Otto Apuy Sirias: ‘El público tiene derecho a la yunta de jóvenes y viejos maestros del arte’

El pintor, escritor y escultor, nacido en Cañas, recibió en abril la Ciudadanía de Honor por su aporte al arte costarricense. En entrevista con ‘La Nación’ reflexiona sobre su legado y sus más profundos deseos para la cultura tica

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Las ideas transitan de un lado para otro en la mente de Otto Apuy Sirias. Desde su taller, en Sabanilla de Montes de Oca, afirma aportar un grano de arena al arte costarricense cada día, siempre pensando más allá de lo obvio y experimentando con propuestas multimedia que transitan por la escritura, la pintura y la escultura.

Tras décadas de entrega a la cultura, el pasado 27 de abril la Asamblea Legislativa le concedió al artista guanacasteco la Ciudadanía de Honor, como símbolo de reconocimiento por su obra única.

Por fomentar la identidad de su provincia natal y por dejar en alto el nombre del país a través de su obra, Apuy Sirias celebra la distinción y, desde la caja de sueños que significa su taller creativo, reflexiona sobre la obra que ha construido con el pasar de los años y cuáles son sus más intensos deseos para la diversificación del espectro cultural en nuestro país.

—¿Con qué emociones recibe la ciudadanía de honor?

—Son muchas emociones debido a mi condición multicultural: como guanacasteco, como hijo de migrantes chinos. Es como sentir orgullo de lo que has defendido desde un principio. También lo siento como un premio a mi querida provincia, a mi pueblo Cañas, a mis ancestros chinos. Esta es mi cultura primaria y de la que conservo sus principios y costumbres. Mi mayor emoción la comparto con Marcy, mi esposa, y mi familia. Debo agradecer este inmenso honor a la Asamblea Legislativa y a la diputada Aida María Montiel.

—¿Cómo siente que le den la ciudadanía de honor siendo un hombre de artes?

–En general es una comprobación de que lo que has hecho como comunicador ha llegado a los demás. En mi caso siempre ha existido la búsqueda de algo nuevo, el romper con lo clásico para encontrar nuevas expresiones o maneras de percibir y moldear la belleza de tu entorno. Siempre he tenido una gran procupación por mi alrededor y desde luego capacidad crítica, pero lo más importante es mi propio deseo de algo distinto, que me motive la aventura y los encuentros. También he acompañado mi obra con la teoría.

”En síntesis, para tu pregunta, el reconocimiento tiene relevancia en muchas cosas, se premia a la identidad y la visión de país. Desde un principio he querido desarrollar el tema de la conservación y su concientización de sostenibilidad y estoy hablando de hace casi 40 años. Mi idea era llamar la atención sobre los incendios forestales. Fíjate que se trataba de un artista comprometido, que buscaba lo contestatario en medidas de protección al medio ambiente. En ese tiempo estos temas eran novedosos y ayudaron a crear la gran conciencia ambientalista del país, de la cual se habla hoy como una gran relevancia. Muchos estudios técnicos quedaron en las gavetas de los grandes empresarios o políticos, pero el tema de la naturaleza por los artistas sí llegó a las grandes mayorías. Entonces se me premia por esto, creo, por una actitud visionaria en tema y en técnica.

-Usted es un artista muy volcado hacia el arte conceptual, en ese sentido, ¿qué sensación le deja que también se le reconozca eso?

—Bueno, precisamente fue el arte conceptual quien inició el tratamiento del tema de la conservación ambiental. No puedo olvidar el gran impacto que tuve en la Bienal de Venecia 1978. Una de las corrientes mas conocidas fue el “Land Art”, casi semejante a grandes movimientos de tierra o de Christo Javachef con sus monumentales arropamientos de tela o plástico. A largo plazo mi reconocimiento visibiliza una manera distinta de ver el arte. Mi actitud ha sido siempre la de mirar a la identidad, a la memoria, desde lo precolombino a nuestros días.

—¿Qué es lo que más le enorgullece de su obra?

—Es una pregunta para pensarlo mucho. Mi trabajo multimedia es extenso por los temas y el tiempo. Puedo contestarlo como escritor, como pintor o escultor. Una síntesis es que mi trabajo se parece mucho al de las nuevas generaciones, por decir algo figurado. Eso significa que mi teoría, mi actitud y técnicas están conectadas. La obra es muy distinta en todos los creadores, lo que las une es el tiempo, los acontecimientos, pero una es la clave: actitud y mística.

”Cuando puedes ver tu aporte es lo mas importante, representa que lo hecho, los cambios, tenían una razón de ser, era la búsqueda de un sueño, de una validez o validación en tu vida. Pero es cosa del pasado, lo importante es el ahora, que sea un juego de amor al arte. Confucio decía que cuando descubrías un trabajo que te gustaba no era un trabajo. También me llena de orgullo que lo que buscaba, y lo sigo haciendo, no sea una visión parcial de una técnica o veta encontrada y repetida. Al contrario no era personalista, era mostrar otras vías para ver el arte. Mi trabajo ordenaba una manera de pensar distinto. Mi influencia no residía en la estética de mis cuadros, si no en el pensamiento y la lectura. Eso sí me llena de orgullo: no enseñar como pinta uno, sino como se pinta de muchas formas, como son infinitas las posibilidades del pensamiento creativo.

—La pandemia puso la conversación sobre la importancia del arte en la sociedad. Para usted, ¿dónde reside la relevancia de la cultura dentro del quehacer de un país?

–Sin la cultura no se es nada. En la II Guerra Mundial lo que se intentaba salvar de la gran guerra o la devastación de las bombas fue el arte, los museos... Era pensar que todo podría ser reconstruido, los puentes, edificios emblemáticos, pero no las piezas artísticas históricas. Es decir, era irremplazable el arte visual. Pero la cultura, hablando del quehacer cultural, debe ser mas democrática con sus objetivos. La relevancia reside en dinamizar las producciones de todo el país y no solamente la Meseta Central. Yo pienso que abasteciendo y abonando las raíces de las provincias o regiones se hace un árbol mas fuerte, se dinamiza y hasta se vuelve un generador de economía. Hasta ahora hemos chupado del mismo tronco de árbol sin haberlo abonado bien.

”Otra cosa relevante que no se hace es sobre las políticas culturales hacia la tercera edad. No se aprovecha la maestría, conocimiento y experiencia de los grandes maestros. Las políticas han estado enfocadas a los jóvenes, lo mismo que sus museos. Pienso que hay que aprovechar las frutas maduras, que siempre son pocas, envolver en producción, por ejemplo murales, arte público, a los jóvenes y a los maestros mayores. Esto es además crear bienes del Estado. El público tiene derecho a esta yunta: viejos maestros y jóvenes geniales para bien del futuro del arte nacional.

—Con una carrera tan vasta, ¿qué tiene en mente por hacer ahora?

—Mi trabajo multimedia es muy diverso, estoy produciendo varias novelas y ensayos, desarrollando un proyecto de objetos de arte al mismo tiempo que escribo sobre ello. También una serie que llamo Provincias, que son pinturas “Skemáticas”, que es mi propia teoría compuesta de paneles múltiples. Lo interesante de esta investigación es que se pueden ver juntos a los símbolos de cada provincia. Sería la primera vez que se experimentaría sobre estos valores en conjunto.

“Ahora mismo estoy involucrado en AICA, que es una entidad mundial. Es la recién creada Asociación de Críticos de Arte liderada por Juan Carlos Flores, un gran intelectual, crítico y estudioso del arte y comunicador por muchos años.

¿Cómo “estrenará” la Ciudadanía de Honor? ¿Tiene planeado algún proyecto particular para lanzar en estas semanas?

—Muy pronto participaré en una muestra colectiva en la Galería Arte Espacio 754, de Florencia Urbina y Deirdre Hyde. El tema será la mano. Me gusta mucho esta idea de la muestra porque tengo piezas escultóricas adecuadas.

Estrenar mi Ciudadanía de Honor la hago en mi taller y con mis pensamientos creativos. Es mi granito de arena en la cultura, mi espacio de libertad. Debo pensar que no es un premio a mis creaciones estéticas únicamente, es a una evidencia de lucha por un mejor país. Mi ser crítico atesora la cultura de la creatividad y la visión humanística que debe estar implícita.