Downton Abbey narra las intrigas de la familia Crawley y de sus sirvientes en su casa de campo, con una recreación casi perfecta del mundo aristocrático del segundo decenio del siglo pasado en Gran Bretaña. Esta es una precisión que no se logra por casualidad, sino con una obsesiva atención en los detalles.
El retrato de ese esfuerzo por llevar a la audiencia a una época de etiqueta severa y de posturas rígidas es el que aparece en el documental en Masterpiece: The Manners of Downton Abbey .
El especial es presentado por Alastair Bruce, el historiador que se ha convertido en la molestia imprescindible en el equipo de producción para lograr un rigor milimétrico. Además de ser un prestigioso comentarista televisivo de eventos religiosos y de la realeza, Bruce trabajó como consultor histórico en las películas El discurso del rey y La joven Victoria .
“Cuando hay una historia como Downton Abbey , uno tiene la oportunidad de traer a la vida todo su conocimiento, y convertirlo en un activo práctico y útil en el diseño de las actuaciones que están siendo presentadas como entretenimiento”, dijo Bruce sobre el especial a la revista Parade .
El historiador cuida cada movimiento, cada palabra y cada pieza de cubertería que aparecen en la premiada serie de la PBS.
El sitio del Citizen Times revela que, en una ocasión, varias escenas debieron ser refilmadas porque Bruce se enteró de que en una cama de una habitación faltaba una cobija: un detalle imprescindible. Así de obsesivo puede el consultor en las minucias.
No obstante, él también ha tenido que hacer grandes concesiones que considera completamente comprensibles. Por ejemplo, los intérpretes no hablan con el acento aristocrático de aquella época..., porque habría sido insufrible escucharlos.
El documental se detiene en lo pequeño –por ejemplo, qué y cómo comía la aristocracia de la época–; pero también cuáles eran sus costumbres nupciales y cómo amasaron sus fortunas.
En una serie que traza claramente la jerarquía entre la élite y los sirvientes, estos detalles se convierten en símbolos iluminantes y, claro, en marcas de poder.