Yuri, Pandora y Natalia Jiménez: Una noche en la que fue mejor pedir perdón que permiso

Las mexicanas cumplieron con su público, a pesar de la amenaza latente de que las luces del Estadio Nacional fueran apagadas por la hora en que finalizarían. Por su parte, la artista española quedó con el saldo pendiente de volver y presentarse en solitario.

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Todos los tenían advertidos, incluso ellas: cumplir con el cronograma establecido sería esencial para ofrecer un espectáculo de calidad y que no le fueran apagadas las luces a las 10 p. m., hora en que por ley debían de terminar.

Es por ello que la cantante española Natalia Jiménez, y las mexicanas Yuri y el trío Pandora, hicieron todo lo posible y más para que la noche del sábado 15 de febrero fuera realmente inolvidable para el público que asistió al Estadio Nacional para disfrutar del Juntitas Tour.

Más de 11.000 personas fueron testigos de la entrega de estas cinco mujeres, quienes no dudaron ni un segundo en demostrarle a los asistentes lo agradecidas que se sienten por la incondicionalidad de sus fanáticos en Costa Rica, quienes las han apoyado a lo largo de todos sus años de carrera y lo vivido este fin de semana no fue la excepción.

A pesar de que todo iba conforme a lo pautado, la presentación de Yuri y Pandora se convirtió en una carrera contrarreloj, en la que las cantantes luchaban contra el tiempo y su deber como artistas: entregarse en cuerpo y alma al público.

Fue así como, a pesar de los problemas de sonido que tuvieron cuando salieron al escenario a las 8:30 p. m., con la experiencia que han desarrollado a lo largo de casi 35 años de carrera, supieron manejarlo de forma tal que su show no se viera afectado.

Si existen muchas virtudes a destacar de Juntitas Tour, la más importante, sin duda, es que estas mexicanas logran el equilibrio necesario entre liderar un espectáculo con un juego de luces impresionante, músicos de calidad y una puesta en escena en la que los cambios de vestuarios –realizaron cuatro en hora y media– e ir desarrollando una conexión con los asistentes a medida que interpretan sus éxitos.

No en vano, ante el clamor popular que inició en las graderías del estadio, en La Sabana, y que al unísono comenzó a cantar el tema Querida de Juan Gabriel, ya que forma parte del repertorio infaltable de Pandora en sus conciertos, hizo que el trío y Yuri regresaran al escenario para ofrecerles una explicación del por qué se habían tenido que retirar del escenario y, al mismo tiempo complacerlos, aunque esto implicara que les apagaran las luces del lugar.

“Bueno, si nos apagan la luz, arribita las manos todos con sus celulares para que nos iluminen”, expresó la cantante Mayte Lascurain, al mismo tiempo que los músicos regresaron al escenario.

Primer paso: Perdonar

Los fanáticos de Pandora y Yuri son conscientes del calibre que tienen estas mexicanas como artistas, por lo que al verlas murmurar entre ellas que El viajero sería el tema con el que cerrarían su concierto era algo que realmente las desconcertaba.

En sus rostros era evidente que querían complacer a su público, pero la presión por cumplir con el horario establecido era una amenaza latente de que en cualquier momento le apagaran las luces.

La transparencia con la que manejaron en todo momento su espectáculo fue retribuido en gratitud por sus seguidores. Ellos sabían que ellas estaban dispuestas a seguir cantando, por lo que la mayoría de ellos no se movieron de sus asientos a pesar de que las luces fueron encendidas, los músicos ya habían salido de la tarima y de fondo se comenzó a escuchar la canción Las avispas de Juan Luis Guerra.

Algo les decía que sus artistas favoritas no les fallarían, por lo que una vez que se empezó a sentir real esa posibilidad de que, al menos regresaran para interpretar el medley dedicado a Juan Gabriel, el estallido en gritos y aplausos hizo que los pocos que iban saliendo del lugar se regresaran corriendo al recinto para no perderse este emotivo momento.

“No es nuestra culpa público precioso. Nosotros teníamos un show maravilloso para ustedes, pero las reglas son las reglas. Aunque siguiéramos cantando, nos apagan las luz”, expresó Yuri al mismo tiempo que encogía sus hombros.

El público siempre fue consciente de ello, en especial, cuando a lo largo de la última hora y media habían interpretado, juntas y por separado, canciones como Es ella más que yo, Déjala, Amiga mía, Yo te pido amor, Cómo te va mi amor y La maldita primavera. Estas dos últimos temas haciendo que los asistentes sacaran sus celulares y grabaran de principio a fin sus interpretaciones.

Sí, es cierto que tienen más de 30 años de carrera en la música, pero sus voces parecen estar blindadas al paso del tiempo.

Mención aparte para Yuri, que sigue manteniendo esa potencia e intensidad que siempre la ha caracterizado, ya que basta con que se pare en el centro del escenario y salgan las primeras estrofas de cualquiera de sus éxitos para que cautive a propios y extraños con su interpretación.

Definitivamente, escucharla en vivo es un deber, sin importar si se es seguidor de su música o no.

“Qué increíble su voz. Tener 56 años y que todos estemos aquí como hipnotizados, sin movernos, solo viéndola, es como si lo atrapara a uno para nunca dejarlo ir. Ni falta hizo que se desplazara por el escenario, solo era importante hasta cerrar los ojos y escucharla cantar”, dijo la fanática María Laura Rodríguez, de 35 años.

Segundo paso: Pedir perdón

Cuando el reloj marcaba las 9:57 p. m., parecía imposible que Juntitas Tour terminara tal cual estaba previsto. Apenas el mariachi empezaba a acomodarse sobre el escenario, mientras que Yuri y Pandora salían con sus mejores vestidos mexicanos y la incertidumbre de cómo resolverían la situación.

Al finalizar El viajero, las cuatro artistas agradecieron a los asistentes y desaparecieron, pero era evidente su incomodidad, ya que estaba previsto que interpretaran Se me olvidó otra vez y el medley de Juan Gabriel junto a la española Natalia Jiménez, pero esto no resultó así.

El público siempre supo que la noche no debía terminar de esta manera, por lo que desde sus asientos y al grito de “otra” exigían el regreso de las cantantes a escena. El pacto tácito de la noche era no levantarse de sus asientos hasta que esto sucediera, por más imposible que pareciera, pues ya los técnicos estaban desconectando los equipos.

Pasaron cinco minutos, aunque para muchos fue un tiempo eterno, para que Yuri y Pandora salieran a conversar con sus seguidores y les explicara de nuevo lo que estaba sucediendo.

La honestidad con la que asumieron la situación, contrario a lo que podría esperarse, fue aplaudido de pie por sus fans, quienes no creían que ellas fueran capaces de cumplirles su deseo: una última canción.

“Permítanme un segundo. ¿Hay alguna autoridad aquí? Nada más quiero saber para pedir permiso para cantar solo una canción más. ¿No hay? Chicos, músicos, súbanse al escenario. Ya saben, si nos apagan la luz, pues nos vamos todo”, comentó la cantante Isabel Lascurain.

Esto fue más que suficiente para que decidieran irse directo al popurrí de Juan Gabriel e interpretar Debo hacerlo, haciendo que muchos de los que ya iban de salida regresaran corriendo a sus asientos.

Al mejor estilo de una reunión íntima entre amigos, las cuatro cantantes cumplieron cabal con los cinco minutos necesarios para que el recuerdo de la despedida no fuera amargo, sino que fuera muchísimo mejor de los que sus fanáticos lo hubiesen imaginado: dijeron adiós, casi susurrando a sus oídos, “esto no nos nace del corazón”.

Tercer paso: Dar las gracias

La incorporación de la cantante Natalia Jiménez fue uno de los más grandes aciertos de la productora Primo Entertainment. Si bien, ser la encargada de abrir el espectáculo no es para nada fácil, la española tiene todas las cualidades necesarias para hacerlo y como la gran artista que es.

Fiel a su estilo, enfundada en un body negro y un exuberante abrigo rojo, la exvocalista del grupo La Quinta Estación, salió puntual a escena a las 7 p. m. interpretando el tema Quédate con ella.

Visiblemente emocionada por el recibimiento del público, la cantante supo echarse a la bolsa a quienes hasta este sábado, no habían tenido la oportunidad de conocer su talento.

“La verdad es que no tenéis idea de la ilusión que me hace el poder estar aquí esta noche en Costa Rica. Tenía muchos años sin venir, porque con La Quinta Estación veníamos mucho, pero ha sido demasiado el tiempo. No puedo explicarles lo que significa para mí el poder estar aquí hoy, conectándome con todo vosotros”, dijo al borde de las lágrimas.

Con su eterna sonrisa, Jiménez ofreció una hora de espectáculo, que perfectamente podría ser el preámbulo para un futuro concierto en solitario en Costa Rica, en el que cantó temas como Que te quería, Tu peor error, Sueños rotos, Daría y Algo más. Sin embargo, uno de los momentos más especiales llegó con Creo en mi, canción que le dedicó a la comunidad LGTBQ.

“Quiero que sepan que no están solos y que son motivo de orgullo para muchos de nosotros. Esta parte de la noche va con mucho cariño para ustedes”, afirmó la española, lo que hizo que los asistentes la ovacionaran.

Natalia Jiménez lo tiene muy claro: su potente voz e inagotable carisma son infalibles para conquistar a cualquier público. No importa si lo hace interpretando las canciones de su etapa en solitario, los éxitos de La Quinta Estación o los clásicos como La gata bajo la lluvia, El rey o Costumbres.

A sus 38 años, la española sabe manejar muy bien las emociones del público, por lo que luego de despedirse con El sol no regresa, fue capaz de que aquellos que la conocieron hasta esa noche, al igual que los que ya sabían de su talento, quedaran con las ganas de volverla a escuchar, ojalá en un futuro no tan lejano.