¿Prohibido bailar
Así que, Ligia Torijano, que no tiene un pelo de lerda ni de perezosa, comenzó en punto, a las 4 p. m., el taller de
Escoltada por un buen número de estudiantes del Colegio Técnico Profesional de Siquirres, enseñaba las tres partes fundamentales del
Aquella era una lección para la que se ocupaba todo el cuerpo, porque Torijano bailaba con paciencia franciscana e iba desmenuzando la técnica de cada paso.
“Talón, talón, ¡atrás! Talón, talón, ¡atrás!”, iba dictando y con ella iba moviéndose la escolta celeste-azul, porque sus improvisados alumnos llevaban puestos aún sus uniformes de colegio.
“Vine por distracción y para pasar un bonito rato”, dijo Marvin Fonseca, uno de esos estudiantes. Entre paso y paso, soltaba con frecuencia una carcajada.
Jeannette Portilla fue una digna representante de los adultos. A sus 47 años, esta vecina del barrio Las Palmas se dejó caer en taller con deliciosa alevosía. Sus hijos le contaron que el Festival de las Artes tendría el taller y ella estuvo en punto para la clase.
Terminó la clase de