Desde hace un año el crítico de cine de La Nación, William Venegas, hace sus apreciaciones sobre los estrenos semanales de la pantalla grande en video para el portal web del diario.
Precisamente el lunes 16 de abril, Venegas grabó el programa 52 de Crítica de cine con William Venegas –ya disponible en línea–.
El programa fue concebido en el departamento de producción audiovisual del periódico y ha servido como enlace más directo entre Venegas y el público aficionado al sétimo arte.
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“El programa en video confía más en el receptor porque al ser más breve hay mayor confianza en que el receptor pueda entender lo que se está diciendo a partir de su propio conocimiento. En una crítica escrita, el receptor está menos exigido a entender”, refiere William Venegas sobre la experiencia de hablar de cine frente a las cámaras.
Reconoce que la brevedad de los comentarios en una plataforma audiovisual es fundamental en un espacio donde cada minuto es oro, de ahí que el tono de sus apreciaciones es más coloquial si se compara con la columna que publica con frecuencia en Viva.
“He procurado que el programa sea menos serio que la crítica, que recurriese incluso a una actitud más humorosa de parte del crítico y de establecer un campo común (entre emisor y receptor) y más coloquial”, destaca Venegas quien escribe para La Nación hace más de dos décadas.
A pesar del espíritu distendido que le imprime al espacio –que tiene nuevas contenidos los lunes– la acidez con la que suele hablar de las producciones de la pantalla grande la mantiene, solo que salpicadas con un poco de humor.
“Admiro la acidez en la crítica porque es su causticidad y permite mayor independencia frente al objeto criticado. Siempre he creído que uno debe tener una distancia amorosa con el cine y eso es lo que trato en el programa”, destacó Venegas, quien estudió teatro, filosofía y llevó cursos sobre apreciación del arte.
Otro valor de la producción que destaca el experto es que le dio un rostro a los textos que publica. “Por transferencia, ahora las críticas de cine de La Nación tienen un rostro, y el fenómeno no soy solo yo como persona, sino que la gente se identifica más con las críticas gracias al programa visual”, consideró William Venegas.
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Respecto a las diferencias en el público que consume ambos espacios (el impreso y el audiovisual), Venegas dijo: “En la crítica escrita la gente me cuestiona más el tema conceptual y lo que digo yo de la película; y en el programa lo que me cuestionan son aspectos del formato”.
Con el fin de consolidar el proyecto y evolucionarlo con los meses, Venegas apunta a sacar el programa de estudio y trasladar algunas emisiones a salas de cine e incluso espacios abiertos para compartir con el público.
Mientras eso sucede, él seguirá realizando sus comentarios apegado a una premisa: “Siempre vi la actividad del crítico de cine como una actividad de importancia intelectual. Defiendo la objetividad en el análisis antes de la subjetividad y de si me gusta o no la película”.