Los legítimos lobos con piel de cordero son los personajes que arriban a la señal de Investigation Discovery en Santos Siniestros , una miniserie de tres documentales sobre autoridades de diversas iglesias que dieron un vuelco total a su supuesta vocación y se convirtieron en ministros del mal.
Tradicionalmente, la sociedad acostumbra a sus niños desde pequeños a respetar a los hombres y mujeres del clero. Ya de jóvenes y adultos, son miles los creyentes que se apoyan en ellos en momentos de vulnerabilidad; buscan su apoyo y usualmente los curas o pastores están dispuestos a escuchar y orientar a los miembros de su rebaño para que reencaminen sus vidas.
Pero ¿qué sucede cuando estos sabios consejeros abusan de su autoridad moral? ¿Qué sucede cuando los ministros son en realidad almas siniestras?
Este es el eje de la miniserie que se estrena este domingo 15. Entre los casos que se reseñan está el de un predicador sanguinario que logra convencer a una inocente y pequeña comunidad de que le permita ser su pastor.
Inimaginable pensar que están haciendo un trato con el mismísimo engendro del diablo, pues al cabo de sesudas investigaciones sobre cruentos crímenes en la zona, todo empieza a señalar al sospechoso más impensable.
En otro caso, un cura travestido descorre varias aristas de su ya oscura personalidad al seguir una vocación un tanto diferente... por algo recibe el apodo de “Monseñor Metanfetaminas”.
Una de las historias más sonadas tuvo lugar en el año 2012, en Pennsylvania. El ministro metodista Ab Schirmer es amado por su congregación. Todos sufren solidariamente cuando pierde a su esposa en un accidente automovilístico... hasta que empiezan a cernirse dudas sobre lo que ocurrió.
Pero sin duda, el caso quizá más tenebroso es el de la muerte de Rebeca Gay, quien desaparece súbitamente en una noche de Halloween.
El pastor de una congregación vecina sirve de enlace entre los desesperados familiares y la Iglesia. Sin embargo, sus frenéticos ataques de histeria empiezan a despertar suspicacias, hasta que las pruebas incriminan directamente al pastor con el sangriento crimen de Rebeca.
Lo más siniestro es que todo ocurrió aquel 31 de octubre desde muy temprano, cuando la joven de 24 años llegó confiada a la casa remolque de su guía espiritual y terminó masacrada con un mazo en la cabeza, y al tiempo asfixiada con una abrazadera plástica.
Peor aún cuando se supo que el pastor había cuidado al pequeño hijo de Rebeca todo el día hasta entregarlo a su padre, no sin antes vestirlo para Halloween. Finalmente, confesó que la mató porque hace tiempo “fantaseaba con tener sexo con un cadáver”.