La cantante y compositora sueco-costarricense Tamela Hedström vivió por un año en México para explorar nuevas facetas como artista. Sin embargo, su paso por el país azteca culminó y ahora retomará su carrera entre Suecia y Costa Rica.
Tamela asegura que ha superado los obstáculos que le ha presentado la vida –como el accidente que tuvo en el 2004– para abrirse y contar su historia en un libro, además piensa retomar sus presentaciones en vivo y dividir su vida personal y artística entre lo que considera sus dos hogares.
Acelerada, algo despistada y cargada de energía, Tamela ya vive en Suecia. En su maleta llevaba decenas de ideas para promover no solo su música, sino la costarricense. Antes de viajar a Europa, Hedström habló con Viva de toda su experiencia en México, de su vida personal y de los sueños que busca cumplir.
Se va vivir a Suecia, ¿terminó el sueño mexicano?
No, más bien se abrió el sueño mexicano porque me voy conociendo mucha gente, voy a seguir trabajando. Ya tengo las conexiones y, en un mundo globalizado como el de ahora, podemos trabajar desde donde sea.
¿Qué logró?
Irónicamente pasó algo muy chiva: me seleccionaron para entrar en la cuarta generación del SACM (Taller de Composición de la Sociedad de Autores y Compositores de México) para producir canciones para el gremio. Llegaron cerca de 30 mil personas a audicionar, fui una de ellas y quedé, eso me pasó cuando ya me decidí a ir vivir a Suecia pero me dejaron las puertas abiertas para la próxima generación.
Además de esa oportunidad fue a tocar otras puertas como en la actuación, ¿qué más le dejó México?
Se me dio la oportunidad de trabajar en doblajes para películas, de ahí pasé a ser coescritora de guiones. Esa fue una puerta interesante, muy creativa que me sorprendió porque al final creo historias, pero nunca las había pensado para películas. Cuando comenzaron a llamarme para ser coescritora me puse a pensar y me inspiré para escribir un libro sobre mi accidente y como es vivir en la música.
¿Por qué se decidió ahora a contar su historia?
Estoy en una etapa lista para decir las cosas, no quiero estar en el gremio hablando de que me tienen que dar pelota porque me atropelló un bus, quería primero lograr las cosas por mi talento, no por una historia amarillista. Además, la experiencia en México me impulsó porque la industria es muy sexista, hay que lidiar con ciertas cosas por la pasión hacia la música.
¿Eso quiere decir que ya superó todo y que se siente bien en la etapa personal?
¡Y cómo me costó entenderlo! Cuando estaba en el hospital no tenía nada que me inspirara, claro que había gente que pasó por lo mismo, pero tenían otro tipo de duelo. Yo leía a Frida Kahlo, ella me enseñó que lo único bueno del sufrimiento y del dolor es que uno se acostumbra.
¿Hace mucho siente que pasó el momento del pobrecita?
La verdad es que sí y gracias a Dios me mostré a mi misma que lo pude hacer. Eso sí, aprendí con el paso del tiempo que si no lo hubiera hecho, también estaba bien.
¿En la parte musical fue provechoso su paso por México?
Me concentré en hacer eventos privados y conocer productores. Quería chivear, pero por mi pie no puedo estar haciendo loco, quiero producir, quiero crear, así que me puse a escribir canciones con mucha gente buena.
¿Por qué se va a Suecia?
México es un mundo para exponerse, para hacer contactos, pero la mayoría de los productores son de afuera, por eso me voy a Suecia porque ya tengo muchas ganas de cantar las canciones que escribí.
¿Cuántas canciones hizo?
Digamos que ya pueden ser dos discos. Ahora casi todo son sencillos, quiero tener todo a mano para lanzarlo paralelamente por todos lados. La idea en Suecia es sentarme con productores y grabar mi material.
El camino en Suecia ya está adelantado, pero su intención es también desarrollar su carrera en Costa Rica, ¿por qué?
Tengo la suerte de viajar mucho y de cantar en festivales por todo lado, eso me da la oportunidad de decir que la calidad de músicos que hay en Costa Rica es difícil encontrarla en otros países. Quiero trabajar en ambos países porque sé que en Costa Rica hay una escuela musical muy fuerte, lo que falta es disciplina. Quiero exportar nuestra música, lograr que exista un camino para el músico tico, que se cree la disciplina.
¿Cómo será el proceso?
Quiero empezar a cantar y grabar mucho, exponerme más en redes sociales. Quiero fomentar la parte audiovisual, me he perdido de ese desarrollo que hay en Europa. Voy con contactos, pero nada está garantizado, estoy ansiosa de ver cómo estas canciones van a funcionar, quiero invitar a colegas ticos para que se escuche esta misión.
Hablando de los movimientos está la etiqueta de que es mujer y que le va a costar...
Hay mucho miedo a decir que uno es feminista porque se ha categorizado muy mal; el hombre y la mujer tienen los mismos derechos. Sí hay diferencias en la industria por ser mujer, por algo soy soltera porque en el gremio hay mucho miedo de ver a una mujer luchadora porque piensan que es poco femenino ser fuerte, que hay que ser complaciente.
¿Cuál será el enlace con Costa Rica?
Tengo temas pendientes de trabajar con Walter Flores (Son de Tikizia), tenemos cuatro años de estar trabajando en un disco. Como hay atrasos, no vamos a sacar todo el disco pero por lo menos dos temas.
¿Musicalmente en cuál etapa de su carrera se encuentra?
Estoy explotando por cantar, por enseñar lo que he hecho este año. Nunca me he sentido tan cómoda conmigo misma, siento que no puedo dejar de crecer. Lo delicioso de la música es que no paras de aprender, de conocer el instrumento maravilloso que es tu cuerpo. Me sigo educando, quiero escenario y sentir ese escalofrío en un tarima, eso es lo que estoy anhelando ahorita.
Hay una oleada de mujeres nuevas en la música pop tica, ¿qué recomendación tiene para ellas?
Artistas como Debi Nova o MishCatt entendieron como lo hice yo que tienen que tener algo suyo, un sonido propio. Creo que las nuevas generaciones tienen que buscar eso porque mucho de lo que pasa es que imitan a otras cantantes y si siguen imitando no van encontrar su camino; tienen que encontrar su voz, eso es lo que le dicen a uno afuera.
¿Qué hay de la Tamela que empezó carrera hace más de 10 años?
Han pasado muchas cosas, me divorcié –que fue una etapa complicada de mi vida–. Cambié mucho la dirección que llevaba porque estaba enfocada en mi familia, luego vino el boom de la nominación a los Grammy Latinos, todo eso fueron procesos para seguir con mi vida artística. Tuve también la suerte de probar calle en Costa Rica y de entender que desafortunadamente tenemos la tendencia de quedarnos en lo mismo. Comprendí que o trabajaba para complacer al público tico o puedo complacer a la cultura costarricense, enseñarla y distribuirla en el mundo.
¿Qué cambió en usted como artista después del accidente?
Extrañamente me costó mucho quitarme la timidez, y no como artista porque yo sé que canto y compongo. Me costó mucho tiempo liberarme en escenario porque cuando podía bailar nunca tuve problemas; sin embargo con el canto abría mi alma a través de mi voz. Fue un proceso de muchos años porque tras el accidente empezaba a subir, después bajaba porque tenía problemas con el pie, eso fue parte de mi cambio.
¿Hay dos personas diferentes entonces?
Hay dos antes y dos después. El primero fue mi accidente y el segundo mi divorcio. Como mujer uno muchas veces se entrega a lo que es más importante: la familia, pero también hay que entender que si tus hijos o tu pareja no ven a la persona que existe detrás de ser esposa y mamá, eres un títere. Ahora soy yo, ahora no hay excusas.
¿Está lo suficientemente sanada?
Sí, sanada en cuanto al pie y al divorcio. Por supuesto soy sensible, hay temas que me transportan, pero estoy suficientemente sanada. Ya pasó el momento, es muy diferente escribir en un hospital no sabiendo qué va a pasar a acordarse del sentimiento que tenía en ese momento para abordar de una forma diferente el libro.
¿Han valido la pena esas cicatrices internas y externas?
Las marcas que más duelen son de las que más aprendes, las que te hacen agradecer todo en la vida. Sí me han hecho una mejor persona, me permitieron encontrar a las personas correctas con las que quiero rodearme y compartir mi vida. Hay momentos en los cuales sí me cansa el dolor físico, pero cuando no aguanto más me doy cuenta de que tengo que cuidarme más, bajar las revoluciones.