Dancing with the Stars prometió ser un espectáculo de clase mundial, con una expectativa alta. En dos semanas, la nueva propuesta de Teletica Formatos muestra algunas innovaciones y un imaginario que trata de construir y probar ante la audiencia ese espectáculo de corte mundial.
Novedades. El área del estudio Marco Picado parece haber sido reacomodada para obtener una mayor profundidad, que se torna adecuada para el programa, y muestra una pista más extensa, que es conveniente para el baile.
Además, el trabajo con proyecciones en el fondo y en el piso del set se presenta como algo nuevo y sienta un buen precedente técnico para desarrollar a futuro.
En dos semanas, algunos aspectos técnicos como la iluminación –sobre todo, la parrilla superior– ha mejorado; sin embargo, en cámara, todavía se notan movimientos bruscos mientras ajustan el plano a la altura de los participantes, sobre todo desde el balcón.
Con respecto al fondo, hay otros puntos que discutir.
Congruencia. Generalmente lo que cualquier producto de comunicación consigna como contenido se debe ver en relación directa con su forma.
Desde ese punto de vista, la introducción del programa ilustra una expresión mundana del show business : una alfombra roja, impensable en Costa Rica.
¿Cuál personalidad en este país tiene una fanaticada populosa y lista para saltar a su camino con celular en mano, pidiendo foto y autógrafo a gritos? La introducción representa este tipo de imágenes.
Ya dentro del programa, el salón de baile con sillas doradas y telones rojos está dirigido a recalcar la noción de “Baile con las estrellas” de manera constante. Es aquí donde hay que considerar si esa intención es consistente en el país, en especial cuando desde el guion una línea daba la bienvenida a la competencia de baile más exitosa del mundo.
Posiblemente, esa congruencia sea viable en países con fuertes industrias televisivas como México, Brasil o Venezuela, donde se trabaja fuertemente la formación actoral, con entretenimiento local de programas no solo tipo revista, sino en producción de ficción constante, que produce arquetipos de estrellas más cercanos a lo que este programa necesita para cuajar. Además, cuentan con una audiencia con un consumo mediático más fuerte, para la cual existe una clase reconocible de estrellas.
Si se quiere en Costa Rica una televisión más propia, que represente nuestras imágenes, es vital que los medios no generen disonancias tratando de representar medularmente prácticas que no son consistentes con nuestra realidad.
El razonamiento no debería acabar simplemente en “es lo que hay”, sino pensar si “lo que hay” sustenta este tipo de propuestas en nuestro contexto, si son adecuadas y tenemos lo que se necesita para que germinen.
Estamos ante una propuesta que se siente muy similar a lo visto. Bailando por un sueño y Dancing with the stars son formatos derivados de Strictly Come Dancing –original de BBC– , por lo que su parecido es inteligible; aparte de sutiles diferencias, Dancing with the Stars carga con la atenuante de demostrar que estamos ante un baile con estrellas, que es lo que establece el contrato con la audiencia.
Es válido preguntarse si reconocen las audiencias una diferencia en entretenimiento con Bailando por un sueño . Es una buena señal que Teletica importe formatos; un ejercicio que le da variedad a la parrilla; sin embargo, no todos los programas son adaptables en diversos contextos.
Ya con dos galas en la espalda, el espacio no logra desmarcarse de su antecesor, por lo que la innovación para la audiencia en sí es difícil de ver. Ojalá pueda observarlo, comparar y juzgar usted mismo en las próximas semanas.