Aciertos, pecados y un lunar inadmisible en Bailando 3

El 7 la volvió a pegar (al menos así lo dicta el rey rating ) con su tercer show de lucimiento o ridículo en la pista de baile. Mezquino sería no ponderar, una vez más, el esfuerzo que hace Teletica por llevar diversas opciones de entretenimiento “hecho aquí” a los hogares del país. Dicho lo anterior, viene la disección.

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Más de una crítica provocó el “reciclaje” de “famosos” que ya habían participado en emisiones anteriores. En cambio, a nosotros nos parece que fue una apuesta válida y ya ha dado sus réditos, pues por las razones que sea, Mauricio Hoffman dispara el ‘rating’ y también lo hace el poder ver cómo a Carlos Álvarez la bailada anterior le cambió la vida (en el tema de la salud), amén de su notable mejoramiento en el desempeño en la pista.

Su caso es un vivo ejemplo de que con voluntad, disciplina y amor propio sí se puede: digamos que, no importa hasta dónde llegue, el ejemplo que Álvarez le da a la teleaudiencia ya es ganancia.

También nos gustó el reciclaje del jurado: sus miembros, con muchísimo más colmillo que en las otras ediciones, son más atinados –y entretenidos– en sus comentarios y calificaciones. Mención aparte es el trabajo de los músicos de la Tico Jazz Band: de lujo.

El lunar primario (hay otros pero son disimulables y hasta entendibles) es el maratónico “pulso” contra el bostezo o el perillazo al que nos somete la lentitud de toda la dinámica. Los pases a camerino se hacen eternos, rara vez aportan algo interesante y le meten tremendo frenazo a la bailadera, que es lo que realmente importa. La emisión del sábado 4 fue particularmente tediosa, pues por los ritmos que se evaluaron los vestuarios fueron muy parecidos entre sí, las coreografías también y quienes huíamos a ratos (¡bendito zapping !), al regresar teníamos la impresión de que las mismas parejas estaban haciendo los mismos pasos que habíamos visto una hora atrás. En las producciones foráneas de la misma factura, el ritmo es frenético y todo dura menos, empezando por las habladas de paja.

Pero lo que realmente se nos hizo infumable en esa emisión fue el ruido que metió, de principio a fin, la actitud de la prima donna de la noche (al menos así parecía sentirse), Maricruz Leiva. Su nominación fue lo peor que le pudo pasar al público que quería ver el espacio por lo vistoso del espectáculo (caso de estos Topos). En cambio, tuvimos que soportar sus desaforadas escenitas de lucimiento personal, una “microfonitis” y “camaritis” totalmente fuera de control (¡le arrebataba la palabra y el micrófono a Édgar Silva cada vez que podía!). Ya en el ámbito de lo chocante, cuando Silva entrevistó a las tres parejas de nominados, sentados en hilera en un sofá, agarró el churuco ooootraaa vez y, cuando tuvo que soltarlo y le tocó el turno a Natalia Rodríguez, Leiva apenas la dejó terminar y prácticamente le hizo arrancado el micrófono.

Leiva ha dicho a los medios que a ella no le importa hacer el ridículo con tal de ayudarles a los viejitos que se benefician con su sueño. El problema es que sus actitudes de aquel día fueron mucho más allá de “hacer feo” (de hecho, hizo feo toda la noche, como cuando terminó restregándosele a Édgar Silva al intentar oootraaa vez sobresalir a toda costa durante el duelo).

El problema es que, ese día, Leiva dio la impresión de creerse la dueña y señora del ‘show’ (¿por cuenta de ser una de las de la casa ?).

Hace unas semanas, aquí criticamos el bajo perfil de Marilin Gamboa en Bailando 3 , pero ahora nos retractamos: Gamboa hace su trabajo con propiedad, igual que Édgar y Cristiana, y su actitud en ningún momento es de “agrandados” por ser parte del staff del canal, como sí se desprende de la actitud de Leiva.

A pesar de tanto pereque y tanta parafernalia, Leiva empató peligrosamente en la votación final con Natalia Rodríguez y compañía. Numeritos hablan. Pero sea cuales sean los resultados finales, el sábado antepasado Maricruz Leiva se convirtió, al menos por esa noche, en la reina del empacho.

Chineador a más no poder con su esposa. Así vimos al ministro de Educación, Leonardo Garnier, durante el concierto que ofreció la mexicana Lila Downs el viernes antepasado en el Melico Salazar. A juzgar por la actitud de la pareja –quienes estaban a todo confort, en fuerte palco–, la fan de Lila era la señora, esto en vista de sus desbordes de euforia y emoción. Don Leo aplaudía, sonreía y disfrutaba, pero lo que más lo emocionó no fueron las sentidas interpretaciones de la azteca, sino que dedicó buena parte de la noche a contemplar el regocijo de su amada... su mirada lo delató: ¡parecía un adolescente enamorado!

El artista nacional viene recibiendo un apoyo adicional –por demás, urgente– del Gran Bingo Multicolor, que recién festejó su segundo aniversario en una súper concurrida fiesta. Encabezada por don Miguel Carmona, Presidente de la Cruz Roja Costarricense y por Mario Morales Roque, gerente general del Bingo, el evento fue consecuente con su filosofía y estuvo animado por cantantes y humoristas criollos: de hecho, a ellos se les abrió una nueva cantera de trabajo, pues en el lugar todos los días tienen música en vivo y los domingos hay una maratónica de humor a cargo de los mejores cómicos.

En una esquina llamaba inevitablemente la atención un trío –que ha cerrado filas últimamente–, integrado por Roberto Carpio, Alexander Gaitán y María José Cubero, conocidos ahora como “los expatriados de Teletica Deportes”. Por cierto, cuando uno de este trío se ganó un viaje en Catamarán a la isla Tortuga, ‘Opo’ Marín –maestro de ceremonias– acopió su acostumbrado humor negro y les preguntó si invitarían a Jorge Martínez . El público soltó la risa y ellos se quedaron serios. ¡Plop!

Bronceada, con aspecto relajado y realmente muy bella vimos a Catalina Mendieta, quien por ahora parece brillar más fuera de las cámaras que frente a ellas. La expresentadora de televisión asistió el jueves antepasado al Club Unión, donde se celebró una gala benéfica de Amanda Moncada y Saúl Méndez. Un rato más tarde llegó su pareja, el cirujano Christian Rivera. El romance, según lo que vimos, no solo siguió viento en popa tras un principio accidentado, sino que ahora parecen tortolitos.

Tomar un vaso con leche tibia, contar ovejas y ver y escuchar a Jeison Granados en la edición de las 11 p. m. de Noticias Repretel , son las recomendaciones perfectas para conciliar el sueño inmediatamente entre semana. Y es que leer el teleprompter (o monitor de textos) con suma parsimonia no es, precisamente, el mejor gancho para mantener la atención de los televidentes noctámbulos, especialmente cuando el reto de dicha edición es informar a altas horas de la noche sin que el televidente pierda el interés de la agenda noticiosa del espacio, o peor aún, caiga en los brazos de Morfeo gracias a este.