Su madre ganó ‘Bailando por un sueño’ 2007 para ayudarla y ahora ella es ficha de ‘El Chinamo’

En 2007, Hazel Linares entró a ‘Bailando por un sueño’ para ganar y poder operar a su niña a quien el hueso maxilar le crecía sin control. Esta historia tuvo final feliz y hoy Kessell, de 21 años, es bailarina del programa de fin de año.

Este artículo es exclusivo para suscriptores (3)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

Ingrese a su cuenta para continuar disfrutando de nuestro contenido


Este artículo es exclusivo para suscriptores (2)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

Este artículo es exclusivo para suscriptores (1)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

Kessell Robinson Linares tenía ocho años cuando empezó a notar que su dentadura era más prominente de lo usual. Desde hacía seis, el hueso maxilar le crecía sin control y sus dientes permanentes eran más notorios de la cuenta. En la escuela, y hasta en la calle, le hacían ver, mediante burlas, que “algo en ella no estaba bien”.

Ella tenía solo ocho años y el sueño inmenso de que su dentadura se acomodara y así poder cerrar la boca con normalidad y comer bien. Ha pasado más de una década desde entonces y hoy, convertida en mujer, Kessell está agradecida de haber cumplido su anhelo gracias a su mamá.

En agosto de 2007, una enérgica competidora apareció en la pantalla de la primera edición de Bailando por un sueño, era una limonense a quien le tocó bailar con el presentador Mauricio Hoffmann, inicialmente ella llegaría a la pista para beneficiar a una persona que requería una silla de ruedas; la silla apareció; entonces Kessell le pidió a su mamá, Hazel Linares, que bailara por ella, que ganara y que con el premio la ayudara a corregir su problema maxilofacial. Hazel ganó y el sueño empezó a cumplirse.

Una bailarina que quiere ser jueza

Hazel Linares asistió una noche de estas a El Chinamo, programa de fin de año de Teletica, ella llegó a ver a su hija, según informó la periodista Jeannette Zamora en su página Escri-viendo.

Una de las fichas nuevas que el espacio de fin de año incluyó en su grupo de bailarinas es Kessell Robinson Linares, la niña por quien Hazel bailó, y que hoy tiene 21 años.

En el rostro de Kessell no queda mucha evidencia del proceso que vivió desde niña. Luego de que su madre ganara el concurso de baile, ella empezó con un tratamiento que incluyó 12 años de ortodoncia, usar aparatos todas las noches y una complicada operación que se pudo realizar hasta que ella cumpliera 19. Esta chica llegó a pesar 39 kilos porque por un tiempo solo podía consumir líquidos.

Hoy Kessell está feliz porque “cumplió su sueño”. En cada presentación de baile ella destaca por sus movimientos, todos heredados por su mamá. Aunque ella no es muy aficionada al baile, quiso participar en el programa para ser testimonio de que gracias a su madre y a tratamientos permanentes consiguió verse como quería.

“El día que ella me visitó en el programa se puso a llorar. No podía creer que habíamos logrado ese sueño que ella había tenido, realmente todo el proceso fue difícil. Jamás se imaginó que desde 2007 hasta este año yo iba a participar en tele. Entré a El Chinamo luego de enviar fotos para el casting. Me seleccionaron y para ensayos estuve viajando tres veces por semana desde Liberia, que es donde vivo. Me venía en bus de 3 a. m. Por estos días de programa me estoy quedando en San José”, contó Kessell, quien estudia derecho en la Universidad de Costa Rica y enseñanza del inglés en la Latina.

Su sueño es ser jueza, aunque tras varios días apareciendo en televisión y guiñándole al mundo del espectáculo, se le despertó el interés por el modelaje. Luego de su vivencia aprovecha para motivar a las personas a no dejar de soñar solamente por lo que les diga la gente.

“Por el mismo bullying uno cree que no va a llegar a nada. No aspira a mucho. Ahora grande y luego de conocer personas que han pasado por situaciones similares, le digo a los demás que uno tiene que creer en lo que tiene y no en lo que dice la gente. Yo cumplí mi sueño, fue mucho dinero, muchos años, una operación complicada, pero el esfuerzo vale la pena”, afirma.

Mamá realizada

Hazel Linares no contiene la gratitud cuando habla de que no solo se cumplió su sueño, sino también el de su hija.

“Todo valió la pena: el sacrificio, la dedicación, porque bailar no es solo llegar y hacerlo. Además, yo estaba embarazada. Mi hija sufrió mucho, a veces veía como perdió peso y yo me cuestionaba si había hecho bien consiguiendo el dinero para el tratamiento, pensaba que yo estaba para ayudarla y no para maltratarla. Verla sufrir cuando la operaban, fue terrible”, contó Linares, quien vive en Limón.

La mamá agregó: “Cuando la vi bailando casi me muero. Ella llegó hasta allí porque quiere que la gente vea que el esfuerzo valió la pena”.