A Ricardo Gallén, el Festival Internacional de Guitarra de Costa Rica lleva años esperándole. Y fue esta décimo sétima edición que logró capturar al español de 38 años, quien dará hoy el concierto de apertura del encuentro, que se extenderá hasta el 3 de octubre en el Teatro Nacional.
Gallén, quien ha girado por una gran cantidad de países –desde su natal España hasta Egipto y Jordania–, es el invitado de lujo del festival, que reúne a exponentes de ocho países: Costa Rica, España, Cuba, Argentina, Francia, Estados Unidos, México y Ecuador.
El español ha realizado grabaciones para la radio y la televisión de España, Finlandia, Bélgica, Rumania, Alemania, Cuba, México, Corea del Sur, Hungría y Bulgaria. También, ha estrenado numerosas obras de compositores, entre ellas se destaca el
¿Premios? La lista es grande como una catedral. Empezó a cosecharlos en 1999 –en el III Concurso Internacional de Guitarra de Cantabria– y siguió así hasta el 2002, cuando en Cuba obtuvo siete premios especiales por su desempeño.
A pesar de su historia, extensa por cierto, Gallén habla con modestia y timidez.
De hecho que sí. Hablar en público me resulta mucho más “problemático” que tomar una guitarra.
Sí, para mí sí. Me es más fácil tocar que hablar en público.
En general, me gustan las tres por igual y casi podría decir que me gusta más hacer música de cámara y con orquestas, que estar de solista; tiene menos desgaste mental.
Sí, exacto. Cuando estás de solista tienes que cuidar muchísimo más los detalles.
Sí porque acabo de grabar Bach en Canadá y me gusta mucho; me siento cómodo. Sin embargo, he hecho una ligera modificación y he introducido algo de música española, latinoamericana y también europea.
Es mi primer concierto en Centroamérica y eso me entusiasma. Me llena de orgullo tocar aquí.
Considero que es el vehículo para que uno comprenda mejor lo que hace. No lo mismo enseñar que solo hacer música en casa.
Es más que un maestro, es un hermano. Lo conocí cuando estaba en una situación difícil porque mi padre acababa de fallecer y él me rescató llevándome a tocar a Austria y Alemania.
A ser independiente. Cuando empecé a trabajar solo me di cuenta que había tenido muy buenos maestros en mi vida.