Cuando izaron la bandera de la diversidad en la Casa Presidencial de Costa Rica, fuimos muchos quienes vimos el gesto simbólico con ojos cuasillorosos, a sabiendas de que estábamos presenciando un hecho histórico que alimenta nuestra sed de cambio.
A decir verdad, los comentarios que esa bandera suscitó entre la población no me sorprendieron; es evidente el miedo que genera en nuestra sociedad el que las personas se excluyan de los roles tradicionales que nos inyectaron en el cerebro, tanto en materia de sexualidad como de ideología, e incluso de apariencia.
No me preocupa el anacronismo, pues confío en que se extinguirá a buen paso, como ya ha pasado. Nada más recordemos que, décadas atrás, estas personas se negaban a que la mujer votase, y ahora todos –bueno, casi todos– sabemos que las mujeres son mejores que los hombres en muchos aspectos de la vida (la bandeja de entrada de mi correo agradecerá esto). Dicho eso, no quiero menospreciar la discriminación que todavía sufren... solo que antes la cosa era más deplorable.
Lo que me roba el sueño es la falta de acuerdo entre minorías. En realidad, todos somos minorías, pero me refiero a las progresistas, que luchan por cambios en legislación y pensamiento, y buscan roces con la igualdad, ya sea en temas culturales, sociales, religiosos, de preferencia sexual o de identidad de género.
Todos buscamos lo mismo –un mundo un poquito más justo–, pero entre los grupos minoritarios, comúnmente yacen conflictos. Ejemplifico con un caso reciente que involucra a la banda canadiense Arcade Fire y al grupo estadounidense Against Me!, entidades artísticas que buscan impregnar ideales ligados a la libertad del ser y al cambio social, y que brindan cierto balance a la corriente artística popular (o mainstream ).
En un plano general, aunque su música sea distinta, ambos grupos nadan contracorriente: Against Me! sacó el disco Transgender Dysphoria Blues, travesía biográfica desde las entrañas de la cantante Laura Jane Grace, quien hace dos años manifestó ser mujer transgénero; y Arcade Fire publicó el video de We Exist, en el que Andrew Garfield (protagonista del último par de cintas de Spider-Man) encarna el papel de transexual y sobrevive a toneladas de violencia.
Cuando salió ese video, Grace envió un mensaje en Twitter a Arcade Fire señalando que habría sido mejor incluir a un actor trans en vez de Spider-Man. Como es de esperar, fans y medios dieron rienda a un tiroteo innecesario, propio de cuando un tuit se convierte en noticia. Infinidad de titulares y algunas conversaciones después, cuando la Internet olvidaba el asunto, Arcade Fire reaccionó.
La banda escribió el tema en Jamaica, luego de conocer a jóvenes gais y escuchar sus relatos sobre el ambiente homofóbico que los rodea. “Están arrodillados, pidiéndonos por favor, rezando que no existamos”, canta Arcade Fire en We Exist, que con su video se perfila como un intento relevante por visibilizar estas situaciones bajo una luz más positiva.
Win Butler, cantante de Arcade Fire, dijo que conocer la adversidad que muchas minorías experimentan fuera de la burbuja liberal en la que él se desenvuelve fue lo que lo motivó a escribir el tema; parece honesto de su parte. Sobre el video, dijo: “Para un chico gay en Jamaica, ver al actor que interpretó a Spider-Man en ese papel es realmente poderoso”.
Grace reclamó que el video forma parte de una tendencia de la cultura pop por representar a las personas trans con actores que no lo son. Días después, luego de hablar con una artista trans involucrada en el video, la cantante tuiteó que la perspectiva de la artista la hizo pensar diferente acerca del video.
Ese último tuit no generó tantos titulares, a pesar de que es la cereza en el pastel: la ilustración perfecta de un progreso a lo interno y a lo externo, de este lado y del otro, dentro de ese cada vez más poderoso segmento de la población que persigue, por instinto, una mayor inclusión.
La lucha sigue, pero la contienda no es de todos contra todos, o para resumirlo en palabras que conocí gracias a Sonámbulo: “Separados somos una potencia, pero unidos somos un imperio”.