¿Cómo retrata San José un pintor fascinado por la ciudad?

Esta exposición del artista costarricense José Pablo Ureña reúne una serie de piezas fascinadas por la contemplación de los rasgos y rincones urbanos, pero también, y por encima de todo, por las memorias y deseos que habitan esos lugares.

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En su célebre texto Las ciudades invisibles (1972), Italo Calvino imagina una ciudad de piedra gris llamada Fedora, en cuyo centro “hay un palacio de metal con una esfera de vidrio en cada aposento. Mirando dentro de cada esfera se ve una ciudad azul que es el modelo de otra Fedora. Son las formas que la ciudad habría podido adoptar si, por una u otra razón, no hubiese llegado a ser como hoy la vemos”.

En la exposición Ciudad elipse, el artista José Pablo Ureña parece partir de la Fedora de Calvino y nos ofrece una serie de modelos de ciudad, conformados a partir de panoramas, esquinas, fachadas, puertas y ventanas. Estas miradas atentas y selectivas, estas sustracciones urbanas, nos conectan sin duda con la ciudad que es, pero también hacen referencia a la ciudad que fue y a algunas de las ciudades que podrían haber sido.

En el trabajo reciente de José Pablo Ureña, la ciudad deseada es la puerta de entrada a la ciudad que se niega a cumplir los deseos. La indeseable porque resulta incompleta o insuficiente.

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Existen muchas ciudades dentro de cualquier ciudad. La ciudad tangible, la utópica, la infernal, la sutil, la escondida, la continua, la posible, la imaginada y la deseada, entre otras. En el trabajo reciente de José Pablo Ureña, la ciudad deseada es la puerta de entrada a la ciudad que se niega a cumplir los deseos. La indeseable porque resulta incompleta o insuficiente. La que se manifiesta a partir de lo que ha desaparecido.

La elipsis y el fantasma

La elipse es un concepto geométrico que remite a la idea de ciclo cuando recordamos que la Tierra describe una órbita elíptica alrededor del Sol y que ese recorrido le toma 365 días, 5 horas, 45 minutos y 46 segundos. No es casual que Ciudad elipse surja después de diez años de exploraciones y representaciones urbanas, como el final y el inicio de procesos creativos que tienen a la ciudad como eje fundamental.

Por otra parte, la elipsis es un recurso expresivo que proviene de la elipse y se refiere a la omisión que produce un sobreentendido y un sentido nuevo. Ubicada en una zona estratégica del trabajo de Ureña, la elipsis nos permite comprender el desarrollo de las ciudades del gran área metropolitana costarricense a partir de la ausencia y el vacío, de las casas demolidas o abandonadas, de los lotes baldíos y los estacionamientos que antes fueron vivienda, congreso, embajada o biblioteca.

Lo etéreo y lo devastado, el espacio despejado y aquellos elementos arquitectónicos que se niegan a desaparecer, conforman una sola materia en Las cosas suspendidas: un óleo de grandes dimensiones que hace referencia a una arquitectura que ha sido borrada y sin embargo permanece en la memoria. Es fácil encontrar vínculos entre ese mundo ingrávido y fantasmagórico y nuestras direcciones a “la tica”, que utilizan como referencia el antiguo higuerón o la antigua Botica Solera.

Vivimos en ciudades conformadas por fragmentos de un pasado que se niega a desaparecer. Un pasado que adivinamos entre los escombros, en los residuos arquitectónicos y las líneas de proyección de los edificios. Esta idea se expresa en el acrílico Pulpería La Trinidad, en el que un suave trazado sobre fondo gris sugiere las otras formas que habría podido adoptar un rincón urbano, de acuerdo con la fórmula propuesta por Calvino en el diseño de la ciudad de piedra poblada por esferas de vidrio.

Límites y supervivencia

Panorama nocturno es una pieza que pone en tensión los límites entre el día y la noche, entre el estatismo de los edificios y el movimiento de los automóviles y entre la pintura y la fotografía. Esta pieza nos ofrece una mirada de conjunto que permite apreciar de otra forma los movimientos múltiples que conforman la vida urbana.

Los límites difusos y las relaciones entre panorama y fachada adoptan otro cariz en La supervivencia de la cultura: un acrílico de gran formato que reimagina el futuro de la ciudad. O uno de sus futuros alternativos, tras una subida de las aguas que ha depositado una barriada josefina sobre el edificio de la Asamblea Legislativa.

¿Es este un mundo distópico, similar al de la película Waterworld (1995), o es uno utópico en el que la supervivencia del pueblo prevalece sobre las leyes? ¿De qué depende la supervivencia del pueblo y de la cultura? ¿De qué hablamos cuando hablamos de cultura? Si el título de una obra es siempre un centro de gravedad de sus posibles lecturas, en La supervivencia de la cultura es, además, una máquina de hacer preguntas pertinentes.

Trayectorias

El coleccionista de fachadas propone un viaje a contracorriente. No se aborda en esta pieza la ruina o la construcción de la ciudad sino su deconstrucción, a partir de una imagen que describe el trabajo metódico y remite a las ideas y los propósitos originales de la urbe. Es la radiografía de la ciudad imaginada, antes de convertirse en la ciudad posible. Como comenta el artista en el catálogo de la exposición, “en sus comienzos la ciudad fue solo una idea, luego algo concreto como una piedra. Después fue ladrillo, madera, cemento, metal, construyendo la urdimbre material por donde transitan las vidas.”

El coleccionista de fachadas supone un salto significativo en relación con el trabajo previo de José Pablo Ureña. Por un lado, esta pieza le concede a la imaginación un lugar de privilegio inédito. Por otro, propone una idea sobre la forma en que se construyen las ciudades: en etapas, con capas muy diversas, una sobre otra, como una suerte de juego de espejos de las prácticas habituales del propio artista y de algunas trayectorias artísticas precedentes, interesadas particularmente en el paisaje urbano.

En las obras que componen Ciudad elipse pueden identificarse los ecos de una tradición pictórica costarricense que ha dado cuenta de nuestras ciudades.

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En las obras que componen Ciudad elipse pueden identificarse los ecos de una tradición pictórica costarricense que ha dado cuenta de nuestras ciudades, como ocurre con Ciudad en rojo (1956), de Manuel de la Cruz González, que anticipa en medio siglo la “mirada” de Google Earth, con las iglesias y cementerios representados por Dinorah Bolandi o con los paisajes urbanos, caseríos y patios de tendido que caracterizan la obra de Felo García.

Ciudad elipse reúne una serie de piezas fascinadas por la contemplación de los rasgos y rincones urbanos, pero también, y por encima de todo, por las memorias y deseos que habitan esos lugares. En palabras de Calvino, las ciudades “son lugares de trueque, como explican todos los libros de historia de la economía, pero estos trueques no lo son sólo de mercancías; son también trueques de palabras, de deseos, de recuerdos.” Esa es la materia con la que está hecha esta exposición.

¿Dónde ver la exposición Ciudad elipse?

Ciudad elipse se inauguró en diciembre y se expondrá durante enero y febrero en la Galería Art Flow, que está ubicada en Avenida Escazú, edificio 101. La galería abre todos los días de 10 a. m. a 6 p. m.

La muestra reúne óleos, acrílicos, acuarelas y tizas pastel de mediano y gran formato de los últimos tres años de la producción artística del artista visual, dibujante urbano y profesor José Pablo Ureña. Asimismo, exhibe dibujos en papel que ofrecen un vistazo a su etapa más experimental del dibujo en la calle realizados entre los años 2016 a 2019.