Slipknot en Costa Rica: una crónica desde el ‘moshpit’

Un concierto tan esperado y tan intenso solo se podía contar desde lo que pasaba entre la gente, en la zona de guerra.

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El fan del metal, el más fiebre, sabe que cuando tiene un show enfrente el mejor lugar para estar es cerca del escenario, en medio de la rueda o “moshpit” en donde vuelan patadas, codazos y empujones.

Si el país ha visto una rueda memorable ha sido la que se armó con la primera visita de Slipknot a Costa Rica este 4 de diciembre. Desde el primer minuto en el que la banda estadounidense llegó a escena el público no cesó en saltar y darse golpes -más o menos amistosos- para celebrar un show tan esperado.

Para hacerle honor a este legendario momento nos dispusimos a vivir de cerca este concierto, en la zona más cercana al escenario y con toda la gente que no tiene miedo de amanecer moreteada con tal de tener una experiencia completa en un concierto de metal.

Al aire libre en el parqueo del Centro de Eventos Pedregal, miles de personas corearon las canciones de esta banda, que pocos imaginamos algunas vez llegaría a suelo tico, pero que finalmente se concretó por iniciativa de la productora Black Line Productions.

Parecía mentira que nos visitara un grupo tan icónico pero impresionaba más que un miércoles por la tarde, más de 15.000 personas interrumpieran su rutina para escuchar a Slipknot y otras tres bandas (Carnifex, Stratovarius y Sodom).

El frío aire de diciembre no tuvo piedad con los asistentes pero eso no mermó el espíritu de fiesta durante las 6 horas de concierto.

La ley del ‘moshpit’

Antes de que Slipknot saltara al escenario, varios técnicos lo taparon para que no se vieran sus movimientos.

Slipknot es conocida como banda por hacer espectáculos intensos y con mucho énfasis en lo visual, por lo que tapar la tarima durante la preparación se entendió como una forma de evitar los spoilers.

Un telón se elevó más y de pronto el público pudo ver el logo de Slipknot en grande, eso mientras sonaba una canción de AC/DC. El tema fue interrumpido nada menos que por 555, tema en el que suenan gritos desesperados y que dio paso a la famosa People = Shit.

Los empujones empezaron, pero la gente también se quedaba viendo hacia el escenario a los miembros del grupo incrédulos de lo que pasaba. ¡Slipknot estaba en Costa Rica! Era inevitable no sorprenderse.

Las máscaras que usa cada integrante de Slipknot, dicen, son una forma de dejar de ser ellos mismos y entregarlo todo y varios fanáticos hicieron lo mismo llevando sus propias versiones. En total fueron nueve músicos que se movieron y saltaron casi tanto como su público.

Aunque es desordenado por naturaleza el moshpit tiene sus reglas: no se golpea por la espalda, se debe respetar la zona de los que no quieren golpes y siempre siempre se junta a quienes caen; todo es parte de la hermandad del metal.

Cuando sonó (sic) el pit volvió a encenderse y se vio a Clown, fundador del grupo, correr por el escenario para motivar a la gente a saltar y moverse más.

Luego vino Get This y cuando el tema terminó, las luces se apagaron y la gente empezó a corear “¡Oe oe oe, Slipknot!”.

Con la energía del público al tope, Corey salió y dijo en español "¡Muchas gracias mi familia! Buenas noches Costa Rica, ¿están bien?", y luego se echó una carcajada macabra, sabiendo que durante 15 minutos había puesto a todo el mundo a sudar.

El público se animó más y cuando empezó a sonar la introducción de Unsainted, se empezó a armar de nuevo el moshpit. Este sencillo del último disco, We Are Not Your Kind, fue cantado entero por el público, incluso por los que daban vueltas en la rueda evitando y propinando empujones.

Durante el coro, en medio del pit alguien sacó una bengala que tiraba humo morado, inundado el lugar con olor a pólvora. Otros tiraron su cerveza al aire y otros condones inflados que flotaban encima de la gente, todo se sentía como una verdadera fiesta.

La celebración continuó con Before I Forget, uno de los temas clásicos del grupo que el público cantó entero. Luego vinieron Solway Firth y Psychosocial, otro tema infaltable en un concierto de Slipknot. Finalmente, los ticos pudimos cantar a una sola voz la frase “and the rain will kill us all” que habíamos escuchado tantas veces en un disco. Desde el moshpit se reportaban gritos de euforia y lágrimas por el espectáculo que estábamos viviendo.

Potente

La puesta en escena de Slipknot contaba con varios niveles dentro del escenario y la mayoría de estos espacios tenía pantallas led en la percusión, en la mesa de Sid el DJ del grupo y una gran pantalla detrás de la banda. No hubo llamaradas de fuego del escenario, pero no hizo falta en tanto el público se mantuvo en caliente solo a punta de música.

La banda interpretó The Devil in I y Prosthetics, que definitivamente pusieron a moverse a la gente, pero el siguiente moshpit enorme que se armó fue cuando sonaron los primeros acordes de Vermilion, ese fue el llamado a la guerra de todos.

De nuevo el cantante Corey Taylor demostraba que lo suyo son tanto los gritos guturales como la voz en limpio bien afinada y bien acompañada por miles de personas.

“Vamos a celebrar los 20 años de nuestro primer disco, ¿quién lo tiene?”, preguntó Taylor mientras cientos de personas alzaban su mano. “A ver si se saben esta”, dijo mientras la banda iniciaba con Wait and Bleed.

Otro momento memorable fue cuando en Sulfur, el nuevo miembro del grupo Tortilla Man (cuya identidad real no ha sido revelada) sacó un bate de béisbol y empezó a pegarle con todo a un sifón de cerveza vacío dispuesto en el escenario justamente para eso.

Al finalizar la canción las pantallas led que cubrían la percusión se llenaron de imágenes de gusanos y el cantante dio unas palabras de despedida.

"Gracias por hacer de esta noche una que nunca olvidaremos, de veras”, agradeció Taylor. Y continuó: “Vivimos en tiempos raros, una época en el que la gente siempre encontrará motivos para odiarte, pero aquí es cuando la música nos une y unidos tendremos más fuerza”, afirmó.

Luego el cantante gritó “All Out Life”, el nombre de su siguiente canción. Tortilla Man y Clown tocando redoblante como de guerra y el pit se puso tenso, se venía algo fuerte. Era impresionante ver como cientos de personas seguían con energías par saltar, empujarse y cantar, todo al mismo tiempo

El fin del concierto se acercaba y toda la banda salió del escenario. El público cantó una vez más “¡Oe oe oe, Slipknot!” para llamar a la banda de vuelta y la banda respondió cantando dos temas más, entre ellos Spit It Out.

Para esta canción usualmente Corey Taylor le pide al público que se agache y hace una pausa hasta que cada uno de los presentes siga sus instrucciones. “¿Están listos para saltar?”, preguntó, y la gente le respondió con gritos. “Cuando yo cante, van a saltar”, dijo mientras las guitarras iban augurando otro momento brutal. Finalmente, el salto colectivo se transformó en una ola de empujones y más saltos, para dar un cierre con broche de oro.

La última canción fue Surfacing, que dio pie al último pit de la noche. Se sintió como si hubiera sido un concierto corto, pero en realidad Slipknot le dio dos horas de concierto a su gente. La experiencia entre el moshpit probó ser la mejor forma de vivir Slipknot, una de las bandas más enérgicas que haya pasado por una tarima tica.