Así es la Navidad de Tía Florita, Patricia Figueroa y Jill Paer

Tía Florita, Patricia Figueroa y Jill Paer relataron a ‘Viva’ las tradiciones que tienen para celebrar la velada del 24 de diciembre, en la que se recuerda el nacimiento del Niño Jesús

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Las tradiciones con las que celebran la Nochebuena la chef Flora Sobrado de Echandi (Tía Florita) y las presentadoras de televisión Jill Paer y Patricia Figueroa, no tienen grandes distancias respecto a las costumbres con las que suelen festejar la mayoría de familias del mundo ese día del año.

Encontrarse con sus seres más queridos y sentarlos alrededor de una mesa para compartir con ellos una cena y algunos cariños que, no necesariamente vienen envueltos en papel de regalo, son parte de los hábitos que han acostumbrado estas figuras de la televisión costarricense para la noche en que se recuerda el nacimiento de Jesús.

Ellas se alejan de la “pompa” con que muchas personas podrían asociar sus celebraciones navideñas y más bien hablan de un festejo simple con comidas muy propias de la fecha que sirven con aires de gran camaradería.

“Siempre cocino. Estoy marcada con que el día de Navidad Tía Florita siempre los espera (a su familia) con una pierna de cerdo navideña, un pavito o alguna receta especial, pero a ellos lo que les gusta es la pierna de cerdo”, dice Tía Florita.

La chef reúne en su casa a sus hijos, nietos, y algunos invitados especiales muy allegados a la familia. “Siempre los estoy esperando”, dice Sobrado, quien generalmente reúne a la familia primero en su casa y después pasan a alguna otra residencia.

Esa celebración “en dos partes” llevó a la chef a simplificar la cena de Navidad para darle oportunidad a los comensales de degustar tanto la comida que ella cocina como la de que prepararon en las otras casas que visitan posterior a la reunión oficial de la noche en su casa.

“Ha habido momentos en que las nueras van a las cenas de sus mamás y Tía Florita es invitada a las cenas de las consuegras, pero todo eso es cuestión de ponernos de acuerdo. Siempre es reunir a la familia y a los nietos, que la mayoría ya están casados”, apunta Sobrado.

Tía Florita acepta que en el pasado sí tuvieron festejos mayores para la época; de hecho comenta que hace unos días recordaba aquellas actividades. “Eran cenas preciosas que había antes, pero ahora todo es más sencillo, es triste porque se está perdiendo el estilo de cena formal y las personas están optando por cosas más sencillas por factores como la situación económica, el tiempo y la velocidad en la que vivimos. Este año, principalmente, y el año pasado sí han sido muy distintos en cuanto a las preciosidades de cenas que teníamos años atrás”, refiere la chef.

Doña Flora agrega que ahora la gente opta por salir de vacaciones fuera del país o se van para las playas a vacacionar y eso, ha mermado los atributos para esa celebración. También la pérdida de seres queridos de alguna manera nubla mucho del esplendor del festejo.

“Ya no es como antes, donde uno llenaba la mesa de cristalería y cosas así para recibir a la familia, ahora todo es mucho más sencillo. En el caso mío, ahora las cosas son más simples”, afirma la cocinera, quien recalcó que comienza con la preparación de la pierna navideña hasta con 10 días de antelación a la noche del 24 de diciembre pues debe madurarla e inyectarle sales y otros productos que incluye en la receta.

“Los hijos siempre le piden a uno cosas del recuerdo de cuando ellos estaban jóvenes y esa pierna de cerdo, el pavito y otras recetas siempre han marcado la casa mía. Hay amigos de la familia que también me piden que les haga esto y lo otro”, destaca doña Flora.

Pero la cena no es la única tradición de la popular chef para la Nochebuena. La fecha y la reunión familiar dan un ambiente propicio para agradecer a Dios.

Tía Florita es una fiel creyente por ello en la velada hay un momento preponderante para una oración en familia. “Oramos en familia porque Dios siempre está presente en mi casa. Dios me ha dado tanto que debo agradecer todo eso. Soy una persona bendecida por Dios, Él ha sido tan bueno conmigo que tengo que alabarlo y bendecirlo”, cuenta ella como el ritual con el que suele acompañar la colocación del Niño Jesús en el Nacimiento.

¿Y los regalos? Ya no son prioridad. “Tuve mucho la costumbre de dar regalos, pero es otra cosa en la que se han ido poniendo de acuerdo los nietos en ir eliminando esa costumbre. Eso es botar el dinero y en este momento el país no está para esas frivolidades. Mis nietos sí no dejan de recibir el regalito de la abuela, pero es que ellos son lo más divino del mundo que podemos tener. Pero esa frivolidad de que te regalo y me regalás se ha ido perdiendo y son parte de las cosas con las que estoy de acuerdo con los jóvenes de hoy, de ir eliminando muchas de esas costumbres. Son frivolidades que nada te dejan”, remata la vecina de San Pedro de Montes de Oca.

Siempre juntos

La esencia de la Nochebuena en la casa de Patricia Figueroa tiene un tono similar a la de Tía Florita. La presentadora de canal 6 también se reúne con su familia, hermanos y papás para compartir una noche muy especial.

“El 24 de diciembre es una fecha muy importante porque creemos en el nacimiento de Jesús y que Él vino para salvarnos del pecado, vino a ser nuestro Salvador y Padre y eso convierte a esta noche en una muy especial. Esa noche es sagrada y la compartimos con mis papás, mis hermanos, sus esposas y mis sobrinos. Generalmente la celebración es en mi casa o en la de mis papás y la idea es encontrarnos, cenamos, hacemos una oración, compartimos un rato y esperamos para compartir algunos presentes en un intercambio de regalos”, cuenta la presentadora del matutino Giros.

Figueroa explica que el intercambio de regalos lo realizan bajo la figura de “amigo invisible”. “No son épocas de gastar mucho dinero ni de regalar a todo el mundo. Nosotros disfrutamos de la tradición pero sin ningún exceso”, apunta la también empresaria gastronómica y de belleza.

La cena de Nochebuena de los Figueroa es formal y en la mesa comparten desde gastronomía costarricense hasta algunos platillos tradicionales de Perú –donde nació la presentadora de televisión–. “La cena es deliciosa. Siempre hacemos pavo y pierna de cerdo. Mi mamá hace un arroz navideño que es espectacular y un platillo que nos encanta a todos pero que ella solo hace para Navidad: un elote gratinado con queso. Todos esperamos Navidad para comer ese elote”, señala Figueroa.

En la mesa también hay ensalada, puré de camote, queque navideño y postres como el panettone que, a pesar de su origen italiano, es muy tradicional en las fiestas patrias y navideñas en Perú. “Es una bendición poder disfrutar de una cena en familia”, subraya.

Respecto a los aires formales de la velada, Figueroa argumenta: “No es tanto la formalidad sino la ilusión de poner los manteles, los arreglos navideños, los individuales, los detalles que se ponen para esta fecha. Se trata de una cena donde procuramos ir (vestir) bonitos, vestirse bonito para la ocasión que es especial y de mucha festividad”.

Para este 24 de diciembre, Figueroa, su esposo y su hija se reunirán con el resto de la familia en la casa de sus papás. “Este año tocó reunirnos en casa de mi mamá y ella asume la organización. A mí no me toca llevar nada, por supuesto que le ayudo, pero la gracia o la emoción de la cena de Nochebuena es que el anfitrión se haga cargo de la organización y la cocinada”, considera.

Patricia Figueroa dice que su familia es muy unida y siempre las fechas especiales las comparten juntos, por eso la semana de Navidad, los planes individuales están vetados para todos. “Digamos que en cuanto a lo que se refiere a la Navidad como tal son tiempos que nadie decide irse para acá o para allá. Esa semana es intocable, ninguno puede organizar nada que nos separe”, destaca la simpática figura de Repretel.

Para el 25 de diciembre, ella, su esposo y su hija tienen otra costumbre: visitar a la familia de su esposo para un almuerzo. “Una de las hermanas de mi esposo se encarga del almuerzo desde hace muchos años, entonces el 25 de diciembre vamos todos y celebramos muy bonito”, reitera Figueroa.

Cena de gala

Muy distinto a la simpleza que desperdiga en pantalla, la extrovertida Jill Paer celebra a lo grande la época de Navidad junto a su padre, William Paer.

Jill y don William llegaron a Costa Rica hace 44 años y desde el primer momento –siendo una adolescente en edad escolar– ella aprendió a hacer tamales costarricenses, receta que luego fue modificando para ponerla a la misma altura de su particular estilo culinario.

Desde entonces, los tamales no faltan en la mesa de la casa de Jill, ni en la de su padre. Aunque empezaron siendo masa de maíz con manteca de cerdo, carne de cerdo y el resto de ingredientes propios del tamal tradicional, la receta en manos de Jill Paer ha ido mutando con el tiempo.

“La primera vez que decidí hacer un experimento fue quitándole la manteca de cerdo a la masa y quedó delicioso. Conforme pasaron los años comencé a hacer inventos y un año dije que los iba a hacer de chayote sazón y me quedó riquísimo, luego hice masa de pejibaye y fue otro pegue. También los hice con masa de tiquisque y todos me salían riquísimos, entonces comencé a hacer diferentes tipos de tamales. Este año hice de quinoa con masa de guineo verde”, dice Jill Paer.

Pero la cena de Navidad de los Paer está muy lejos de ser solo un tamal en la mesa. Ellos orquestan todo un festejo y un ritual para esa actividad.

“Eso es solo un plato que hago, que es tradición y que no puede faltar. Sin los locos tamales de Jill sería no tener Navidad, yo hago cada Navidad como cinco tipos diferentes de tamales que los identifico con alguna seña y luego los congelo. Comemos tamales hasta como febrero porque yo hago bastantes. Pero para la noche del 24 de diciembre sí hacemos una formal cena navideña mi papá y yo y eso tiene que ser muy elegante”, comenta la presentadora del programa Qué rico, que se transmite por XperTV de Teletica.

La presentadora de televisión dice que ambas casas –la de ella y la de su padre– tienen un tercer piso, zona donde se aloja la celebración navideña. Este año será en ese espacio de la casa de don William.

“Es como una cabaña y es precioso, es muy lindo y muy tranquilo. Desde ahí podemos ver los fuegos artificiales porque hay un balcón, entonces lo ‘chaneamos’ bien y hasta nos vestimos elegantes para hacer esa noche más especial. Compramos buen vino y hago un pavo porque en esas fechas sí nos gusta comer un pavo, entonces hago un pavo relleno delicioso y lo que sobra lo congelamos”, cuenta Jill Paer con su particular humor.

Pero eso es solo parte de la ceremonia, como llama Jill la cena navideña de su familia. “Hago una entrada que pueden ser hongos portobello rellenos, una rica ensalada y postres de gala. Esa noche es de tranquilidad y de reflexión, mi papá y yo nos quedamos hablando por mucho rato y ahí no hay campo para tener teléfonos ni para hablar de trabajo. Es un momento exclusivo para compartir”, indica Paer.

Dice que siempre le gusta sorprender a su papá para esas fechas. Por ejemplo, un año la cena de Navidad fue “viajante”. “La casa mía también tiene tres plantas entonces comenzamos en el patio con el aperitivo, una ensalada en la entrecasa, después en el segundo piso el plato fuerte y en el mirador (tercer piso) comimos el postre. Esa fue la cena viajante que hice a mi papá”, explica Paer.

Ni ella ni su padre acostumbran regalarse nada en esa ocasión. “El regalo es ese mismo: el compartir. Nosotros nos regalamos cosas cuando nos nace y no por una fecha particular. Mi papá de vez en cuando me sorprende con algo pero no un día como esos, sino en un día cualquiera e inesperado”, refiere.

En la casa de Jill no falta el arbolito de Navidad. En ocasiones tiene hasta tres y este año sorprendió a su papá con un arbolito que le decoró para la casa de él.

La de Jill completa las tres historias de tres festejos navideños de figuras públicas tan disímiles como simpáticas que disfrutan de la “noche de paz y de amor” cubiertos por la bendición de sus familias y con la esperanza de seguir juntos por muchos años más.