza.

“Una vez determinadas esas propiedades, queremos relacionarlas con la estructura de la materia quitinosa que compone los élitros”, dijo Hernández.

El estudio toma como referencia investigaciones previas que han abarcado las propiedades ópticas de otros abejones y crisálidas de mariposas. Así, se ha podido hacer algunas pruebas para observar cómo la luz se refleja en sus élitros, al ser estos expuestos a haces de luz visible y una parte de luz ultravioleta. Los investigadores han encontrado que la luz, al reflejarse, adquiere ciertas características que son perceptibles al ojo humano solo a través de ciertos filtros.

Una de las hipótesis sobre la funcionalidad biológica de esta propiedad, de acuerdo con Solís, es la posibilidad de que los abejones tengan una especie de filtros en sus ojos que los hagan verse entre ellos oscuros –y no de color metálico– .

“Podrían reconocerse en medio de la vegetación, cuando cualquier otro depredador los confundiría, dado que se camuflan al reflejar su ambiente”, explicó Solís.

Con cuidado. Paralelamente, en los laboratorios del Centro de Investigación de Estructuras Microscópicas (Ciemic) de la UCR, métodos como la criogenización (congelamiento con nitrógeno líquido) se usan para hacer cortes limpios de las alas de los abejones y estudiar por medio de microscopía electrónica cómo se forman las capas de sus materiales.

Cuando finalicen ambas partes del estudio se realizarán modelos teóricos de cómo se refleja la luz en los élitros de los abejones.

William Vargas, de la Escuela de Física de la UCR, explicó que el modelo consiste en suponer que el élitro de los abejones consta de una sucesión de capas con diferencias en los índices de refracción de capas sucesivas.

El equipo de investigadores, conformado también por Eduardo Libby, Daniel Azofeifa, Cristian Campos, Cynthia Barboza y Mavis Montero, de la UCR, y Allan Jiménez, del INBio, concuerda en que al conocerse la microestructura de capas que da esa coloración metálica a los abejones, y al saber cómo se comporta óptica y mecánicamente, se podría emplear este conocimiento para aplicarlo en nuevas opciones industriales. Si bien las aplicaciones están aún de la mano de la imaginación, coinciden en que beneficiarían la arquitectura y la creación de nuevos materiales.