Al Vuelo

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Jessica Canales Artavia, de 33 años, desapareció a mediados de febrero. De su cuerpo, desmembrado, se hallaron calcinados la cadera y el cráneo el pasado 5 de marzo. El OIJ no aceptó investigar su desaparición sino hasta 10 días después de que Jessica Canales no diera señales de vida. ¿Por qué tanta demora? Hubo, dice el director del OIJ, Francisco Segura, un “elemento distractor”: el relato del esposo de Jessica, de apellido Brenes, ahora detenido en prisión preventiva como sospechoso de femicidio. “En este caso el esposo de la mujer dijo que ella tenía un novio hondureño, que él le había encontrado unos mensajes de texto y que ella se había llevado la ropa. No teníamos ninguna denuncia previa de violencia doméstica, o algo que nos hiciera sospechar; todo daba a entender que era un abandono de hogar”.

¿“ Todo ”? Seis días antes, Patricia Canales, hermana de Jessica, había acudido al OIJ para que se investigara su desaparición. Sin embargo, los agentes solo le dieron crédito al cuento de Brenes. Regresó el 25 de febrero y, luego de insistir por media hora, aceptaron acoger su denuncia. La empatía con el supuesto “pobre hombre engañado” fue tan potente como para no darle crédito a la hermana, e incluso postergar la investigación durante tantos días. Queda en evidencia la eficacia de los “pactos patriarcales” (Celia Amorós)...

La tragedia revela la falta de preparación de autoridades para atender estos casos, y de qué modo los prejuicios pueden obstaculizar una investigación.

La violencia que sufren las mujeres ha sido solo recientemente objeto de políticas públicas. Durante milenios, fue naturalizada y banalizada. En Costa Rica, hubo que esperar a los años 1990 para que se diera jurisprudencia que condenara la violación dentro del matrimonio.

Estamos ante una violencia de tipo estructural, estrechamente ligada con la forma en que nuestras sociedades se han constituido, es decir, con un sistema que considera a las mujeres como inferiores y como propiedad de los hombres. “Déjame creer por un instante que soy tu dueño”, dice la canción “de amor” que se escucha un día sí, y el otro también, en la radio del autobús... Cuando medios de comunicación titulan “Mató a su mujer por infiel”; cuando vecinos o familiares dejan solas a mujeres en manos de agresores, o las culpan por los abusos que sufren, son instigadores y cómplices de esta misma violencia.

La familia de Jessica realizará una “marcha por la paz” el 22 de marzo. Es la ocasión para exigirle al Estado medidas eficaces para proteger a las mujeres víctimas de violencia de género. Amistades, familiares, vecinos o colegas de quienes han sido objeto de estos abusos deben abrir los ojos y romper de una vez por todas con la indiferencia que, cada año, mata.