“Espero que la gente se sienta mejor consigo misma después de vernos tocar”, dijo Tom May –uno de los cantantes y guitarristas de The Menzingers– tres horas antes de subirse al escenario de Amón Solar, en San José.
“Aunque toquemos una canción triste y alguien se ponga triste, por lo menos conectamos con alguien más y nos sentimos mejor”, agregó el músico de la agrupación estadounidense de punk que debutó en Costa Rica (y en América Latina) el domingo 15 de mayo, a las 7:30 p. m.
Durante alrededor de 90 minutos, Menzingers sobrevivió a –y sacó provecho de– la enérgica emoción de 200 fans que llenaron a más no poder el aforo josefino para verlos tocar canciones que –cumpliendo los deseos de Tom– los hicieron sentir bien.
Amotinados por pura diversión, jugando al choque de cuerpos que se estila en los conciertos de punk, los presentes le dejaron muy claro al cuarteto de estadounidenses que su música ha calado más allá de su país natal o de sus ya comunes audiencias europeas y canadienses.
Sostén grupal. The Menzingers saludó al público del Amón Solar con Good Things, una canción que reflexiona acerca del curso natural de todas las cosas buenas: su inminente final. “¡Entonces las cosas buenas se desmoronarán!”, cantaban –en inglés– todos frente a la tarima.
Para entonces, faltaban muchos minutos para que esa cosa buena viniera a su fin, pero la reacción de los fans era la esperada: demostraban con los cuerpos que, si esa fuera la última canción de sus vidas, al menos le habrían exprimido todo el jugo.
El repertorio de la banda se concentró en sus últimos dos álbumes, que a la vez son sus más exitosos: On the Impossible Past (2012), con el que se convirtió en grupo revelación de la movida, y Rented World (2014), con el que se consolidó. Ambos fueron lanzados mediante la icónica casa disquera de punk Epitaph Records.
Las excepciones fueron los temas Who’s Your Partner? y Time Tables, del segundo disco – Chamberlain Waits (2010)– y Thick as Thieves, canción nueva que vendrá en su próxima producción.
A pesar de tener un cancionero suficiente como para llenar todo el concierto a punta de piezas originales, The Menzingers condimentó el repertorio con un par de covers de Rancid y Bouncing Souls, más por diversión que para ganarse la atención de un público que les ofreció toda su capacidad retentiva desde el minuto uno.
Después de 18 canciones, con la interpretación del sencillo The Obituaries, el concierto llegó a su final, y con ello arribó una conclusión compartida: The Menzingers en directo es un estelar portavoz del sonido del punk moderno.
Con sudor de los pies a la cabeza, y probablemente marcas temporales en numerosas partes de sus cuerpos, los fanáticos salieron del concierto como quien termina una competencia deportiva con medalla en mano; una medalla colectiva, propia de quienes saben apreciar las pocas oportunidades de disfrutar en vivo en países como este a artistas de esta estirpe.
Motivaciones. Antes de The Menzingers, cuatro bandas costarricenses subieron al escenario en papel de teloneros: Ticking Time Bomb, Diger, Malas Palabras y Overseas, justo en ese orden.
La masa de público de los locales no fue tan gorda como cuando tocó el grupo estelar, pero algo interesante sucedió durante la tarde: uno de los músicos ticos se subió tres veces al escenario, para tocar con tres bandas distintas.
Se trata de José Alberto Delgado, baterista de Overseas, Diger y Ticking Time Bomb, quien luego del concierto compartió el impuso de su esfuerzo excesivo del domingo: “Para mí hay una motivación más allá de la compensación monetaria. Esto es lo que más me llena en la vida: disfrutar con mis amigos, hacer nuevos amigos y lograr que cada vez más gente escuche lo que uno hace. Además, es increíble tocar con bandas que uno admira”.
Un sentimiento similar –de la experiencia por encima del lucro– expresó Alejandro Guerrero, productor de Destiny, empresa que durante 11 años se ha abocado a ser la principal importadora de bandas de punk rock a Costa Rica (y que, por ende, orquestó la visita de The Menzingers al país, en colaboración con Punk Rock Nights).
“Queremos ver a las bandas que nos gustan acá”, admite Guerrero. “Uno puede viajar y verlas en otro país, pero no es lo mismo que verlas con los amigos, que la banda de uno toque (Guerrero es bajista de Overseas) y ver que el país es parte de una [escena] que pasa en otros lados también”.
Es decir: el punk es una movida global que trasciende la música; es una ideología de empoderamiento con credos hechos canciones. Así lo comentó Tom May, de The Menzingers: “Una de las cosas más positivas de la cultura punk es que la gente logra unirse por el amor a la música pero también por la ética de hacer las cosas por su cuenta, sin necesitar de nadie que les enseñe cómo hacerlas o que les diga qué deben hacer.
”Ojalá en países como Costa Rica la gente venga, se conozca y salgan a hacer mejores cosas para ellos y para el bien del mundo. Es una suerte de idea anarquista de realmente creer en uno mismo, y espero que eso sea lo que la gente saque de nuestra música”.
Actualización: 17/05/2016, 6:35 p. m.: Este artículo fue editado para incluir el nombre de la otra productora del concierto.