Un abracadabra entre música e historias

Después de haber hecho televisión y presentaciones en vivo por decenas de países, el músico Orlando Bertarini tenía una materia pendiente: la radio.

Hace cuatro meses que logró sacarse la espinita y hoy chapotea feliz en su nuevo charco: el programa Encuentro azul.

Bertarini, legendario integrante del grupo Abracadabra, dirige el espacio de una hora que se transmite de lunes a viernes, a las 6 p. m., en la emisora Azul 99,9.

Como su nombre lo dice, el programa busca ser una cálida reunión de amigos entre los oyentes y un hombre que de tanto rodar por los escenarios guarda mil historias para contar.

“La idea la veníamos peloteando desde hace un par de años con Alfredo Chino Moreno y Andrés Quintana (de la Cadena Radial Costarricense). En las presentaciones que hago en vivo, me gusta hablar con la gente y contarle un paquete de historias, así que le dimos forma para hacer eso mismo en la radio”, cuenta el compositor, pianista y cantante argentino.

La idea estaba clara, así que el arranque no tardó mucho en llegar. En abril, Bertarini se plantó frente al micrófono y empezó a “conversar” con los oyentes que le enviaban mensajes de texto a la cabina.

“La idea estructural es recibir a la gente, darle un ambiente de charla, con un ‘Hola, ¿cómo te va?’; la comunicación es directa, la gente me pregunta por algún cantante, yo le cuento una historia, pongo una canción y a los 30 segundos recibo el agradecimiento, ¡es cosa de amigos!”, agrega.

Fiel al estilo de la radio, en Encuentro azul se escuchan las grande baladas de las últimas décadas, eso sí, aderezadas con las anécdotas de un inigualable conversador como Bertarini.

Un café con Julio Iglesias, una charla tras bambalinas con Camilo Sesto y una broma jugada a Los Iracundos... las historias se desgranan entre canción y canción.

“También hay espacio para Abracadabra. Aunque les he dicho que la idea es no repetir música, la gente me pide a cada rato Chau, cariño, chau o La mujer que al amor no se asoma, que termino poniéndolas un par de veces por semana”, confiesa entre risas.

Por la mente del nuevo programador pasan ahora cientos de “locuras”, como él las llama, para matizar las tardes de Encuentro azul: hacer un programa en vivo, realizar entrevistas, hasta tocar el piano en la cabina. Entusiasmo le sobra.

“Me gusta mucho, porque estoy muy enchufado con la gente. Los que saben me dijeron que un programa se estabiliza a los siete meses, yo voy por cuatro y me siento bien, con ánimos de seguir en esto por mucho tiempo”, afirma.