La tragedia de Julio César

A propósito del montaje de la obra de William Shakespeare que se presentará el miércoles 21 en el Teatro Nacional, ofrecemos algunos apuntes sobre el célebre personaje romano

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A Julio César lo mataron el 15 de marzo, pero no el jueves pasado, sino hace 2062 años. Despreocúpese; esta no es la noticia de uno de los múltiples asesinatos que ocurren en nuestro país y que, desde hace ya algunos años, inundan los titulares de los distintos medios de información. Y podríamos preguntarnos, ¿en qué nos afecta este hecho a nosotros?

Responder a esta pregunta nos haría introducirnos en los sinuosos laberintos de la Historia Hipotética con la pregunta: ¿qué hubiera pasado si a Julio César no lo hubieran matado? ¿El Imperio Romano hubiese existido? ¿Sin la figura de César martirizado, los distintos Imperios y formaciones políticas (incluída la Corona de Castilla) se hubieran desarrollado de la misma manera en el mundo Occidental? No hay que olvidar que la idea cesariana, las ideas imperiales y republicanas de Roma permanecen de una u otra forma hasta nuestros días.

Hace un siglo, en medio de la Primera Guerra Mundial, el jefe de Estado de Alemania era el Kayser, y los monarcas de Rusia y Bulgaria eran zares, nombres todos que vienen del nombre César en latín o Caesar (pronunciado probablemente en el latín del siglo I a. C. como Caisar). Hoy, Moscú es considerado la tercera Roma y Washington tiene un senado y un capitolio. Uno de estos Estados emula la Roma imperial; el otro, la República Romana.

Pero no vayamos muy lejos, cuando caminamos, como lo hago frecuentemente por el parque Morazán, nos encontramos con el monumento a don Julio Acosta García, sentado a la manera de los magistrados romanos en una silla curul, y si de allí nos dirigimos al parque Central nos encontraremos con la Curia Metropolitana, eco de la antigua Curia Julia, sede del Senado, que empezó a ser construida por Cayo Julio César en el Foro Romano.

Y aún más cerca. Julio César, tragedia de William Shakespeare, siempre es una obra pertinente y lo es más en este momento político y cultural, en especial cuando se presentará un montaje de este texto en el Teatro Nacional, el próximo miércoles 21.

El surgimiento de Cayo Julio César

Italia fue la cuna de Roma, pero Roma no fue toda Italia. La ciudad fue fundada (de acuerdo a la leyenda) en el siglo VIII a. C. en el centro del Lacio (de allí viene el idioma latino que, tras muchas variantes, da origen al español). En sus primeros 200 años asume la forma de gobierno monárquico, pero en 509 a. C. los romanos deciden expulsar al último de sus reyes.

La acumulación de tierra se incrementa y los veteranos de guerra quedan sin tierra. Las legiones no pueden reclutar hombres (para servir en el ejército era requisito tener tierra).

El fin relativo de la expansión romana hace que los romanos vuelvan sus ojos a los problemas internos. Del año 133 a. C al año 31 a. C., se da en Roma una serie de conflictos entre quienes abogaban por la primacía del Senado, los Optimates, y quienes preferían la de las Asambleas, los Populares. Distintos personajes como Cayo Mario (tío de Julio César) o Lucio Cornelio Sila (el héroe de los Senatoriales) se enfrascan en guerras civiles que conllevan la muerte de muchos y quiebran el orden normal de la República.

En este contexto aparece la figura de Cayo Julio César, descendiente de una antigua familia de Patricios venida a menos, pero aliada a los Populares.

César se alía a Pompeyo, general victorioso (conocido por la historia como Magno) y a Marco Licinio Craso, el más rico de Roma y vencedor del famoso Espartaco. Para entrar en el juego del poder, César obtiene favores populares al proveer festivales de entretenimiento al pueblo, mas queda muy endeudado. La ocasión de obtener más recursos y pagar a sus acreedores se presenta con la conquista de las Galias (básicamente lo que hoy en día es Francia). César regresa a Roma como vencedor y se enfrenta a su antiguo aliado, y yerno, Pompeyo, a quien derrota.

La guerra civil continúa y en la batalla de Munda (17 de marzo de 45 a. C.) arranca la tragedia de Julio César, que es escrita durante el Renacimiento isabelino por William Shakespeare (1564-1616).

Una gran cantidad de las obras de contenido histórico de este gran autor están situadas en la Antigüedad romana. Tenemos Tito Andrónico (1594), Julio César (1599), Antonio y Cleopatra (1606) y Coriolano (1608). El renacimiento toma su inspiración en la cultura greco-romana; en la época de Shakespeare, el latín tiene a Cicerón como modelo y conserva su papel de lingua franca.

Hay que tener presente que, en el momento de creación de Julio César, apenas habían pasado 11 años de la victoria de Isabel I de Inglaterra sobre la Armada Invencible (1588). La obra de teatro es una reivindicación de la idea monárquica, ya que Julio César es asesinado al sospecharse que intentaba restablecer la monarquía romana. El caudillo de la oposición fue Marco Junio Bruto (descendiente de Lucio Junio Bruto, quien derrocó al último rey de Roma en 509 a. C.).

A partir de acá que en la texto dramatúrgico se dan los diferentes discursos, declamados por Bruto y por Marco Antonio. Es el arte de la retórica, el arte de la persuasión en su más fina expresión. Allí encontramos cómo las masas seducidas por una u otra propuesta cambian radicalmente de opinión y se embarcan en acciones totalmente irracionales y violentas. La obra culminará en la batalla de Filipos en donde se enfrentan dos visiones de Estado. Inter arma enim silent leges, en tiempo de armas las leyes callan.

Es la obra de William Shakespeare un llamado a pensar dos veces nuestras acciones o, palabras, en tiempos de pasión.

César en las letras

Es difícil separar la figura histórica de César de la literaria, puesto que la Historia durante muchos años ha sido básicamente un género literario. Hay que agregar que Cayo Julio César fue escritor, además de estadista y militar.. Sus memorias se basan principalmente en sus diarios de campaña tanto de conquista (Bellum Gallicum) como en sus guerras civiles (Bellum Civile). Todo lo demás que sabemos sobre este personaje es por medio de obras posteriores a su muerte y, sobre todo, escritas en griego (a partir del siglo II d. C. gran parte de la literatura latina como tal desapareció para dar campo a literatura escrita en griego, considerada más prestigiosa).

En primer lugar, tenemos a Plutarco, con sus Vidas paralelas, creadas unos 100 años después de la muerte de César. Luego tenemos a Suetonio (69/75- 130 d. C.), historiador romano cuyo padre probablemente vino del norte de África; él escribió la Vida de los doce Césares, que tampoco es una fuente segura. Por último, tenemos a Apiano de Alejandría (95-166 d. C.) y a Dión Casio (155-235 d. C.).

El mundo romano es conocido en Costa Rica, en primer lugar, por medio de documentales o ficciones (con sabor a sardina) sobre Roma se han transmitido en Semana Santa.

Es así como muchos crecimos viendo la película de Cleopatra (1963), que presenta un César (Rex Harrison) conquistador de Egipto y a Sofía Loren como la Reina de Egipto; a Espartaco (1960), con un César joven (John Gavin) en ascenso al poder, o a Julio César (1953), basada en la tragedia escrita por Shakespeare, con sir John Gielgud.

En el Teatro Nacional

El miércoles 21 de marzo, a las 8 p. m., TNT Britain Theatre presentará una única función abierta al público general de Julio César, de William Shakespeare, en el Teatro Nacional, con lo cual la agrupación británica comenzará su gira internacional.

El montaje, dirigido por Paul Stebbings, fue traído a Costa Rica como parte de a celebración de los12 años de relación y colaboración entre el TNT y la Asociación Cultural Teatro Espressivo.

Los boletos para esta obra, que recrea el crimen político de Julio César y sus secuelas, costarán ¢10.000, galería; ¢15.000, palcos y plateas; ¢20.000, luneta, y ¢25.000 butaca.

Las entradas se pueden adquirir en el sitio boleteria.juliocesar.cr o llamando al número de teléfono 2267-1818.

*El autor es especialista en Historia Griega y Romana.