Sinfónica se enfrenta a desafiante concierto de la mano de un Hoffman

Linaje musical Toby Hoffman, hijo del maestro Irwin Hoffman, dirigirá a la Sinfónica en su VIII concierto de la temporada oficial

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Esta semana tomará la batuta de la Orquesta Sinfónica Nacional Toby Hoffman, hijo del reconocido director emérito de la agrupación, Irwin Hoffman, durante el VIII concierto de la temporada oficial, que será el viernes y se repetirá el domingo en el Teatro Nacional.

Él no es nuevo para la orquesta costarricense. En 1998, el grupo conoció otra de las facetas de Toby: la de solista, cuando él vino a tocar el Concierto para viola y orquesta, del inglés William Walton (1902-1983), y fue alabado por la crítica.

En esta ocasión, la tarea no será sencilla. Tendrá que conducir al colectivo por tres desafiantes composiciones, entre ellas la Rapsodia Española , de Maurice Ravel, y Petrouchka, de Igor Stravinsky.

Asimismo, se unirá a en este viaje el suizo Michael Thalmann, quien interpretará con la orquesta el Concierto para piano N.° 5 de Ludwig van Beethoven.

“Es un programa maravilloso, todas son obras maestras del repertorio universal, grandes piezas del siglo XX, muy desafiantes. Es un reto montarlas en tan poco tiempo”, aseguró.

A criterio del director las composiciones que se tocarán son particularmente difíciles. Comentó que uno de los principales retos será la ejecución de la obra de Beethoven, pues en la orquesta debe “acompañar al solista, pero no diluirse en ella”.

“Espero que sea un buen concierto, se está desarrollando rápidamente. Quiero que la gente se deje envolver por la música”, agregó.

En la sangre. El violista y violinista estadounidense supo desde muy joven que, en algún momento de su vida, seguiría los pasos de su padre, quien fue director titular de la Orquesta Sinfónica Nacional entre 1987 y el 2001.

“Viendo a mi padre, sabía que ser director era algo serio, así que quise esperar a que llegara el momento indicado para mí. Por otro lado, como violista solista, el repertorio es limitado; aún en el caso de la música de cámara, siempre se tocaban las mismas piezas, mientras que como director el repertorio era mucho más amplio”, afirmó el artista, quien dejó la viola por siete años para estudiar dirección orquestal en Finlandia.

Y agregó: “La sensación de ser solista y ser director son diferentes, porque yo no estoy tocando un instrumento directamente con mis manos. El sentimiento de dirigir una orquesta es como si ella fuera un gran instrumento y pudiera tocar música con toda ella”, aseguró.