800 colegiales de la capital estudian entre escombros

Jóvenes reciben clases en aulas sin ventanas, cielorraso, electricidad y piso

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Un grupo de décimo año del Liceo Julio Fonseca Gutiérrez recibió clases en un aula sin luz, sin cielorraso y sin ventanas, el jueves en la mañana. Las pizarras y escritorios también estaban en mal estado. | MARIANDREA GARCÍA PARA LN.

La remodelación inconclusa del Liceo Julio Fonseca Gutiérrez, ubicado en La Uruca, San José, tiene a unos 800 alumnos estudiando entre escombros y polvo.

Las obras arrancaron a mediados del año pasado, sin embargo, se suspendieron en febrero tras descubrirse algunos problemas estructurales que obligarían a ampliar el presupuesto.

En ese lapso solo se logró completar uno de los dos pabellones principales con aulas, por lo que el otro carece de ventanas, cielorraso, electricidad y piso. Otros cuatro aulas están en condiciones similares, e incluso se inundan con la lluvia.

Al tener 27 de grupos de estudiantes y apenas 9 aulas, los docentes se vieron obligados a usar la infraestructura incompleta.

Aunado a esto, el colegio está sin soda, también por falta de corriente eléctrica, y el gimnasio quedó inservible después del terremoto de Nicoya, del pasado 5 de setiembre.

“Es complicado, en un pabellón no hay luz, cuando llueve se mete el agua porque no hay vidrios y la bulla es insoportable porque no hay cielorraso”, relató la estudiante de décimo año, Scarleth Astorga.

“Si llueve nos empapamos y no podemos hacer actividad física. Da pereza venir al colegio”, añadió Mariam Carmona, también de décimo año de colegio.

Carlos Villalobos, director de Infraestructura y Equipamiento Educativo del Ministerio de Educación Pública (MEP), lamentó la afectación y explicó que la construcción se congeló por motivo de algunas enmiendas necesarias para enfrentar imprevistos.

“El proyecto se suspendió por el trámite de una adenda al contrato con la empresa constructora para solucionar problemas del diseño, así como la reconstrucción del área administrativa”, dijo Villalobos.

“Fue algo completamente impredecible porque al hacer las obras, se determinó que los elementos estructurales estaban pulverizados y no se podría reconstruir, sino que debíamos demoler”.

Según estimó, el MEP contaría con el presupuesto definitivo de la constructora la próxima semana. Sin embargo, la reanudación de las obras tomaría unas semanas más, mientras la Contraloría General de la República aprueba la adenda.

“Se planteó trabajar por etapas y usar el gimnasio, pero con el terremoto las paredes colapsaron y eso complicó la situación”, agregó.

Gilberto Cascante, presidente de la Asociación Nacional de Educadores (ANDE), visitó la institución el miércoles, tras recibir una denuncia de una filial.

“Nos encontramos con una situación totalmente infrahumana: las baterías de los baños no funcionan, no hay pisos, no hay ventilación y con las lluvias se inunda. El gimnasio está clausurado, la basura no ha sido recogida. Hasta que da verguenza”, manifestó Cascante.