Violinista costarricense André Robles logra un puesto en la prestigiosa Ópera Alemana de Berlín

En la tierra de Beethoven​, Bach y Brahms, el joven tico André Robles Field acaba de ser aceptado como miembro titular de la afamada institución. Un gran sueño, del que aún no despierta.

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Está jugando la Sele tica, pero a este niño parece importarle más un instrumento que los golazos de Wanchope o la Bala Gómez. Entonces André Robles, a sus 5 años, interrumpe a su abuelo y con irresistible inocencia le hace una petición: “papa, enséñame a tocar violín con los dedos”.

Su abuelo es Walter Field -exconcertino de la Orquesta Sinfónica Nacional y reconocido maestro de varias generaciones de violinistas costarricenses-. Él mira a su nieto con ternura y acepta gustoso la propuesta, sin sospechar que ese chiquillo se iba a enamorar perdidamente del instrumento, seguiría su gran legado y con los años lo llenaría del más inmenso orgullo.

André, a sus 28 años, acaba de ser aceptado como miembro titular de la Ópera Alemana de Berlín (Orchester der Deutsche Oper Berlin), un logro excepcional para un músico costarricense, que alcanzó a base de esfuerzo y talento puro en la tierra de Ludwig van Beethoven, Johann Sebastian Bach y Johannes Brahms.

“Cuando me dijeron que fui aceptado, fue a mi abuelo una de las primeras personas que llamé. Me dijo que sentía como un aire que le recorría el cuerpo, que no cabía de la alegría. Soy feliz de darle esta satisfacción, pues de él aprendí casi todo lo que sé, fue mi primer maestro”, comentó André con sentimiento, desde la capital germana.

“Yo en estos momentos no termino de creerme lo que pasó. Estoy como un sueño y no despierto. Es algo que realmente me tiene muy feliz”, añadió el tico, oriundo de Curridabat.

La Ópera Alemana de Berlín es una de las instituciones musicales más importantes del mundo, así como una de las que posee más historia y tradición en toda Europa. Fue creada en 1912, sufrió los embates de la II Guerra Mundial y estuvo activa durante los convulsos tiempos del Muro de Berlín.

A todo sobrevivió la prestigiosa institución musical. En la denominada cuna de la música europea (Alemania) pasaron por ella destacados músicos y compositores del viejo continente, sin sospechar que en el 2020 un violinista nacido en San José iba a ser parte de sus filas.

Los propios músicos de la Ópera Alemana de Berlín, mediante una votación secreta en tiempos del covid-19, le abrieron las puertas a Robles.

“El día que me avisaron que sería parte de la Ópera esperaba la llamada a la 1:30 p.m., pues en época del coronavirus no pudo ser presencial. Mientras esperaba, para relajarme un poco, comencé a tocar violín. Lo curioso es que la llamada se tardó y no me llamaban”, recordó André.

“A las 2:30 p.m. entró una llamada, pero no era de la persona que me había dicho que me iba a llamar, sino de la propia directora ejecutiva de la Ópera. Me dije -Ay Dios, ¿porqué me llama ella?-. Pero de inmediato me dijo: -permítame felicitarlo, André-. En ese momento pegué un grito tremendo, que salió de lo más profundo de mi ser”, añadió.

La explosión de alegría tenía fuertes motivos. Llegar hasta allí, no fue tarea fácil.

El camino de André

Después de que el señor Field le enseñará a André a tocar FA MI RE, mientras en segundo plano se jugaba un partido de la Selección de Fútbol de Costa Rica, el talento del joven violinista no pararía de desarrollarse.

“Mi abuelo y yo le decíamos a esa pieza FA MI RE (se ríe), pero en realidad se llamaba Hot Cross Buns. Fue lo primero que me enseñó, esa fue mi primera clase. Luego de eso, como él daba clases en la Universidad de Costa Rica (UCR) comenzó a llevarme a clases en la Etapa Básica y ahí comenzó todo”, narró André.

En la Etapa Básica se mantuvo André hasta que salió del colegio y entró a la UCR como estudiante de Ingeniería mecánica.

“En ese año de universidad tuve como una iluminación. Entendí que lo que yo quería hacer, realmente, era ser músico y no ser ingeniero”, confesó.

En ese misma época audicionó para la Orquesta de las Américas, logrando un cupo para tocar en una gira que esa institución musical hizo en México. Estando allí, un coach alemán le dio el empujón que necesitaba y le sugirió buscar sus sueños en Europa.

Entonces André viajó a Alemania e hizo una audición para la Universidad en Lübeck (Musikhochschule Lübeck), donde hizo el bachillerato en música con énfasis en violín.

“Fue un reto estar allí, pues aunque pasé la audición en términos musicales me dieron el plazo de seis meses para que aprendiera alemán, si no perdía el cupo. Gracias a Dios pudo hacerlo”, recordó.

Pero el sueño de André Robles era tocar en la capital alemana. Por eso, el tico se mudó a esa ciudad a hacer una maestría en la Universität der Künste Berlin.

Al concluir sus estudios, Robles logró un puesto como “academista” en la Ópera Alemana de Berlín, que es algo así como una práctica profesional. Fue un gran paso, pero lo realmente duro vendría después.

La pasantía tenía un plazo de dos años y, si no hacía algo al respecto, su sueño terminaría por esfumarse.

“Para poder quedarme en la Ópera, tuve que hacer una audición durísima, que solo pasamos dos estudiantes. Una violinista polaca y yo. Pero eso no era todo, luego vendría un año de prueba, donde tuve que someterme a los ojos de todos los músicos”, explicó.

“Fue un tiempo de mucha presión. Me sentía observado, todos sabían que yo era el que estaba a prueba. Te medían el rendimiento musical, pero también la parte social. Entonces tuve que fortalecerme espiritualmente, hacer ejercicio, pues era común que me dieran ataques de paranoia o de pensar cosas que muchas veces no eran ciertas. Fue duro”, agregó Robles.

Pero ahora Robles puede respirar tranquilo. Espera con ansías la hora de comenzar la temporada regular de la Ópera Alemana de Berlín, que por el covid-19 podría empezar en setiembre.

Pero la historia no acaba ahí. A este tico le recorren por su cabeza sueños aún más nobles. Desea con todo su corazón formar una familia y poder tender puentes profesionales con Costa Rica, Centroamérica y Suramérica.

“Me gustaría enseñar y servir como una especie de pívot en Europa para músicos ticos, aprovechar esta condición privilegiada que tengo. Veo mi ingreso a la Ópera de Berlín como un nuevo proceso que se abre, esperando ser feliz con lo que sea que me espere”, finalizó Robles.