'Sensación deportiva': El negocio de la pasión futbolera

Con más de 40 años al aire, el programa de Leonel Jiménez sigue teniendo tantos contertulios como anunciantes y radioescuchas. La fórmula del éxito está en la fidelidad que el periodista ha sabido cultivar entre sus seguidores, así como en la ciencia de ponerle cierta dosis de picante y alma de aficionado a la hora del almuerzo a través de radio Columbia

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“Ya casi llega el patrón”, decían los contertulios, acomodados en sus respectivos puestos, a la espera de que el reloj marcara las 12:30 p. m. y Pepe Campos recitara a toda velocidad los comerciales para dar inicio a Sensación deportiva .

Ahí estaba también un espacio en el parqueo del restaurante Las Tunas, en barrio Cuba, esperando por Leonel Jiménez. No tenía un rótulo que dijera “reservado”, pero lo cierto es que nadie se atrevía a estacionarse ahí.

Sensación deportiva , el programa que inició transmisiones un 10 de marzo de 1978 y que ha estado en radio Columbia de forma ininterrumpida desde hace 14 años, gira alrededor de la figura de Jiménez: él es dueño único y absoluto del micrófono.

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Sin embargo, la química del programa no está en el monólogo, sino en reproducir a través del dial lo que bien podría ser una conversación futbolera de un grupo de amigos alrededor de una mesa de bocas.

Es un programa que mezcla pasiones –sin necesidad de tapujos ni eufemismos– con acaloradas contiendas alrededor del deporte rey.

Cada contertulio tiene un color, un equipo, una necesidad de defender un punto de vista ante el micrófono que siempre sostiene la mano de Leonel Jiménez.

“La polémica la van armando ellos mismos; yo lo que hago es punzar un poco. El micrófono no se lo doy a nadie. Me gusta tener un control total y absoluto”, admite el periodista.

El mismo Jiménez reconoce ser socio de Carmelita –de hecho, fue directivo de esa escuadra–, aunque dicen entre las mesas de Las Tunas que es liguista, solo que no quiere reconocerlo.

La tertulia de cada día. A eso del mediodía, aparece en Las Tunas José Alberto Castillo (Pepe) con algo de prisa. Tiene que desenrollar cables de micrófonos, probar el sonido, revisar la pauta publicitaria del día y llamar a Columbia para cerciorarse de que el enlace con la emisora funcione bien.

Es el hombre de confianza de Jiménez para encargarse de los aspectos técnicos del programa y ha estado en Sensación deportiva desde diciembre de 1987. Desde hace varios años, es el locutor comercial del espacio y, por eso, es el único contertulio que recibe un sueldo. Es también el único que comparte mesa con “el patrón”.

Se escapa al restaurante en su tiempo de almuerzo en un ministerio y aunque para muchos podría ser desgastante el trajín, asegura que más bien es algo que disfruta. “Cuando uno hace lo que le gusta, no es cansado”, afirma.

Luego, comienzan a llenarse las demás mesas. Van llegando de a pocos personajes tan variados como Miguel Agüero –exjefe de prensa de Saprissa y de la Federación Costarricense de Fútbol (Fedefútbol)–, Jorge Arturo Umaña –expresidente de la Fedefútbol y exvicepresidente del Club Sport Herediano–, el exfutbolista Derbin Barboza, Mauricio Licho Valerio –asesor del Concejo Municipal de San José–, el presentador René Barboza, el músico Carlos Pitusa Gutiérrez y hasta el aficionado Leonardo el Lagartillo Amador, quien admite que cuando no va al programa, es porque “se alzó de tanda”.

La mayoría de los contertulios son dirigentes del fútbol nacional, exdirigentes, exfutbolistas, empresarios y jubilados. No reciben paga (Jiménez bromea con que deberían pagarle, porque él “los hizo famosos”), pero llegan a diario por al menos una o dos razones: por el placer de defender sus opiniones en un espacio radial o porque de paso logran algún beneficio personal.

El cantante y presentador televisivo René Barboza, por ejemplo, aprovecha el tiempo al micrófono para “robar anuncios” y promocionar al aire su restaurante, karaoke y canchas sintéticas.

Licho Valerio, por su parte, reconoce que su ganancia está en que Leonel Jiménez le presta el micrófono para hablar de política en tiempos de campaña.

Pero al programa acuden también quienes están convencidos de que sus análisis representan un verdadero aporte, como Jorge Arturo Videche. “Soy el mejor contertulio que tiene este programa, por mucho y sin rajar”, dice.

Eso sí, entre el grupo de contertulios –que ronda las 70 personas, contando amigos y colaboradores del programa, según Jiménez– las menos son las mujeres. Ocasionalmente llega alguna, como la periodista Isabel Ovares.

Las bocas y los almuerzos van y vienen porque a las 12:30 ya pica el hambre y porque Sensación deportiva también es un espacio de socialización entre amigos y entre otros que se llevan ley por los colores de sus aficiones. Hay frescos y gaseosas, pero no licores... o al menos no los hubo el día en que el equipo de Viva acompañó a Jiménez en el programa.

A las 12:30 p. m., con puntualidad japonesa, Pepe toma las riendas de Sensación deportiva y abre con la primera tanda de cuñas comerciales. Entretanto, llega “el patrón”, toma asiento y saca de su maletín de mano el guion.

Jiménez hace un repaso por las noticias del momento y sienta así las bases para la tertulia del día. Con un ritmo reposado, comienza a infiltrar sus comentarios para atizar el fuego no solo entre sus contertulios, sino también en el público del programa.

Los llama de uno en uno a la mesa que comparte con Pepe Castillo y les da espacio al aire, pero sin soltar el micrófono.

En un día atípico en el que más contertulios de los usuales se hacen presentes en Las Tunas, Jiménez se levanta con el micrófono y comienza a recorrer las mesas para que todos –o casi todos– tengan un espacio al aire.

Eso sí, cuando alguno se sale del tema impuesto por Jiménez o comienza a lanzar ataques a otros compañeros, el conductor retira el micrófono sin advertencia previa.

Ortodoxa o no, es su manera de mantener el respeto a las audiencias y, de paso, evitar las rencillas que pueden desencadenar las pasiones futboleras. De hecho, recuerda aquella ocasión en la que un exdirigente de Turrialba –cuando estaba en la Primera División– habló mal del árbitro Ramón Luis Méndez y el resultado fue caótico.

“(Méndez) andaba cerca en el carro y se vino al lugar del programa. Le dio golpes y me botó la consola, el teléfono, el micrófono cayó por allá... Quedó el programa fuera del aire y como a los 15 o 20 minutos, llegaron las televisoras y todos los medios escritos. ¡Fue un escándalo!”, afirma.

Negocio redondo. Al ser Sensación deportiva una producción independiente de Columbia, Jiménez devenga un porcentaje de la pauta comercial, cuya cifra prefirió no revelar porque es “ top secret ”.

Según Jiménez, las estadísticas en su poder muestran que más de 700.000 personas escuchan su programa cada día, y que actualmente es la hora y media más escuchada en la franja de programas deportivos.

Por eso, asegura, tiene patrocinadores que han estado con él desde hace más de 25 años, como Óptica Central.

¿Cuánto factura el programa?

Algunos millones.

¿Como de 5 a 10 millones, por decir algo?

No me gustaría dar cifras. Sí, sí, de 5 a 10 millones.

¿De 7 a 10?

Por ahí.

¿Este es el mejor momento en cuanto a la facturación? Es decir, ¿nunca antes había facturado tanto?

Sí, porque el costo de la vida, la cantidad de anunciantes y el costo de lo que vale la cuña en el programa hacen posible eso.

¿Ha sobrepasado los 10 millones?

Sí.

¿En épocas de mundial o regularmente?

Es que la verdad no quisiera hablar mucho de lo económico.

Lo cierto es que Jiménez supo tener la mentalidad empresarial para, además de mantener vivo el programa a lo largo de más de 40 años, generar ganancias paralelas a partir de su popularidad.

Cada sábado, el programa visita una comunidad distinta y quienes deseen acompañarlo, deben comprar los paquetes que ofrece su agencia turística Global Travel, la cual da sustento hasta a los hijos y nueras del periodista.

El programa también se ha transmitido desde Hawái y Las Vegas, en Estados Unidos; Arabia Saudita; China y Corea.

Por eso, a sus 70 años, Jiménez ni siquiera vislumbra aún la posibilidad de despedirse del dial.

“Descansar no, porque el día en que termine aquí seguiré con la agencia de viajes. Voy a escribir un anecdotario de los campeonatos mundiales, de los que he ido y de los que no”, asegura. “Estoy lleno de salud, no tengo problemas de voz. No me veo retirándome muy pronto”.