Adriana Álvarez: La niña que quiso volar

Con una ilusión a prueba de desencantos, la joven actriz que conquistó al país con el papel de Jessy, en Gestación, sigue labrando el camino en la búsqueda de su gran sueño: vivir de la actuación.

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Hasta hace poco, Adriana Álvarez no tenía muy claro de dónde salió esa idea suya de convertirse en actriz. Solo recuerda que, con apenas ocho años, al terminar una presentación escolar, ella expresó el deseo a sus papás. Ninguno se sorprendió por tan temprana confesión. ¿Cuál niña de su edad no querría serlo? El asunto es que, al llegar al quinto año del colegio, Adriana seguía con el mismo telele.

Todavía no muy convencidos de que aquella fuera la mejor decisión, sus papás la convencieron de que estudiara algo más. Ella aceptó la propuesta y escogió el periodismo, carrera que terminó a brincos y saltos con ocasionales ataques existenciales.

Es que ni por un segundo la obsesión de ver su gran pasión convertida en realidad la abandonó: ella –más que nada en este mundo– quiere ser una gran actriz.

Con Jessy, personaje protagónico de la película Gestación, Adriana selló su visado hacia el futuro. Desde entonces, no ha cesado en ese empeño que la lleva a sortear obstáculos, a volar y traspasar fronteras hasta ver su meta cumplida.

A pocos días de regresar a Argentina, en donde actualmente cursa sus estudios de actuación, la joven actriz conversó con Teleguía –en un café josefino– sobre el camino hasta ahora recorrido. Reveló algunos secretos bien guardados de su personalidad y nos hizo un esbozo de sus planes para el año venidero.

-- Usted todavía se ve casi igual que la chiquilla de Gestación...

--(Se ríe) Es como vacilón porque sí estoy diferente, pero si me pongo un uniforme me veo igual de guila.

-- ¿Es “comeaños”?

--Yo creo que sí. Desde los 19 años hago papeles de 16 y 17. Verse más joven de lo que uno es resulta muy beneficioso y más en esta carrera. Pero a veces algún director me dice que soy demasiado joven para un papel y resulta que el personaje es de mi edad, entonces no siempre funciona.

-- Antes del cine usted había hecho algunas cosas en televisión. Háblenos de eso.

--Yo había salido en la serie El barrio, que fue mi primera experiencia en la televisión. Luego obtuve un papel protagónico en el programa Protocolo 87 de Ignacio Sánchez, en canal 7. Se llamaba La adolescente asesina y era la recreación de un crimen cometido por una muchacha de 16 años que mató a sus papás y a su hermanito.

--Suena difícil

--¡Claro! Yo tenía 19 años y tenía miedo porque era un papel muy fuerte y yo no tenía experiencia ni estaba estudiando actuación, entonces era ¿por dónde le entro? Escuché algunas entrevistas de audio que Ignacio le había hecho a la muchacha y con la ayuda de él fui encontrándole el camino. Después de eso mis papás como que se medio convencieron y seguro dijeron, ‘mirá no es tan chapa’ (suelta la risa).

-- ¿Le costó mucho estudiar periodismo cuando usted lo que quería hacer era otra cosa?

--Yo había interrumpido mi carrera dos cuatrimestres para llevar unos talleres de actuación en Argentina y cuando regresé, no le puedo explicar. Venía como loca y entré en una crisis. Seguí con mis estudios de periodismo, pero yo decía ¡Dios mío, qué estoy haciendo, yo no quiero hacer esto! Yo quiero estudiar actuación, yo no quiero estudiar periodismo, ¿qué es lo que me pasa? Fue cuando me hablaron del Taller Nacional de Teatro (TNT) y pensé que esa era la oportunidad que buscaba. Fui, hice todo el proceso y al final ¡no me aceptaron!

-- ¿Y eso por qué?

--Diay, nunca supe. Uno nada más llama y pregunta si entró y me dijeron que no. Por dicha la desesperación que traía de Argentina ya se me había bajado. Habían pasado como cinco meses y empecé a hacer terapia porque de verdad estaba mal.

--Terapia, ¿en serio?

--Sí, sí, sí, yo iba adonde una psicóloga que se especializaba en la parte vocacional.

-- ¿Cómo asimiló el rechazo del TNT?

--Yo me lo tomé bien, no me lo tomé personal. Pensé: tal vez no soy tan buena en teatro, pero de repente tengo más facilidad para tele o para cine. En ese momento sí dije, si no me sale lo de Gestación (ya había hecho el casting y estaba esperando la respuesta), ya voy a dejar de intentar.

-- Y salió lo de Gestación...

--Diay por dicha Esteban me llamó y me dio el papel. La felicidad que sentí no era normal. ¡Ahí se me solucionó todo, se acabó la terapia y se acabó todo!

--Además era un papel protagónico.

--Por dicha Esteban confió en mí, lo cual yo le agradezco un montón porque sé que es difícil confiar así a ciegas en alguien cuando la única referencia que tenía mía era Protocolo 84 y un comercial que había filmado con él (Esteban) como director. Por cierto, fue ahí cuando me habló del proyecto que tenía de hacer una película.

--Entonces esa fue como su tabla de salvación. ¿Qué hizo cuando terminó la filmación?

--Eso fue en junio del 2008 yo decía ¿ahora qué hago¿ ¡ya se me acabó! Y es que esto es lo increíble de la actuación, que son trabajos tan apasionantes, que requieren de tanta energía y tanta adrenalina que ¡juás! se acaba y es un gran vacío aquí (se lleva las manos al pecho). Pero gracias a Gestación se me comenzaron a abrir puertas y después de eso tuve la oportunidad de hacer teatro. Hice Atrapados en un febrero bisiesto (2008) y La segunda oportunidad (2010) que para mí fue bonito porque yo como que estaba segura de que era mala para el teatro.

-- ¿Qué sintió cuando de pronto la gente comenzó a reconocerla en la calle?

--Fue como vacilón. Nunca lo había pensado, eso de si la gente me iba a reconocer y de pronto comenzó a pasar.

-- ¿Qué le decían?

--Algunos se acercaban y me felicitaban y era bonito sentir que mi trabajo, eso que tanto me apasiona, que alguien ajeno a uno (no como los papás que siempre ven bueno lo que uno hace) me dijera que qué bien mi trabajo.

-- ¿Es cierto que algunos hasta le han preguntado por el “hijo” que tuvo en la película?

--Sí, eso es súper vacilón. Yo no creo que la gente me pregunte en serio. Es más bien como una manera de entrarme. “¡Hey! ¿qué hizo el bebé?” Y yo les sigo la corriente y les digo que lo dejé en la casa (se ríe).

-- ¿Qué le pasó por la mente cuando vio que en el guion de Gestación había una escena de sexo?

--Me atragantaba y de todo leyendo la descripción de cómo era. Pero ¡diay no! yo dije, yo veré cómo me la juego, lo hago, y punto.

-- ¿Y qué tal resultó? ¿Le incomodó mucho?

--Fue la más difícil. Es como raro. Una cosa súper íntima, con alguien que uno no... ¡diay! Edgar (Román) era mi amigo, y no solo eso, tener a un montón de gente alrededor de uno y prácticamente sin ropa teniendo que hacer que hace (se ríe). Era súper incómodo.

--También para él, supongo.

--Puede ser (risas), pero yo creo que con esos nervios no hay chance de pensar en nada. Por eso para esa escena estaban solo los que tenían que estar y todo el resto del crew (equipo de producción) estaba afuera como para que fuera lo más privado posible. Y como eran puros hombres Esteban, para que yo no me sintiera sola, llamó a la maquillista para que me acompañara.

-- ¿Tenía novio cuando eso?

--Sí. Y vieras que súper bien, full apoyo, cuando lo vio fue el que se portó mejor de mis conocidos. Ni chistó. Todos los demás y mis amigos eran ¡ay no! Y sí, era como terrible.

-- ¿Cómo le cayeron los premios? (Adriana ganó tres premios por su actuación en Gestación en los festivales internacionales de Santo Domingo, Madrid y Trieste, en Italia)

--Yo tenía la ilusión de que Gestación ganara algo, pero no que yo fuera a ganar algo. Como es una carrera tan difícil son como cosas que le dicen a uno que sí se puede. Yo se lo digo a la gente: cuando uno tiene demasiadas ganas de algo, ese algo pasa.

-- Uno ve en usted a una muchacha positiva y extrovertida. ¿Qué me puede decir de lo que uno no ve?

--Uff... bueno, de lo que no se ve... eh...estoy como empezando a experimentar digamos, una parte mía que no conocía. Un profesor en Argentina me dijo, tras dos clases que tenía de conocerme, “usted es demasiado para fuera y tiene que comenzar a verse para adentro”...y eso fue así como ¡juá! ¿verdad? Y empecé en un proceso y a hacer ejercicios de introspección total y me di cuenta de que me da mucho miedo verme para adentro. Me ha costado un montón.

-- ¿Qué le da miedo?

--Como afrontar lo que tengo adentro. Como que yo no me permito sentirme mal. Yo ahora me doy cuenta de que desde que estaba pequeña siempre he sido la payasa del grupo, y cuando me ponía triste la gente se ponía, ¡ay no, ¿qué le pasa?, entonces sentía que la gente necesitaba verme contenta y comencé a reprimir esas emociones.

-- ¿Cuáles emociones?

--Como tristeza o cuando algo no sale yo decía bueno no importa, no salió, pero mentira.

-- ¿Le molesta algo del medio en que se desenvuelve?

--Siento que este es un país pequeño hay una falta de apoyo entre nosotros mismos. Las serruchadas de piso nos perjudican a todos.

-- --¿No pasa igual en Argentina?

--Lo que pasa es que en Argentina es mucho más grande y no todo el mundo se conoce, entonces es diferente. Es que aquí es duro.

--Luego de Gestación, ¿qué hizo?

--Con mi segunda obra de teatro me di cuenta de la necesidad de estudiar actuación y fue cuando decidí irme para Buenos Aires. Actualmente estudio en las escuelas de Augusto Fernandes (así se escribe) y de Julio Chavez. Augusto es un súper profesor y Julio un actorazo de cine argentino. De los mejores.

-- ¿Qué papel hace en Puerto Padre (cinta tico-mexicana que verá la luz en el 2012)?

--Soledad, una muchacha del sur, de Puerto Jiménez. Ella trabaja en un hotel, con una realidad de vida muy difícil. Tiene 17 años y tiene un hijo de casi un año de edad. Ha sido agredida y abusada por figuras masculinas y por eso para mí fue una experiencia muy bonita, pero muy dura. Siento que hacer personajes tan alejados a mi realidad es en parte lo que me gusta de la actuación porque te humaniza, y te hace vivir cosas que de otra forma nunca vivirías.

--Antes también había actuado en Agua Fría de Mar. ¿Cómo fue esa experiencia?

--Yo conocía el trabajo de Paz (Fábrega), de sus cortos, y me gustaba mucho porque ella tiene mucha sutileza para trabajar con el actor y lo deja a uno como improvisar mucho. El mío era un papel pequeño, pero distinto. Era una muchacha más cercana a mi edad, comprometida y estaba embarazada.

--Otra vez embarazada

--Sí en tres películas he tenido tres hijos y en la Segunda Oportunidad también. Entonces tengo cuatro hijos en la ficción. Por eso al principio me lo cuestioné, pero tenía mucha ganas de trabajar con Paz y en lo único que se parecen es en el estado físico, pero todo lo demás es totalmente distinto.

-- Aparte del cine, ¿qué otras cosas le gusta hacer?

--Me gusta escribir. No lo hago mucho para ser sincera, pero por eso el periodismo en cierta forma me gustó, tampoco fue que sufrí toda mi carrera. Me gusta leer. Leo bastante, novela y fantasía. Harry Potter me volvió loca.

-- ¿Qué planes tiene Adriana Álvarez para el 2012?

--Estoy aplicando en Universidades en EE.UU. y Londres. En marzo me presento en el FIA con La segunda oportunidad y tengo un proyecto de teatro en Argentina. Tendría que audicionar para lograr entrar a alguna y por eso el 2012 es para mí todavía muy indefinido. No tengo idea de cómo le voy a entrar.

--Está claro que su sueño es vivir de la actuación

--Me encantaría dedicarme a esto y vivir de esto donde haya la oportunidad. Si es aquí, me encantaría, pero si es en Argentina, en Estados Unidos o en cualquier parte, yo feliz.