Hasta antes de presentarse ante un público masivo en la televisión nacional, el diseñador de calzado, Daniel del Barco, era conocido en el país básicamente por el segmento de la población que consume temas de moda o farándula en los medios. Aún así, mucha de esta gente sabía de Daniel y de su trabajo, pero la gran mayoría no había tenido oportunidad de verlo, escucharlo, descubrir al ser humano que existe detrás del empresario.
Su fichaje fue, si se quiere, una apuesta algo arriesgada de la producción, pues es un hecho que entre más conocidas sean las “estrellas”, más rating se le suma al show .
Lo cierto es que la pegaron de jonrón y los del 7 lograron ofrecer un plus que posiblemente nadie se esperaba y que constituyó un fresquito en el corazón de miles de costarricenses que pronto se vieron cautivados por la espontaneidad, humildad y la sonrisota de Daniel, quien desde el primer día aseguró que con solo dar su mayor esfuerzo y disfrutar de las primeras galas –en las que no había expulsión– se daba por satisfecho y totalmente feliz.
Semana tras semana fuimos testigos de su garbo y su educación; así como el chef azotó desde el primer momento con su cuerpazo y sus movimientos, Daniel hizo exactamente lo mismo al desmarcarse de todos los demás por la autenticidad natural que emana como ser humano.
Es un hecho que la sociedad está urgida de líderes positivos, de personajes inspiradores, y eso fue lo que ocurrió con Del Barco. Las anécdotas abundan, pero entre las más conmovedoras está una de las primeras iniciativas grupales más llamativas cuando en Facebook crearon el “Club de Fans de Daniel del Barco-Golfito”, el cual luego fue replicado en Pavas, Alajuela y Pérez Zeledón.
Daniel incita una cercanía que hizo que la gente se le acercara en todas partes, en el supermercado, en la calle, mientras iba manejando... las personas le hablaban como si lo conocieran de toda la vida, sin ninguna timidez, y como a él le cuesta echarse una conversadilla, en más de una ocasión se quedó “volando pico” con sus fans, después de tomarse el consabido selfie.
Este lunes, después de la expulsión, Del Barco tuvo una más de varias experiencias hermosas, según lo contó en Facebook y que resume un poco la química que entabló con el público.
“Cerca de las 6:30 p.m., en una tarde de lluvia, yo iba en mi carro por el Paseo Colón y mientras esperaba que el semáforo se pusiera en rojo, sentí una energía como si alguien me estuviera viendo..., volteé a ver hacia mi derecha y en una parada de buses estaba sentada una señora que me tiraba besos y me saludaba con sus manos!!! Yo bajé la ventana y la señora me gritaba: ‘Mi amor, divino, te amo, lo hiciste bellísimo, bailaste muy bien. Me encantas, te voy a extrañar’ Mi asombro fue tal, que no se me ocurrió hacer un video, que es lo que procedía!”, escribió Daniel.
Nosotros le ofrecemos un aplauso de pie a la Producción y le enviamos un abrazo fraternal a Del Barco; nosotros también extrañaremos aquel desborde de positivismo con el que recibía los paletazos, así fueran con calificaciones de 4: siempre con su sonrisota, aceptaba las críticas y se retiraba feliz a prepararse para lo que seguía. Definitivamente, Daniel del Barco fue una estrella diferente a todas las que hemos visto en las tres emisiones de Dancing with the Stars .
El domingo nos sorprendió para bien ver al exfutbolista Rolando Fonseca –quien estaba como panelista en ‘Zona Técnica– exhibiendo un rostro lozano, de piel saludable y alejada de aquel montón de grietas que se le veían incluso cuando aún era jugador, posiblemente por la exposición a los rayos del sol en las canchas, siendo él tan blanco.
No sabemos si es que se metió una platica en tratamientos o se está embadurnado de sábila por las noches, pero lo que sea que esté haciendo lo hace verse fresco y más joven, pero sin alterarle los rasgos ni mucho menos. Que pase la receta o el santo.
Por cierto, en lo que enfocaban a Fonseca pasaban de inmediato a Gustavo López-Cárcamo, y como estábamos ceñidos en labores de auscultamiento, le pusimos bastante atención a ver si es cierto que a Tavo le va el apodo con el que siempre lo vacila el bandido de Morgan (Mauricio Astorga), “Care’ Botox” y no, definitivamente no. De hecho Gustavo ya exhibe unas sensuales líneas de expresión muy a lo George Clooney cuando estaba en sus 40’s, ¡qué podersh !
El lunes el columnista de Deportes Nación, Jacques Sagot, le jaló la lengua a Hernán Medford al emplazarlo públicamente por sus quejas constantes sobre los errores arbitrales que se han vuelto una constante de horrores en el Campeonato Nacional, en especial en las últimas fechas.
Justo el martes, Deportes Repretel ofreció una nota en la que evidenciaba, con ejemplos de fallos arbitrales recientes simplemente increíbles y ponencias de involucrados directos --incluida la del cuestionado director de la Comisión de Arbitraje, Daniel Varga-- , que estamos al frente de una de las peores crisis que recuerde este Topo.
Medford básicamente dejó callado a Sagot, quien como opinólogo de este tema es un excelente pianista. Eso sí, el columnista tuvo sus horillas de fama porque al meterse con un tema tan álgido, se aseguró gran lecturabilidad y atizó una polémica que ya de por sí está ardiendo. Muy pero muy particular forma de mantenerse vigente.
Y bueno, no podemos cerrar sin ofrecerle un homenaje póstumo a ese extraordinario ser humano y excelente actor que fue Sergio Paniagua, a quien hace una semana le ofrecíamos nuestro voto de apoyo desde estas páginas debido a su inminente cirugía para extraerle un tumor en el cerebro.
Como se sabe hoy, la salud de Sergio se complicó tras el procedimiento y falleció este martes en la madrugada. Pocas veces antes hemos sido testigos de una clase de testimonio de vida como la que nos ofreció Sergio durante sus últimas semanas de vida, ya en el hospital a la espera de la cirugía. Ahí pululan hoy, en redes sociales, sus mensajes llenos de paz, llenos de fe. Llenos de aceptación, incluso. En medio del dolor que nos ha causado el desenlace de su proceso, ha sido maravillosa la forma en que este valiente gladiador se despidió de este mundo.
Con permiso, don Leo Perucci, pero vamos a cerrar parafraseando esta maravilla que solo usted pudo haber escrito sobre quién fue Sergio para todos aquellos que lo conocimos:
“Sergio Paniagua tenía aquello que García Lorca llamaba “el duende” y que muchos llamamos “ángel”. Es ese intangible don que algunos actores poseen, único y personal, que los hace inolvidables. Aparecen en el escenario, película o televisión y conquistan al público de inmediato. Establecen mecanismos de empatía misteriosamente sin siquiera abrir la boca.
Esa cualidad, aunada al talento, son las armas que los grandes profesionales de la escena esgrimen para triunfar en las tablas. A SERGIO le sobraba todo eso, pero además aventajaba a muchos porque esa cualidad le ejercía también en la vida. ¿Cómo abstraerse a su carismática y sonora risotada?... ¿cómo no sentir ternura por esos ojos brillantes de picardía ?...¿cómo no rendirse ante su encanto y talento para encontrar soluciones escénicas divertidas? (...) No hay consuelo querido SERGIO, hay que llorarte con todas las ganas y pensar en tu legado breve, pero sólido. (...) Mi respeto y admiración por la entereza con que enfrentaste tu padecimiento, así se hace. Yo he pasado por donde asustan y sé lo complejo que resulta. Que tu ejemplo cunda por todas partes. Que tu hijo y esposa sepan que a su lado tuvieron un hombre bueno de verdad y dotado de una gran valentía y entereza..., que amó la vida, a su trabajo y a su familia. Nosotros, los que quedamos, sabemos que será imposible reemplazarte en el elenco de la vida.
Hasta siempre compañero.