Micky, no nos puedes dejar así: reflexiones tras el final de temporada de ‘Luis Miguel La Serie’

El último episodio sincronizó a millones de usuarios de Netflix pero no entregó todas las respuestas que la fanaticada clamaba. Una segunda temporada se asoma en el horizonte.

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Luis Miguel sigue cantando. El episodio final de la primera temporada de su serie ¿biográfica? terminó hace unos minutos pero escribir estas líneas se me hace imposible en el silencio. Por eso, aquí estoy, haciendo lo insospechado: viendo videos viejos de Luis Miguel en Youtube, un domingo en la noche.

13 semanas atrás, Luis Miguel y yo no éramos amigos. Cierto que ha sido parte de la banda sonora de mi vida en los últimos 30 años (al igual que para millones de latinoamericanos) pero nada más allá de la escucha casual e involuntaria. Me preciaba (según yo) de nunca haber comprado un casete de Romances, y en el colegio me burlaba de mi compañera Iris Catalina por forrar sus cuadernos con recortes de Luismi (los míos estaban adornados con Iron Maiden).

Y aquí estoy, hoy, aún asimilando que me sé de memoria la letra de Palabra de honor, La incondicional y Fría como el viento. Desde siempre.

El cierre de Luis Miguel La Serie me dejó con el corazón en la boca y la respiración sostenida. Y eso era un privilegio reservado para Game of Thrones.

En adelante encontrará abundancia de spoilers sobre la primera temporada de la serie sobre el divo mexicano y, en especial, sobre el capítulo 13, No me puedes dejar así, hecho disponible por Netflix en Costa Rica la noche del domingo 16 de julio del 2018. Si aún no ha visto el desenlace, sírvase abandonar la lectura o, bien, proceda bajo su propio riesgo. Conste.

No me puedes dejar así es un título puesto en son de cruel broma para el episodio final, pues la gran incógnita que atrapó al público a lo largo de toda la serie -el paradero de Marcela, la madre de Luis Miguel- no fue resuelta. Sin embargo, la serie aclara algo que muchos intuían: el cantante sí llegó a enterarse de lo sucedido a su mamá.

La revelación fue espectacular, y llegó en el último soplo del capítulo. Pero recapitulemos: la trama nos devuelve a la escena con la que inició la serie, con Luis Miguel listo para dar un concierto en Paraguay, en 1992. Ahí el artista se entera que su padre agoniza en Madrid y ahora entendemos lo que no supimos interpretar 13 semanas atrás: Micky debe ver a Luisito Rey una vez más, pues solo su padre puede aclararle qué pasó con su madre.

El capítulo tiene otros temas secundarios pero son eso, secundarios (y más adelante hablaremos de ellos). Lo que importa es que padre e hijo tienen un último encuentro, con el progenitor dando sus alientos finales en una cama de hospital, aquejado de una enfermedad “de mala fama” no revelada pero que se da a entender podría ser sida (todos dábamos por sentado que el cáncer era más que merecido). Micky está al lado de su padre agonizante no para brindarle alivio o perdón, sino para preguntarle, por última vez, qué pasó con Marcela. “Marcela... se fue”, dice el moribundo.

La escena es de una fuerza enorme. Es inevitable sentir el apremio de que el tiempo se agota, de que la próxima respiración de Luisito será la última y que Micky abrazará por siempre a la duda. Pero Luis, cabrón, responde, a su manera.

Micky: ¿Por qué me niegas algo que yo sé que tú sabes?, ¿sabes el daño que me hace esto a mí?

Luisito: Tú ya sabes dónde está.

Luisito Rey dejó el mundo a su manera, cabrón hasta el final, respondiendo al hijo en sus propios términos. Micky sale de la habitación y, descontrolado, nos da voz a todos: ‘Es un hijo de puta’. A la serie le resta si acaso un minuto y creemos que deberemos irnos a la cama masticando la incógnita, pero el buenazo de Hugo López, el mánager que fue más papá que Luisito, salta al rescate: le entrega a Luis Miguel un sobre de manila con el informe del Mossad, en el que se revela la verdad sobre el paradero de Marcela. Luis Miguel rompe en llanto y no abre el sobre. Vamos a negro. Fin.

Maldita sea la hora en que le entregué las noches de domingo a estos desgraciados.

Oficialmente, desde 1986 la señora Marcela Basteri está desaparecida. Luis Miguel La Serie no dio respuesta a su misterio pero sí arrojó luces tenebrosas sobre lo que pudo haber ocurrido con ella: la madre viaja de Italia a España, con la esperanza de encontrarse con su hijo mayor en Madrid. Sin embargo, al llegar a la casa de Las Matas sólo se topa con Luisito Rey, quien necesita de ella una firma para formalizar el contrato de Luis Miguel con la disquera WEA. Marcela ingresa a la vivienda con su pequeño hijo Sergio en brazos, Luis cierra la puerta con llave. Es la última vez que la vemos.

¿Mató Luisito Rey a su esposa en Madrid? La serie nos ha ido conduciendo, por medio de las investigaciones de Micky a esa conclusión. Hugo le dice a Luis Miguel que la inteligencia israelí encontró a Marcela, sin entrar en detalles de si está viva o muerta. La respuesta está dentro del bendito sobre de manila amarillo.

Si bien Telemundo y Netflix no han hecho un anuncio oficial, se da por seguro que la serie tendrá una segunda temporada, presumiblemente en el 2019. Será hasta entonces, esperamos, que el caso de Marcela será revelado por completo.

Luisito Rey: el adiós de un grande

Infame, sin duda. Y carismático, aún más. Interpretado con maestría por el actor español Óscar Jaenada, Luisito Rey fue el villano que amamos odiar y, por mucho, el personaje más interesante y memorable de esta primera temporada, al punto de monopolizar la conversación sobre la serie, muy por encima del protagonista.

Lo anterior, lejos de ser un accidente se trata de un acierto muy calculado. Recordemos que esta serie es la versión oficial de Luis Miguel sobre su vida, y el hermético intérprete logró girar los cuestionamientos que han flotado tradicionalmente sobre él hacia su fallecido padre: ya no tiene sentido aborrecer al Luis Miguel mal papá, que daña emocionalmente a sus parejas y que tiene líos financieros cuando es más satisfactorio odiar a su padre.

Luis Miguel nos dice en la serie que él es producto de sus circunstancias. Y le creemos. Luisito lo explotó, lo alejó de su madre, lo drogó, lo lanzó a una precoz actividad sexual, lo humilló, lo estafó... y lo hizo un ídolo musical más importante de Latinoamérica. Para bien y para mal, sin Luisito Rey no habría Luis Miguel.

La serie seguirá adelante sin Luisito. El reto es mayúsculo pero no imposible: el público ya está cautivo y es factible que el padre siga apareciendo en capítulos venideros por flashbacks. Aún así, lo hecho en esta primera temporada es suficiente para colocarlo como uno de los villanos más exquisitos de la televisión reciente.

Una serie diferente

Luis Miguel La Serie no es el primer serial que aborda la vida de un astro de la música en español. Aún vigentes tenemos los recuerdos de las series sobre Juan Gabriel, Celia Cruz, Jenny Rivera, Paquita la del Barrio (gran movida de Teletica el estrenarla hoy, justo un día después del final de la de Micky), y la también disponible en Netflix sobre José José. Entonces, ¿por qué estamos hablando tantísimo de Luismi?

Aunque la serie salió bajo la bandera de Telemundo y Netlix, en realidad se trata de una creación estadounidense de la división televisiva de MGM, con la producción ejecutiva de Mark Burnett, uno de los productores más colmilludos del mundo y a quien se deben éxitos planetarios como Survivor, The Voice, Shark Tank, y el lanzar a Donald Trump al estrellato por medio de The Apprentice (nadie es perfecto).

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Otro factor diferenciador está en que su materia prima es un artista reservado como pocos, envuelto en un permanente halo de misterio y de cuya intimidad se ignora mucho. Por las razones que sean, Luis Miguel permitió a los guionistas trabajar con aspectos poco conocidos de su vida personal y eso nos parece una ventana a un lugar poco explorado.

Ninguna de las revelaciones hechas en la serie se pueden tomar como verdades absolutas, pues al final lo que se impone es la versión de Luis Miguel, además de que muchos elementos han sido dramatizados o bien inventados en función de la narrativa. Aún así, el público dará por hechos verdaderos mucho de lo mostrado por la serie.

Apuntes sueltos:

1. Hugo López es un tipazo, el tipo de figura protectora y paternal que todo genio necesita. El cierre de temporada se da en 1992, cuando la salud del empresario argentino declina, afectada por el cáncer. López murió a causa de dicha enfermedad en 1993, así que es previsible que su personaje no tendrá una participación signifitiva en los eventuales capítulos venideros.

2. La serie finalmente abordó un tema del que Luis Miguel ha sido tradicionalmente escueto: su hija Michelle Salas. Producto de una relación efímera con la también cantante Stephanie Salas, la existencia de la niña es tratada con amplitud en el capítulo final, donde se revela que el ídolo ignoró por al menos tres años la existencia de su hija, al no esta seguro de que él fuese el padre.

3. Issabela Camil (Erika en la serie) no había soltado prenda sobre cuán profunda había sido la relación de noviazgo que sostuvo con Luis Miguel. De acuerdo a la serie, ahora se establece que fue ella quien presionó al cantante para que asumiera la paternidad de Michelle, quien lo empujó a ser honesto en la polémica sobre su nacionalidad, y les acompañó a él y a su hermano Alex en el hospital madrileño al momento de la muerte de Luisito Rey. Gran aporte.

4. De lo que sabemos de la vida real de Luis Miguel se puede prever lo siguiente de cara a la posible segunda temporada: la relación con Érika eventualmente llegará a su fin, y se esperaría abordara los mediáticos romances que el mexicano sostuvo durante los años 90 con estrellas del espectáculos, como las conductoras de televisión Daisy Fuentes y Myrka Dellanos, la actriz Sofía Vergara y la diva Mariah Carey.

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5. La temporada cerró con Diego Boneta perfectamente mimetizado con Luis Miguel. Su interpretación vino de menos a más a lo largo de los 13 capítulos y su trabajo como intérprete queda con una nota alta. Si ya su perfil era bastante notable en Hollywood, sin duda que sus acciones se dispararán aún más de cara a proyectos venideros.

Luis Miguel, el hombre, le ha dado su bendición a Luis Miguel La Serie. Todo lo que se cuenta en ella tiene su visto bueno, sea realidad o ficción. Aún así, el artista no ha tenido manifestaciones públicas sobre el contenido del programa dese su estreno y es poco probable que rompa sus años de silencio para con la prensa, máxime que es de esperar que ahora los entrevistadores apunten a las revelaciones de la serie.

En sus redes sociales, el divo ha ignorado por completo a la producción de Telemundo y Netflix, y todas sus publicaciones están relacionadas a su actual gira de conciertos. Lo más cercano a un guiño hacia la serie se dio el 30 de mayo, cuando en el Instagram, Facebook y Twitter del artista apareció una foto de la partitura de Culpable o no, el tema que un par de semanas antes había sido vital en la trama del cuarto episodio y cuya popularidad se disparó desde entonces.

Si bien la presente gira tiene como excusa la promoción del más reciente disco de rancheras del intérprete, es de esperar que el público se acerque a los futuros conciertos del mexicano con un especial interés en escucharle cantar sus éxitos de tres décadas atrás, aquellos que salieron previo a los discos Romances y que le dieron forma al soundtrack de la serie.

Netflix y su hora feliz

El mismo día que se jugó la final de la Copa del Mundo, la historia de fondo era otra. Esa noche, los bares en decenas de ciudades (San José entre ellas) se organizaron para poyectar, en pantalla gigante, el capítulo de cierre de la serie sobre Luis Miguel. En los tiempos de Netflix y el streaming esto parece un disparate y aún así ocurrió.

Netflix hoy vivió algo nuevo, algo que solía ser privilegio de unos contadísimos gigantes de la televisión regular: un final de temporada visto, al unísino, por millones de espectadores en perfecta sincronía. Así era la vida antes, en los tiempos del ¿Quién le disparó a Jr? de Dallas, o de la masacre de la boda en Dinastía. Luego vino el gigante del streaming a cambiarlo todo y darnos temporadas completas de golpe, y por más que nos emocionaran los cierres de House of Cards y Orange is the New Black, cuando los vimos fue solitos, en nuestro propio tiempo.

Las series de Netflix rara vez rinden como tema de conversación para más de un par de semanas. Si no nos colgamos a The Crown justo en su estreno perdimos el momento y ya en un mes nadie querrá oírnos opinar del último capítulo de Stranger Things que los demás vieron el mismo fin de semana de estreno. Pero con Luis Miguel las circunstacias nos obligaron a la pausa, al consumo moderado y en dosis semanales... y qué bien nos hizo.

Esta no es la primera serie en Netflix que se estrena a ritmo de un capítulo por semana (ya antes pasó por Better Call Saul y Designated Survivor) pero sí fue la primera en la que eso nos importa. Fue fascinante el ciclo de esperar a las 8 p. m. del domingo para darle “play”, luego correr a redes sociales a ver los mejores memes y al día siguiente enterarnos por la prensa de las desmetidas de Roberto Palazuelos y las teorías sobre Marcela. Difícilmente volverá a pasarnos este año algo así debido a una serie de Netflix. Bien jugado, pisha...

Epílogo: A las 3 a. m. del lunes sigo oyendo a Luis Miguel. Esta relación, que tan mal empezó, se hace cada vez más entrañable. Bien lo dijo Hugo: al final lo que nos queda es la gente que nos quiere.