La voz de Marc Anthony se escuchaba por una pequeña grabadora; pero, eso fue más que suficiente para que Mauro Sequeira, joven de 21 años con síndrome de Down, se armara su propia fiesta, mientras recibía un taller de expresión corporal creativa.
Con buen ritmo, Sequeira tarareaba, levantaba sus manos, zapateaba y, de vez en cuando, quebraba su cadera de un lado al otro. En definitiva, él estaba muy compenetrado con el buen ambiente que había ayer en el parque La Libertad, lugar en donde recibe las clases.
Al igual que él, 12 jóvenes más, quienes tienen esa misma discapacidad, se reúnen todos los miércoles, de 9:30 a. m. a 11 a. m., en esa zona para recibir ese curso.
El taller, que los ayudará a desenvolverse en público, es impartido por María Elena Cerdas, Evelyn Chapellin y Patricia Pérez. Este dura tres meses.
Con amor. Cerdas contó que la idea del taller es que, por medio de juegos, los jóvenes aprendan técnicas para desinhibirse.
Justo la diversión que inyectan es lo que hace que las clases sean atractivas para los muchachos.
“Usamos globos, telas y demás materiales para que se entretengan. Vea usted a su alrededor, solo hay gente sonriendo, todos están felices. Acá les enseñamos a compartir con otras personas y ellos responden muy bien”, comentó la maestra.
Cerdas agregó que, para cerrar con broche de oro el curso, los alumnos presentarán, en el parque de La Libertad, en noviembre, un espectáculo. “Va a ser algo bien bonito, ahí van a mostrar a la gente que venga todo lo que han aprendido a lo largo del taller: desde las cosas de baile asta ser espontáneo”, mencionó.