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22 de octubre del 2012, La Seora Thelma Darkings / caravaca (Marvin Caravaca)
Son personalidades públicas que transitan por los caminos nacionales de la televisión, el teatro, la prensa escrita y la radio. Por esta razón, siempre están rodeados de muchos estereotipos que giran alrededor de este mundo: tener medidas perfectas y encajar en los parámetros de lo que, para algunos, es la belleza.
Contrario a lo que se podría pensar, para los protagonistas que fueron convocados a esta historia –esa que habla de batallar con el sobrepeso– el tomar o no la decisión de deshacerse de esos kilos de más va de la mano con la salud y no con la presión social.
Las críticas sobre su figura no son para ellos ese “peso” que los haga dudar de sus capacidades. Al contrario, se convirtieron en el combustible necesario para emprender el recorrido que los llevaría a encontrarse con el éxito.
Ese es el caso de la actriz y presentadora costarricense Thelma Darkings, quien entre risas confiesa que lidiar con ciertos estereotipos, como su color de piel y su peso, la llevaron a ser una mujer mucho más fuerte y segura de sí misma.
“Creo que el tener una alta autoestima viene de la crianza de los padres. Nunca olvidaré cómo escuchaba en mi casa decir que yo era una mujer realmente hermosa y terminé por creérmelo. Eso no te hace dudar de lo que realmente eres, ante los comentarios de los demás”, expresó Darkings.
No niega que en más de una ocasión ha tenido que enfrentar críticas pero, según dijo, tiene un gran problema y es que su vida gira en torno a ella. Así que si bien existieron comentarios, no permitió que estos entraran a su vida.
Hoy, mientras disfruta de los beneficios de haber reducido 14 centímetros de cintura en estos dos últimos meses, asegura estar viviendo uno de sus mejores momentos.
“Tomé la decisión de ir con una nutricionista por salud, porque tengo dentro de mis planes adoptar a dos niños. Creo que la vida nos lleva a predicar con el ejemplo, así que si quiero que ellos tengan calidad de vida, debo comenzar por mí”, dijo.
Con ella coincide el locutor Carlos Álvarez, de El manicomio de la risa . Para él, es importante demostrar con hechos que el cuerpo es un templo al que hay que proteger y cuidar, y es allí donde la salud se convierte en calidad de vida.
Es por ello que desde que era un adolescente, dedicó buena parte de sus años a practicar deportes, entre ellos el futbol. Sin embargo, una lesión en su rodilla lo alejó durante ocho meses de las canchas, y eso se vio reflejado en su peso, al aumentar en este tiempo 13 kilos.
Ser padre a los 22 años influyó en, como él mismo lo llama, “su descuido personal”. Las preocupaciones también fueron un “ingrediente extra” en el cambio que sufrió en su aspecto físico.
“Sufrí de presión alta, tenía altos niveles de azúcar y me comenzó a pasar la factura en las articulaciones. Llegué a pesar casi 100 kilos y eso fue inaceptable para mí”, aseguró el locutor.
Cuando en el 2007 le propusieron formar parte de la primera temporada de Bailando por un sueño , no dudó en aceptar. En los dos meses que duró su participación logró quitarse casi 12 kilos de encima. Al ser evidente su cambio, y una vez que fue eliminado, decidió continuar haciendo ejercicio y tener una alimentación más balanceada.
“Durante cinco años pude bajar alrededor de 33 kilos. Aunque llegó un punto en el que me vi un poco demacrado, decidí recuperar un poco más de masa muscular. Quien opta por invertir en su calidad de vida hace su mejor negocio”, aseguró.
Elección. La obesidad puede ser una cuestión de vida o muerte. En el caso del periodista Rogelio Benavides, conocido por escribir la columna Tía Zelmira , decidió apostar por la primera de ellas.
Confiesa que desde que tiene uso de razón siempre fue gordo. Según el periodista, su problema con el peso comenzó desde muy pequeño, a los cuatro años, cuando le diagnosticaron hepatitis. El tratamiento, comer dulces, lo convirtió en un niño obeso.
“Existió un momento en mi vida en el que llegué a pesar 178 kilos. Se me hacía imposible hacer cosas tan simples como lo era amarrarme los cordones de los zapatos. Eso llegó a afectarme por completo”, afirmó Benavides.
Cuando hace un repaso por ciertos momentos de su vida, no puede negar que, de manera consciente o inconsciente, sí llegó a sentirse discriminado por su peso. Sin embargo, con su sentido del humor intentaba ocultar cómo esto le afectaba a nivel personal.
Aunque en algún momento se resignó al hecho de que sería obeso toda su vida, decidió apostar por la cirugía del balón gástrico, con lo que pudo bajar 40 kilos. Sin embargo, debido al sobrante de piel que tenía, su herida no pudo cicatrizar como debía, lo que generó una infección y tuvo que ser hospitalizado durante una semana.
Si bien esta primera experiencia representó un susto para él y su familia, en el 2007 decidió comenzar con el proceso para optar por la cirugía bariátrica en el Hospital San Juan de Dios. Era someterse a ese procedimiento o morir.
“Sufría de apnea del sueño (dejaba de respirar en algunos momentos), así que eso agravó más mi situación. Pasé dos años haciéndome los exámenes necesarios para optar por la cirugía en la que se me eliminaría el 80% del estómago”, explicó el periodista.
A finales del 2008, se sometió a dicho procedimiento y logró recuperarse con éxito. Fue así como inició sus 50 años lleno de una energía y vitalidad de la que carecía, lo que se vio reflejado en los 94 kilos que pesaba a los dos años de ser operado.
Cuando su hija menor lo abrazó, y lo logró hacer por completo por primera vez, fue cuando asimiló con gran entusiasmo y alegría su nueva contextura.
Estilo. Para la codirectora de Telenoticias , Pilar Cisneros, ser “gorda” no representa algo negativo en su vida, porque esto no es más que una de sus características físicas.
Dice que lo importante es tener claro para lo que se nació y el entorno en el que se desenvuelve cada persona.
Como su profesión de periodista no está relacionada con nada de belleza, no requiere tener medidas perfectas para demostrar sus capacidades e inteligencia.
“Si yo trabajara en desfiles o en el Miss Costa Rica sí sería un problema, pero yo soy periodista, así que no existe relación alguna. Por ejemplo, está la famosa Oprah Winfrey, que tiene mi misma edad y peso. Lo que nosotros tenemos que usar es el cerebro”, sostuvo.
Confiesa que nunca se ha sentido discriminada, ni siquiera a nivel personal, porque dice ser una “gorda feliz” que no se atiene a los demás. Eso lo sustenta el hecho de que disfruta hacer caminatas, su única actividad física favorita, de hasta ocho kilómetros, para hacer avistamiento de aves.
Eso sí, la salud es primordial para ella, por lo que continuamente se realiza chequeos médicos para descartar alguna enfermedad. Además, hace cinco años decidió convertirse en vegetariana por una convicción personal.
“Ningún freno me pone en la vida el sobrepeso, porque hago todo lo que quiero. Si en algún momento eso llega a cambiar, quizá pensaré en bajar algunos kilos, de lo contrario, soy feliz como estoy”, dijo.
Al definir lo que es para ella ser una gorda feliz, expresa que es una persona que se acepta tal cual es, que se mira al espejo y es capaz de amarse y que no niega su realidad.
Su único vicio es comer bien, por lo que confiesa ser una eterna amante de los postres; además, le encanta prepararlos, por lo que se considera una excelente cocinera. Esto hace que la palabra dieta no esté incluida en su diccionario.
“La seguridad en uno mismo es algo básico para ser feliz. Yo siempre digo que el ser humano es único. Entonces, ¿por qué no ser felices si en este universo no tenemos a alguien igual a nosotros? No vale la pena desaprovechar esto”, afirmó la comunicadora.