200 años del convulso y decisivo 1823

En abril se cumplen 203 años de la Independencia de Costa Rica y 200 de la asonada de Ochomogo. En este artículo se tratarán algunos aspectos previos al conflicto militar entre San José y Cartago

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En el 2021 se celebraron los dos siglos de la Independencia, hecho que no se queda en octubre de 1821 ni en el resto de ese año. En mi libro Historia de Costa Rica: La Independencia en el contexto mundial (2021), yo abarco hechos hasta 1825 cuando se estableció el “Estado”. Fueron 4 años y 93 días, espacio demasiado corto en la Historia, pero que para los costarricenses de aquel tiempo fue psicológicamente largo.

Hay que recordar que el 1 de diciembre de 1821 se aprobó el Pacto de Concordia, durante ese mes funcionó el primer gobierno autónomo de Costa Rica. El Pacto decretó que una Junta gobernaría por espacio de un año, sin límite de tiempo, aunque implícitamente era interina, pues estaba pendiente la solución de la situación política de Centroamérica, que según el artículo 2 del Acta de Guatemala pedía que las provincias de Centroamérica estaban convocadas a reunirse a comienzos del año 1822 con el fin de decidir su futuro político. Dicho acuerdo no se cumplió fue interrumpido por las acciones de Agustín Iturbide en México y la invasión realizada por ese militar a Guatemala.

Costa Rica actuó legalmente separada de Nicaragua y del resto de Centroamérica con su propia Constitución, Cartago seguía siendo capital aunque su ayuntamiento fue relegado por la Junta creada en diciembre del 21, en 1822 gobernó la segunda Junta y en 1823 la tercera. La marcha de Centroamérica iba por un lado y la de Costa Rica por el suyo, las palabras que casi como lemas se esgrimieron reiteradamente eran: “Paz, orden, libertad, tranquilidad y prosperidad”, esas ideas se mencionaron en cantidad de documentos. Las circunscripciones de Cartago, San José y Alajuela se mantuvieron unidas y actuaron en conjunto para hacer caminar el gobierno. Solo Heredia se apartó y fue leal a León de Nicaragua.

En el libro La Independencia: historia de Costa Rica, Ricardo Fernández Guardia dice:” Pasado el año 22, con sus alternancias, se esperaba que el 23 tuviera un halagüeño auspicio para los partidarios del liberalismo”, en tanto la idea de la anexión a México “parecía ser simplemente una mala ocurrencia”. En efecto el 1 de enero de 1823 tomó posesión del poder la segunda Junta Superior Gubernativa, formada por Rafael Barrueta, Santiago Bonilla, Juan Mora, José Santos Lombardo, Matías Sandoval, José F. Madriz y Francisco Alfaro. Fernández G. acota que alguna gente de Cartago seguía esperando la anexión a un Imperio que no funcionaba, lo cual auguraba confrontaciones. Ante el nublado que se vislumbraba, la Junta tomó previsiones y el 3 de enero decretó: “La corporación o funcionario público que intentara usurpar la autoridad del gobierno con el fin de transformar el régimen establecido, creando desorden, sería multado, despedido del cargo y procesado por el delito de sedición junto a sus cómplices, las autoridades subalternas que no acatasen órdenes del gobierno sufrirían el castigo de fuerte multa por cada falta”.

Esta disposición fue difundida en las principales poblaciones de la “Provincia”, agregando que sería aplicada por la fuerza, algunos miembros del Ayuntamiento de Cartago se incomodaron con esa amenaza.

Cabe acotar un dato antecedente: en diciembre de 1822 se eligió nuevo Ayuntamiento, la mayoría de sus miembros eran partidarios de la anexión, pero la elección fue anulada, alegándose una irregularidad. Repetida la elección, los llamados “republicanos” obtuvieron los altos puestos y en su seno se nombró una comisión para elevar a la Junta una misiva en la que expresaban sentimientos de “gratitud, respeto y armonía”, a la vez, el Ayuntamiento encomendó al sacerdote Francisco Quintana que desplegara sus dotes conciliares para armonizar a los dos cuerpos administrativos.

En el país hubo varios bandos, sin embargo, la mayoría siguió la línea establecida en el Pacto de Concordia y el proceder de la Junta, sólo la ciudad de Heredia no admitía a esa autoridad situación que por el momento no causaba problema, más adelante los instaron a seguir los pasos de las demás ciudades. En tanto, Iturbide movía sus fichas en Centroamérica, a mediados de enero de 1823 llegó a Cartago la noticia de una intervención arbitraria de Agustín I al haber establecido una división administrativa en Centro América, en ella ubicó a nuestro país en la Provincia conformada por las Intendencias de Honduras, más Nicaragua y Costa Rica, León sería la capital.

Ese acto ocasionó un trastorno en el Istmo, la primera reacción negativa fue en El Salvador, en Nicaragua el intendente Miguel González Saravia no perdió tiempo, transcribió las órdenes a la Junta de Costa Rica, anunciaba el cambio de administración, él asumía el poder militar y político de Costa Rica, cesaba a la Junta Gubernativa y nombraba gobernante interino al Alcalde Mayor de Cartago y el mando militar al teniente Félix Fernández.

Sin lugar a duda, la Junta reaccionó en contra de esa intervención de Nicaragua y de Iturbide, por lo que a partir de aquel momento se suscitó un enmarañamiento de órdenes que venían y respuestas negativas de la Junta. En el país, las facciones existentes actuaron; unos a favor de cumplir lo ordenado por México y Nicaragua y la mayoría a seguir con el gobierno establecido por el Pacto de Concordia y el proceder de la Junta. La tirantez más notoria estribaba en la tardanza de cumplir con el requisito de hacer la “Jura” a la adhesión a México, por lo que la tensión estaba en la realización de ese acto protocolario, costumbre española y que en América se siguió usando, además estaba establecido en la Constitución de Cádiz. La Junta de Costa Rica respondió con evasivas, de hecho, no acataría las pretensiones de México y Nicaragua.

La rueda de la Historia que a veces tuerce su camino cambió la situación interna en México, primero la pugna entre los liberales y el Emperador, roces en el Congreso constituyente que preparaba la “Constitución del Estado”, por esta y otras razones el Emperador disolvió el Congreso, acto que generó otro levantamiento militar que produjo la destitución de Iturbide. La Junta de Costa Rica procuró por todos los medios a su alcance rehuir la problemática, emitiendo mensajes las palabras de: “evitar males y estragos horrorosos que amenazaban a Costa Rica”.

Un argumento muy repetido se refería a las condiciones que Costa Rica había exigido; se pedían garantías, como que se respetaran los cambios introducidos, establecer condiciones políticas de índole liberal, que Costa Rica estaba más dispuesta a apoyar la formación de un gobierno constitucional centroamericano o que si los centroamericanos decidieran la anexión a Iturbide, Costa Rica aceptaría si el Imperio considerara incluir las propuestas de Centroamérica en pro de un gobierno republicano liberal o un Imperio constitucional con la división de poderes, con existencia del libre sufragio, que Costa Rica tuviera su gobierno acorde con mantener alguna autonomía, se agregaba la petición de que se le otorgara un obispado, un seminario, sus propios impuestos, manejar sus rentas, no tener que pagar onerosas contribuciones al Imperio, en caso de entrar éste en guerra con otro Estado, Costa Rica permanecería neutral.

El Imperio de Iturbide duró menos de un año, plazo en el que no tuvo ninguna intervención efectiva de intromisión en Costa Rica, lo que demuestra que no hubo anexión, por otra parte el titubeo respondía a una ambigüedad de pareceres entre dirigentes y habitantes que existió desde octubre del 1821 a enero de 1822 para concretar tal anexión, desde 1822 se manifestó a México y a los centroamericanos que Costa Rica ya había dado paso a un proceso de formación de sus instituciones, que no se inmiscuiría en las controversias que se daban en varias de las otras provincias, su gente prefería la Paz, tranquilidad y el progreso. La Junta y los ayuntamientos pensaban más en la educación, el libre comercio y la armonía con sus vecinos.

Fueron bastantes los hechos acaecidos en ese año, la mayor parte denotan la confrontación entre el cabildo de Cartago y las actuaciones de la Junta, que cumplía su función de Gobierno y procuraba evitar el acercamiento con México en tanto en ese país no había paz, se enfrentaban los liberales contra el emperador Iturbide y actuaban grupos insurrectos en varias partes del país. Costa Rica se mantenía alejada de los conflictos en Centroamérica, se esperaba que en esa área se llegara a definir el destino de Centroamérica afectado por la intervención mexicana en Guatemala y El Salvador que complicó la situación en esa parte del Istmo, con repercusión en Costa Rica.

El Imperio fue flor de un día, la abdicación de Iturbide cambiará el destino en Centroamérica, al conocerse esa noticia en Guatemala, cambió la suerte del militar mexicano Vicente Filísola quien los gobernaba, algunos guatemaltecos ya le habían insinuado a Filísola la sugerencia de convocar el Congreso estipulado por el artículo 2 del Acta del 15 de setiembre. Le reiteraron la sugerencia al conocer la finalización del Imperio, Filísola, al tanto del cambio de situación, tendría que salir de Guatemala y para hacerlo por la puerta grande decidió hacer lo correcto.

El 29 de marzo de 1823 dictó el decreto de convocatoria al Congreso que estaba pendiente. Entre las consideraciones que hace en el documento: afirma que desea la paz, que da una prueba de no ser un perturbador del orden ni opresor de los centroamericanos, que fue apoyado luego de consultar a los oficiales y tropas tal decisión. Por lo tanto el decreta:” que con arreglo a la carta de 15 de setiembre de 1821 se reúnan a la mayor brevedad en esta capital todos los Diputados de las provincias…”El decreto es largo, tiene 23 incisos, contiene el procedimiento para operar el congreso a nombrarse. Luego de ese hecho Filísola abandonó Guatemala, una Junta interina continuo gobernando.

Al llegar la convocatoria a Costa Rica, las autoridades se aprestaron a cumplirla, se nombró a los diputados y se les dio instrucciones. El 24 de junio de 1823 se reunió en Guatemala el cuerpo representativo, los diputados costarricenses no asistieron porque el Congreso provincial de Costa Rica acordó en mayo no asistir en tanto las tropas mexicanas estuvieran en Guatemala. Aquí vemos que el proceso histórico giró en el sentido anunciado en Guatemala desde 1821, cuando se pedía que fuera en el seno de representantes de las antiguas provincias españolas donde decidieran su curso y organizarse a su conveniencia. Lo que ocurrió en Guatemala en ese Congreso afectará los hechos de 1824 en toda Centroamérica. Los acontecimientos de la segunda mitad del año 1823, en Costa Rica es materia pendiente que será tratada en una segunda entrega, en especial lo que sucedió en abril de ese año.