Adopte un hueco

Úselo como metáfora de usted mismo

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Yo podría sugerirle que adopte un derrumbe. En la Interamericana Sur hay en el km 41 (Casamata), en el 48 (Vara del Roble), en el 53 (La Chonta); viajo todas las semanas por ahí. Ya se fue el de Casamata. Solo se cayó un carro, pero si se hubiera ido un Musoc o un Tracopa habría habido vestiduras rasgadas y ministrito que renuncia. De cualquier forma, prefiero que el politiquillo de turno permanezca en su sitio a que un bus se vaya en el guindo.

También podría pedirle que adopte un puente. En San Francisco de Coronado y en San Blas de Moravia se cayeron hace meses, entre Zapote y San Francisco de Dos Ríos solo quedó un carril. Nadie hace nada por repararlos, y así habrá muchos en todo el país.

Soy modesto: escoja un hueco, solo eso. Uno que quede por donde pase siempre. El mío está entre el Walmart de Curri y Momentum Pinares. Es cuadradito, profundo. No lo vi de noche, bajo la lluvia. Toda la suspensión de mi carro pegó un alarido, hasta el clutch se jodió. Anote la fecha en que primero lo vio. Véalo evolucionar, agrandarse semana tras semana.

Luego úselo como metáfora. Piense que por cada maldito hueco que hay en la calle debe haber un juicio que no se lleva a cabo bien. El Poder Judicial y el Ministerio Público dicen estar saturados: tengo un caso cercano en donde da pena y rabia la fiscala designada.

También, por cada uno, debe haber un profesor/maestro (a) que no prepara bien sus clases o que no fue del todo, dizque incapacitado. O un paciente en un hospital que no fue bien atendido, que esperó horas y horas en un pasillo, que contrajo una bacteria fulminante, que fue dado de alta antes de tiempo. O un ‘biombo’, o una falla en la red de celulares del ICE, o algún chorizo en aduanas o con licencias, o un viajecito de un funcionario público –en esencia vacaciones pagadas–.

Por último, y perdón que me entrometa, úselo como metáfora de usted mismo. Cada vez que lo vea al detestable hueco que adoptó, piense en el que llevamos por ahí dentro, usted y yo y todos los demás. Lo que está sin resolverse, que lleva años así y que tal vez no se resolverá nunca.

No es ningún consuelo, pero cada vez que vea a su odiado hueco y piense en lo inservibles que son el MOPT y el Conavi y el Cosevi y la Muni y todo eso, úselo para pensar en cómo resolver el suyo, aunque sea un poquito, aunque fuera algo así como un bacheo.

De esa lucha que usted y yo emprendamos depende todo: el juicio, la incapacidad, el ‘biombo’, la llamada caída de celular, el viajecito, el chorizo , el contrabando.

Y el hueco, por supuesto.