Pocas cosas resumen tan bien la convulsión de la vida moderna como una tendencia que popularizó Breaking Bad en las series de televisión pero que existía desde antes: la historia del hombre común y corriente –respetable, loable– que, dadas las circunstancias, se convierte en un granuja; el que cambia su conjunto de valores y convicciones en aras de encontrar una salida a sus problemas, agobios e inseguridades.
Inside Men , la miniserie que estrenará I.Sat este viernes 23 de enero, trata sobre eso. La historia cautiva no por el crimen que sus cuatro personajes principales realizan, sino por los motivos que los llevaron a hacer algo con lo que quizá nunca antes estuvieron de acuerdo.
La calidad de Inside Men es indiscutible, como suele ser el caso casi con cualquier producción británica. La serie de cuatro episodios fue estrenada hace tres años por la cadena BBC One, creada por el guionista inglés Tony Basgallop, quien con este programa y con What Remains se ha convertido en una importante fuerza creativa para la cada vez más imponente televisión del Reino Unido.
La dirección estuvo a cargo de James Kent, otro joven nombre inglés, quien se ha dado a conocer gracias a producciones como Testament of Youth y The Secret Diaries of Miss Anne Lister .
A eso le sumamos el talento que se colocó frente a las cámaras para desarrollar estos complicados personajes (del cual, por supuesto, conversaremos más adelante), y tenemos aseguradas cuatro jornadas de beneplácito televisivo durante las próximas semanas, pues la serie se estrenará el 23, a las 11 p. m.; misma hora a la que se transmitirán los otros tres episodios, los días sábado 24, viernes 30 y sábado 31 de enero.
Desde adentro.
Dos distintas líneas temporales se conjugan en Inside Men : la serie comienza en noviembre, cuando el grupo de hombres celebra su gran hazaña (el robo, pues), pero luego se devuelve a enero, cuando es posible ver en detalle el contexto de quienes eventualmente serán condenados como antisociales. Durante los cuatro episodios de la serie, estas líneas temporales se cruzan y confunden.
Al primero que conocemos es a John Coniston, interpretado por Steven Mackintosh (The Escapist , The Sweeney , Camelot), quien se encuentra en su garaje acomodando cosas hasta que un grupo de hombres entran y lo apuntan con varias armas, obligándolo a llevarlos a su lugar de trabajo. Luego, nos damos cuenta de que John administra un almacén en el que todo tipo de compañías guardan grandes cantidades de dinero.
John está en la mediana edad, es dócil, y se sabe atrapado en una inexistencia insignificativa. El almacén se llama Larson House y de él ha sido un perro fiel. Con Kristy, su esposa, adopta un niño. Y todo en su vida está en orden, hasta que las piezas empiezan a moverse en direcciones opuestas a la de esa conformidad de la que no se siente capaz de escapar.
John es el tipo de jefe que no logra definir sus decisiones del todo bien. No pone el brazo sobre la mesa ni grita por un mejor esfuerzo de sus empleados; se queda callado. Cuando ve a un subalterno robándose dinero del almacén, se debate entre qué hacer. Es harto dócil.
Uno de sus empleados es Marcus Riley (interpretado por Warren Brown, conocido por Luther y Occupation ), quien es básicamente un chofer que lleva carros llenos de dinero a la empresa. Marcus quiere darle a Gina, su novia, la vida que él cree que ella merece, y con su corto salario no encuentra forma de hacerlo, pero está constantemente pensando en formas de ganarse unos extras.
Marcus tiene muy buenas intenciones; de hecho, le puso un salón de belleza a su novia para ayudarla a tener esa vida por la que ella se quedaría con él, pero el negocio está quebrando y el chofer tiene que buscar una forma de pagar la renta.
Fuera de la bóveda, Chris Lebdon (Ashley Walters) cuida el inmueble. El guarda tiene un corazón blando y pone sus esperanzas en un futuro mejor, pero tiene como obstáculos de su felicidad el pequeño apartamento en el que debe dormir todas las noches y una madre alcóholica a la que tiene que cuidar frecuentemente.
Dadas las penurias por las que están atravesando Chris y Marcus, es entendible por qué el segundo no perdió la cabeza cuando el primero le presentó un plan sencillo que podría sacarlos de la miseria: robar una cantidad moderada de dinero del almacén, y con ello encontrar soluciones, por ahora, a sus problemas.
Eventualmente, John se da cuenta del plan de ambos e interviene, pero de la forma en que ellos menos se lo esperaban; sí, el crimen lo comiten entre los tres, pero el robo no es el detonante de la historia, sino lo que sucede antes, durante y después de la atrevida movida.
“Lo que hace tan bien Inside Men es hilachar las motivaciones de cada hombre para involucrarse en el esquema que eventualmente confeccionan”, escribió el crítico de televisión de The AV Club .
Por su parte, Vaya Tele afirma: “El atraco no es más que el detonante, la excusa para mostrar cómo el trío protagonista revela sus verdaderas personalidades y, en ese aspecto, John termina siendo casi el centro de la serie. Sus motivaciones van moviendo la trama, que depara algún que otro momento que no se desarrolla cómo podríamos pensar, y aunque con el final podemos tener nuestras reservas, Inside Men termina siendo una miniserie bastante sólida y bien construida; una interesante aportación a ese subgénero de los atracos perfectos”.
Con estas producciones recordamos que, una vez que sentimos empatía por aquel con quien no estamos de acuerdo, nuestra humanidad es más evidente.